Las damas del Hôtel de Ville

A Esther por su cumpleaños. Una de las mujeres más fuertes y admirables que conozco.

Ya os conté aquí que en la fachada sur del Hôtel de Ville están concentradas las estatuas de algunas ilustres damas parisinas y que, ahora que están abiertos los jardines, podemos verlas. Casualmente, en ese lado del edificio, es donde se encuentra el despacho de otra mujer, la más importante del Ayuntamiento, su Alcaldesa, la española Anne Hidalgo. Como se ve, éste es el lado más femenino de la casa consistorial. ¿Quiénes fueron estas seis damas para compartir el honor de aparecer en la fachada del Hôtel de Ville? ¿Qué aportaron al mundo para ser reconocidas con tan grande homenaje? ¿Cómo fueron capaces de destacar en un mundo de hombres? Veamos quiénes fueron.

 Mme. Roland

Mme. Roland (1754-1793): escritora, periodista, política y revolucionaria. Desde muy joven escribió artículos políticos en prensa lo que le hizo moverse en círculos revolucionarios. Se unió al Partido Girondino y fue la asistente de su marido cuando éste se convirtió en ministro del Interior. La pareja denunció públicamente los excesos del gobierno revolucionario y las críticas machistas no se hicieron esperar, incluso, la llamaban Coco Roland o Madame Coco (Coco es una manera fina de decir prostituta). Su marido dimitió y después de la prohibición de los Girondinos, fue detenida y, meses más tarde, guillotinada. En prisión, escribio sus Memorias. A los dos días de su ejecución, su marido, que había conseguido fugarse, se suicidó. 

Mme. de Sevigné

Mme. de Sévigné (1626-1696): escritora de género epistolar. Su pertenencia a la nobleza le hizo frecuentar los salones literarios y a personajes importantes. Durante toda su vida mantuvo correspondencia con miembros de su familia, artistas, altos funcionarios y religiosos... Después de su muerte, sus descendientes publicaron sus cartas que tienen un gran valor histórico ya que en ellas se describen los hábitos y la mentalidad de la nobleza de la época, el absolutismo como sistema político y la religión. El Museo Carnavalet expone varios objetos que le pertenecieron.

George Sand

George Sand (nacida Aurore Dupin 1804-1876): escritora y periodista. Fue gran amiga de Victor Hugo, Chopin, Liszt, Balzac, Flaubert... Fundadora y colaboradora de varios periódicos de la época, escribió novelas, obras de teatro y textos autobiográficos en los que también contaba importantes aspectos de la vida de sus ilustres amigos. Por todo ello, está considerada una importante cronista de su época.

Mme. Lebrun

Mme. V. Lebrun (1755-1842): pintora y retratista. Fue pintora de la Corte de Luis XVI, especialmente, de la reina Mª Antonieta y sus hijos. También retrató a otras damas de la nobleza y fue propietaria de un taller en el Louvre. Tras la Revolución, se exilió en Rusia donde también pintó a importantes personajes. Regresó a Francia durante el Imperio.

 Mme. de Staël

Mme. de Staël (1766-1817): novelista y ensayista. Publicó tratados sobre las obras de Rousseau, sobre política y sobre la influencia de las instituciones sociales en la literatura. También escribió un ensayo sobre el proceso penal de la reina Maria Antonieta en el que analiza la situación social y jurídica de la mujer en la época. Apoyó la Revolución Francesa y tuvo que exiliarse en Alemania durante la época de Napoleón. En este periodo, conoció la literatura alemana y tradujo algunas obras de Schiller y Goethe. También viajó por Italia, Inglaterra, Rusia y Suecia. Fue una de las primeras personas en hablar de la necesidad de tener un "espíritu europeo" más allá de las naciones. Escribió un panfleto llamado Contra el Emperador. Volvió a Francia en 1.814 donde publicó una biografía de la poetisa Safo y varios ensayos sobre la Revolución y el Imperio, además de promover las ideas del Romanticismo entre los escritores contemporáneos.

 Mme. Geoffrin

Mme. Geoffrin (1699-1777): fue la impulsora de un salón de debate filosófico que se celebraba en su propia casa y en el que eran participantes asiduos Voltaire, Diderot D'Alembert y otros. También invitaba a su salón a políticos extranjeros, embajadores y miembros de las casas reales europeas. Dada su cómoda situación económica, actuó como mecenas de filósofos y escritores con menos recursos y fue también inversora de la primera Enciclopedia.