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lunes, 31 de diciembre de 2018

Mayo del 68 francés y V: llega la calma

Muy modestamente y con bastante retraso respecto a la fecha que yo misma me había fijado, he ido desgranando algunas de las claves del famoso pero desconocido mayo francés del 68: primero descubrimos que comenzó en Nanterre y en marzo, después vimos el efecto de las movilizaciones y huelgas obreras, continuamos con la situación política y con el papel de la mujer en esos acontecimientos y ahora toca hablar del final del proceso y las consecuencias del mismo.

El desconcierto en el país era total: a finales de mayo, de Gaulle había huido del Elíseo en helicóptero y se había presentado en Alemania en el cuartel general de las fuerzas francesas en Baden-Baden y reunido en secreto con el general Massu probablemente para estudiar una posible movilización. Mientras su país se hundía, él estaba desaparecido o, peor, reunido en secreto con militares. Envalentonado con la situación de indignación ciudadana, el poderoso sindicato CGT rechazó los pactos de Grenelle y convocó una manifestación para el 29 de mayo que marchó desde la plaza de la Bastilla hasta Saint Lazare. Aunque se desarrolló sin problemas y participaron en ella más de 800.000 personas, sí que se notaba una tensión en el ambiente.

Foto de las huelgas de Renault de Roger-Viollet y Janine Niepce, expuesta en el Palais Royal

En un inesperado vuelco de la historia, a las 16:30 del 30 de mayo, de Gaulle lanzó un mensaje a la nación por la radio en el que fue muy tajante: “No me retiraré” dijo dejando claro que seguiría en el poder al que había llegado 10 años atrás. Si bien el poder de de Gaulle se tambaleó y los líderes de la oposición de izquierda se declararon dispuestos a asumirlo, el jefe de Estado declaró públicamente su inmovilismo y su ánimo de continuar al mando del país. Frente a los innumerables bloqueos de centros educativos, el paro generalizado de trabajadores y los problemas de suministro, el caos y el rechazo al presidente parecían asegurados. Pero ese último día del mes de mayo, en coincidencia con su discurso, una marea humana recorrió la avenida de los Campos Elíseos de París. Cerca de medio millón de hombres, mujeres, ancianos y jóvenes vestidos con los colores de la bandera francesa marcharon en masa para mostrar su apoyo a de Gaulle que se presentó como el garante del orden conservador contra la revuelta estudiantil y los comunistas (sic).

Diferentes retratos del decimonónico de Gaulle realizadas por Gilles Caron

Nada menos que el consejo de ministros lideraba la marcha y todo el mundo pensaba que el movimiento estaba por terminar. El hartazgo ciudadano era comprensible: no había gasolina, los bancos no funcionaban, no había azúcar, ni harina, ni otro bienes de primera necesidad...para las personas mayores era casi como durante la ocupación alemana. Por eso ese 30 de mayo en que se despertaron los sectores más tradicionalistas de Francia supuso todo un hito ya que se movilizó la derecha francesa por primera vez desde los disturbios de 1934. Con gran astucia, el Presidente recuperó el vocabulario de la Guerra Fría y jugó con los miedos de los sectores más conservadores del país al denunciar al Partido Comunista como el mayor adversario político y llamar a la unidad nacional frente a la confrontación como la que había tenido lugar precisamente en los años 30. Como gran efecto sorpresa, convocó elecciones legislativas para un mes más tarde en las que su partido obtuvo una cómoda mayoría.

Fotografías de Gilles Caron de las manifestaciones

Neutralizada la crisis y restablecido el orden social y económico, el balance del mayo del 68 resultaba positivo. Con los acuerdos de Grenelle, los salarios aumentaron (más de un 35% en el caso del salario mínimo) y se garantizaron ciertos derechos para los trabajadores, entre otros, la jornada de 40 horas semanales sin pérdida de salario, el acceso a contratos indefinidos para los trabajadores extranjeros, quienes encadenaban contratos temporales sin límite, y ciertas facilidades para la negociación entre empresas y empleados. Por otro lado, se otorgó mayor autonomía y representación estudiantil a las acartonadas universidades. Y a nivel político, la victoria en las legislativas del partido de de Gaulle fue más forzar la prórroga que un triunfo en sí. Un año más tarde, en junio de 1969, el presidente convocó un referendo sobre la regionalización que perdió estrepitosamente lo que le forzó a dimitir. Charles de Gaulle se retiró al campo y falleció en 1970. El mayo francés, por tanto, también participó en el proceso de poner fin al gaullismo histórico.

Si bien la sociedad francesa continuaba siendo bastante conservadora, sí hubo avances significativos en materia social durante los años siguientes, por ejemplo, se concedió el derecho al voto a los mayores de 18 años en 1974 y se despenalizó el aborto en 1975. Paradójicamente, muchos franceses piensan en la actualidad que aquellas reformas están vinculadas a los eventos pero, tan sólo con las fechas, ya se ve que no fueron consecuencias directas de las revueltas sino del propio avance de la sociedad. Muchos han querido ver en las movilizaciones de los chalecos amarillos, la continuidad de aquella mecha contestataria del 68 pero nada más lejos: desde el principio, este movimiento, que nació conservador pero que tenía reivindicaciones legítimas, se vio secuestrado por la ultraderecha.

El Ayuntamiento de Nanterre organizó actos durante todo el año para conmemorar las revueltas estudiantiles que comenzaron en su campus universitario

Desde hace años tenía mucha curiosidad de conocer un poco más y mejor qué era aquello del mayo parisino del 68 en que Francia vivió una revolución social y resulta que ni es en mayo ni parisino ni hubo ninguna revolución. Como dije antes de empezar esta serie de artículos, los franceses consultados tampoco parecen tener una idea muy clara de lo que fue y cuando me comentan algo, resulta que no tiene mucho que ver con los hechos acaecidos en aquellos días. Me ha resultado muy interesante aprender tantas cosas y, aunque sólo sea por la satisfacción personal, me ha encantado escribir estas entradas y poder terminarlas antes de que acabe el 2018.


domingo, 9 de diciembre de 2018

Sin salir de casa

Ya hace tiempo que no escribo y no es sino por falta de ganas sino por falta de tiempo. La verdad es que tengo muchísimo trabajo y algunos días salgo tarde de la oficina. Mi vida social está aparcada por exceso de trabajo de mi parte y de la de mis amigos. Además, no para de llover con las incomodidades que eso conlleva, el transporte público sigue dando problemas y las últimas semanas se han añadido graves problemas de orden público provocados por las protestas de los gilets jaunes, los chalecos amarillos, así conocidos por vestirse los famosos chalecos reflectantes obligatorios en los vehículos. Como he dicho en multitud de ocasiones, lo que ocurre en París se extiende al resto del país pero, en esta ocasión, es al revés: las protestas han comenzado en el medio rural, se han extendido a las ciudades y, finalmente, han llegado a París de la forma más virulenta imaginable.

No me extenderé mucho en el tema porque reconozco que no soy ninguna experta. Si deseáis más información sobre el tema podéis encontrarla aquí. El punto de partida, en todo caso, fue el anuncio del Gobierno de subir el impuesto a los carburantes. Poco importó que también se anunciara la creación de un cheque combustible para los profesionales obligados a utilizar vehículos privados como transportistas, profesionales sanitarios de zonas rurales y que prestan servicios a domicilio y todo tipo de pequeños empresarios y profesionales liberales. Se toma como referencia la fecha del 17 de noviembre en que empezaron las primeras manifestaciones en diferentes puntos del país incluyendo bloqueos de carreteras, asaltos a peajes y actos vandálicos diversos. Para el 1 de diciembre, las protestas habían llegado a París, algunos de cuyos lugares más emblemáticos se han convertido en un campo de batalla. Particularmente, la famosa avenida de los Campos Elíseos y el distrito 16 que han sido vandalizados de todas las manera posibles: tiendas y bares arrasados, calles cortadas, patrimonio cultural (el propio Arco del Triunfo) vandalizado...

No me extenderé demasiado en quiénes son, qué piden y hasta cuándo van a continuar sus protestas. En un principio, se trataba de profesionales que dependen del vehículo privado para el desempeño de su trabajo pero, como siempre que hay jaleo, se han unido a ellos todo tipo de indeseables. De hecho, un 42% de los gilets jaunes se declara simpatizante del Frente Nacional y entre los manifestantes se han podido ver todo tipo de emblemas de la extrema derecha como se ha remarcado en varios artículos de prensa y reportajes de televisión. Al final, ha habido más de 1.400 detenidos, incalculables daños materiales causados a empresas, negocios y material urbano y un aplazamiento de la puesta en marcha de este impuesto de 6 meses. Como consecuencia, importantes instituciones se han visto obligadas a cerrar al público algunos días concretos, como el Museo del Louvre o la Ópera de París, el transporte público también ha tenido que dejar de prestar servicio en algunos lugares y muchos negocios y centros comerciales se han visto obligados a echar la persiana hasta que escamparan las protestas. Las protestas, en cambio, continúan y no parece que vayan a parar de momento. Os dejo con imágenes de cómo se han protegido las tiendas y empresas de los Campos Elíseos.




sábado, 1 de septiembre de 2018

Mayo del 68 francés IV: el silencio forzado de las mujeres

Uno de los motivos por los que me interesé por el tema del mayo del 68 es porque no entendía nada y, para mi sorpresa, los franceses tampoco. No sabía lo que era el fenómeno en sí ni sus causas ni las consecuencias del mismo. Pero cuando preguntaba a franceses, aún sabían menos que yo.

Como la Historia es la memoria que los pueblos guardan de su pasado, lo importante no es lo que ha ocurrido sino lo que la gente cree que ha ocurrido. Y en el caso concreto del mayo francés, el 79% de los jóvenes actuales piensan que es una herencia positiva ya que las manifestaciones permitieron progresos para la sociedad. Uno de los más destacados, según ellos, es la liberación de la mujer, la relajación de las costumbres y la revolución sexual. Que dos hechos ocurran a la vez, no significa que uno sea consecuencia del otro, ni siquiera que estén relacionados entre sí. Parece como si se confundieran un montón de situaciones en una especie de nube de la memoria. Toda esta evolución social referida a las costumbres sociales está ligada a la evolución moral de la sociedad y la aparición y popularización de los métodos anticonceptivos, sobre todo, la píldora. La ley Neuwirth de legalización de la anticoncepción es de 1967 y la evolución de la situación jurídica de la mujer se fue produciendo poco a poco, por ejemplo, la posibilidad de abrir cuenta bancaria por una mujer sin necesitar el permiso de su marido data de 1965.

Engañoso cartel de la exposición del Ayuntamiento de París sobre el mayo del 68

Desde la conservadora España, la situación de las mujeres extranjeras parecía muy avanzada pero, ahora que han pasado varias décadas, vemos que no lo era tanto: la emancipación de la mujer (el reconocimiento de su capacidad jurídica plena) llegó a Francia en los primeros 80, es decir, más tarde que en España. Por no hablar de la mentalidad machista de los franceses y, peor, de las francesas. Ya llevo cuatro años viviendo aquí y puedo asegurar que los franceses son muchísimo más machistas que los españoles y, encima, tienen la poca decencia de culpar a los demás: cuando saco el tema siempre me responden que si los musulmanes, que si los extranjeros... los franceses de souche siempre encuentran una excusa con tal de no reconocer lo atrasado que está su país en tema de derechos de la mujer y la mentalidad tan retrógrada que tienen en este sentido.

Una mujer gritando en una manifestación

A nivel político es parecido. Ningún partido se ha declarado nunca abiertamente feminista, ni siquiera los de izquierdas: hasta hace 10 años, sólo un 20% de los diputados eran mujeres. En otros aspectos de la vida el resultado es similar: apenas hay profesoras universitarias de más de 50 años, ni en puestos directivos en las empresas y, en el ámbito laboral, son legión las mujeres que tienen jornada reducida, lo que lastra sus aspiraciones profesionales.

El mayo del 68 no fue una excepción: mujeres que estuvieron implicadas en las protestas contaban que los obreros estaban en el techo de la fábrica y ellas fuera intentando entrar y que la propia CGT se lo impedía con golpes y empujones. El movimiento estudiantil tampoco escapaba a esta discriminación: hablaban los hombres y no las mujeres y en los iconos del movimiento lo único que se ve de las mujeres son aquellas que aparecen con el torso desnudo. Pero no hay mal que por bien no venga: todas estas reivindicaciones dieron fuerza al incipiente movimiento feminista francés que empezó a organizarse al modo de las asambleas revolucionarias.

miércoles, 29 de agosto de 2018

Mayo del 68 francés III: la esclerosis política

Si en mayo del 68 el descontento cundía entre los estudiantes y los trabajadores, también la política estaba en el punto de mira de los ciudadanos. El deterioro vital y político de de Gaulle coincidía con el de la Francia institucional. Años atrás, de Gaulle consiguió instalarse sine die en el poder gracias a los poderes plenipotenciarios que la Asamblea Nacional le otorgó para redactar una nueva Constitución y, por tanto, establecer un nuevo sistema político a su medida, la Vª República.

Estatua del antiguo jefe de Estado vestido con su ropa favorita: el uniforme de general de brigada, el cargo que nunca ejerció

Todas estas circunstancias, calificadas años más tarde como golpe de Estado por François Mitterrand, acabaron con el sistema parlamentario existente, el tradicional en Europa, y crearon un marco legal más parecido al de una dictadura que al de una democracia. El Presidente tiene absoluto control sobre el Parlamento, tanto en la convocatoria de elecciones como en la disolución del mismo, y sobre el Gobierno, al que nombra y destituye a su antojo. Además, el Presidente tiene verdadero poder de decisión en las relaciones diplomáticas, en defensa y seguridad y en todo aquello que se proponga dado que el Parlamento no fiscaliza su gestión sino la del Gobierno. También se definía al Presidente como no responsable de los actos de su labor presidencial, como un presidente de una república parlamentaria o un monarca acartonado, cuando sí tiene capacidad de decisión y muy amplia. Por si no fuera suficiente, el mandato presidencial duraba siete años con un límite de dos elecciones y no se establecía ningún sistema de revocación o destitución del Pesidente, salvo por alta traición o pérdida de las facultades mentales. El primer defecto fue subsanado en la época de Chirac en un ley impulsada por su archienemigo Giscard d'Estaign. La segunda, más recientemente, en la época de Hollande. Con razón decía José Luis de Vilallonga que los franceses elegían un monarca absoluto cada siete años. De hecho, los presidentes son como los emperadores de Japón: las etapas de la Historia reciente de Francia se conocen por sus nombres.

Pero volvamos al 68, la desastrosa política económica de sus gobiernos, sobre todo la decisión de convertir las reservas francesas de dólares en oro, que provocó un crisis financiera mundial, unido al incremento del desempleo y una importante devaluación salarial causaron un gran descontento social. Como vimos en el anterior articulo, las movilizaciones y huelgas paralizaron aún más la economía y produjeron un caos nunca visto en un período de paz. El suministro de bienes de primera necesidad se realizaba controlado por los sindicatos en una especie de administración comunitaria paralela: Mitterrand decía que el Estado había desaparecido y así era. Paradójicamente, el autoritario general hizo una completa dejación de sus funciones al no garantizar a los ciudadanos el acceso a bienes y servicios de primera necesidad.

El discurso por radio desde Londres: junto con el de Juan Carlos I el 23-F, el discurso que más réditos políticos ha otorgado a su emisor

Mientras su primer ministro Georges Pompidou negociaba con los sindicatos que lograron, con los Acuerdos de Grenelle, significativos avances para los obreros, de Gaulle no cede nada del lado político. Y aquí se produjo su gran error, como decíamos al principio, muestra de su propio declive personal: un anciano presidente que se encontró con una situación que no supo gestionar. El decimonónico Charles de Gaulle no hizo absolutamente nada en los primeros estadios de la crisis, lo fue dejando y la situación fue degenerando y, cuando por fin reaccionó, se enrocó en una posición autoritaria e inmovilista. El Jefe de Estado, en su conservadurismo extremo, no estaba dispuesto a hacer ni una sola concesión. Fuera por falta de reflejos, por su carácter marcial o por simple dejadez, no es que la situación le pillara en fuera de juego, es que no sabía ni que se estaba jugando un partido. No se puede dirigir un país como si fuera un cuartel y, cuando hay un problema se pueden plantear soluciones de izquierdas, de derechas, de centro, híbridas... pero no se puede dejar pasar las cosas y actuar como en la Edad Media; que le pregunten a Luis XVI o a Mariano Rajoy.

Reconozco a pecho descubierto, que mi opinión sobre de Gaulle no puede ser más negativa. Aunque hay gente que lo adora y muchos derechistas franceses lo consideran su personaje de referencia, su cambiante actuación durante la Segunda Guerra Mundial, su oportunismo en la Liberación de París, sus intrigas en la postguerra y su golpe de Estado al sistema democrático para crearse uno a su medida, me provocan un rechazo absoluto. De Gaulle supone la instalación de un poder personalista, paternalista y marcial que no existía en Francia antes de él. En el 68 y después de toda una vida en el poder y en sus aledaños, ya se ha convertido en una figura autoritaria y obsoleta para la mayor parte de la población que pensaba que con 10 años de gobierno ya bastaba. Y encima ante una crisis grave, no fue capaz de reaccionar.

Las famosas declaraciones de de Gaulle tras la liberación de París: durante años ocultó que los primeros en entrar fueron los republicanos españoles. Fuera por estrategia patriótica o por su admiración por Franco, se encargó personalmente de tapar la realidad.

Por supuesto, no todo eran detractores: sus fieles organizaron una manifestación de apoyo el 30 de mayo de 1968 en la que participaron sus ministros y muchos alcaldes, siendo la primera manifestación de derechas en Francia desde 1934. "No me retiraré. Tengo un mandato del pueblo y cumpliré con ello", declaró solemne. En efecto, había ganado las elecciones generales por sufragio universal tres años antes pero después de haber pasado seis años como Jefe de Estado elegido por un colegio electoral de 80.000 cargos públicos. Frente a la presión social y política, de Gaulle disolvió la Asamblea Nacional y convocó para finales de junio una elecciones legislativas que ganó su partido. Muchos franceses estaban ya hartos del desorden en el país y el propio de Gaulle dijo que había ganado el partido de los temerosos. Se puede entender de esta manera pero también hay que tener en cuenta que la izquierda en ese momento, y casi siempre en Francia, estaba muy dividida. Aquella apuesta le salió bien pero, unos meses más tarde, se pasó de listo convocando un referéndum para ampliar las competencias de las regiones pero lo perdió. Tras este fracaso, dimitió y abandonó la política. En noviembre de 1970 falleció en su residencia familiar. 

domingo, 26 de agosto de 2018

Unión de los Artistas Modernos: lo práctico hecho arte

Como buen centro multidisciplinar del arte moderno, el Pompidou ha dedicado una interesante exposición a la Unión de Artistas Modernos, un grupo de creadores del siglo XX de todas las disciplinas y sectores de actividad, que proponían una forma práctica de entender el Arte y una forma estética de entender la vida cotidiana. El importante desarrollo de la tecnología, el diseño industrial y las artes aplicadas se debió en gran medida a algunos de los nombres que aparecen en la muestra: Le Corbusier, Eileen Gray, René Herbst, Pierre Chareau y muchos otros más nos hicieron ver que la producción industrial no está reñida con la belleza ni ésta con la utilidad. Más de 50 años de arte transversal, ingeniería artística y diseño práctico que se pueden resumir en una frase de André Hermant: "son útiles y bellas las formas que manifiestan el acuerdo entre las exigencias de la materia y las aspiraciones del espíritu". Esta exposición termina mañana.

El paso a nivel de Fernand Léger
Coche de carreras Rolland-Pilain, ganador del Gran Premio de España
Retrato de Mme. Heim de Robert Delaunay
Encuadernaciones de Rose Adler
Cerámicas de diferentes artistas
Proyecto de construcción para la empresa Saint Gobain

jueves, 9 de agosto de 2018

Brexit: tout le monde en parle

Todo el mundo habla de él pero nadie sabe muy bien de qué se trata ni qué consecuencias puede tener. Por el momento, están llegando unas informaciones y análisis de lo más pesimistas pero, estudiando un poco la situación, parecen acertados. Cualquiera diría que los británicos se están preparando para una guerra con acumulación de medicamentos, alimentos y otros bienes de primera necesidad pero dejar de pertenecer a un espacio de libre de comercio de la noche a la mañana tiene sus consecuencias, de lo más pequeño a lo más grande.

Uno de los efectos más enormes, todo un tsunami económico, es la mudanza de los bancos de la City a otros lugares de Europa. No es que se marchen definitivamente de Londres, sino que algunos de sus centros de trabajo tendrán que asentarse en territorio europeo. Esta semana ha salido anunciado que HSBC, uno de los bancos más grandes del mundo, traslada su centro de compensación a París y Deutsche Bank se traslada a Frankfurt, su casa madre, entre titulares catastrofistas.

La Défense: centro de negocios de París

El gobierno francés no ha perdido el tiempo en lanzar un capote a las entidades financieras interesadas en mudarse a Francia y ha anunciado un plan de incentivos para hacer de París la opción más interesante. Ya hablé aquí de las medidas políticas y económicas de este gobierno y es de sobras conocido el compromiso europeo del presidente Macron. Con esta medida, Francia da un paso más para convertirse en la locomotora financiera de Europa, ahora que los bancos alemanes andan de capa caída por su excesiva exposición a la burbuja inmobiliaria que asoló el sur de Europa. En todo caso, las perspectivas que maneja el ejecutivo francés son bastante optimistas y no es para menos ya que, no sólo muchos bancos han anunciado la mudanza de algunos de sus servicios, sino que la propia Autoridad Bancaria Europea (EBA) se va a trasladar a París.

Explanada de la Défense

Mucho hablar del Brexit y de la comentada salida de los bancos, pero ¿de qué se trata? ¿qué invento es esto? Pues esto es algo muy sencillo: desde que era pequeña he oído decir que Europa era como un club cuyos miembros tenían incontables ventajas. Con la moneda única, el €uro, esas ventajas se multiplicaron (a pesar de lo mal gestionado que estuvo el proceso de integración monetaria) ya que los países miembros pueden comerciar sin perder dinero con el cambio de divisa. Como además Europa sigue siendo una zona económica muy pujante, el €uro se ha convertido en una de las monedas más usadas en las transacciones internacionales y de las más estables, aún en periodos de guerra de divisas como el que se vivió a finales de 2017, con Japón, China y Estados Unidos compitiendo por ver quién devaluaba más su moneda.

La Defensa de París. ¡Qué mejor defensa que dejar que tu rival se autodestruya!

Pues bien, a pesar de que el Reino Unido nunca entró en la moneda única, formar parte del club europeo, así como una fiscalidad favorable a las transacciones internacionales y el uso masivo del inglés como lengua comercial internacional, lo convirtió en la sede mundial de las transacciones comerciales y financieras en €uros, estatus que ahora va a perder puesto que ya no va a formar parte de la Unión. Los centros de compensación en €uros deben estar dentro del territorio europeo y así será. Dependiendo del resultado de las actuales negociaciones del Brexit, los bancos del Reino Unido pueden perder el acceso directo a los sistemas de compensación de €uros de alto valor (Target2 y EBA €uro1) con el consiguiente perjuicio para sus clientes. Con el fin de minimizar el impacto de dicha pérdida, los bancos de la City han decidido trasladar sus centros de banca corresponsal €uro a alguna de sus sucursales en el continente. Y ya vemos que el proceso ha empezado: por el momento, se trata de migrar determinados servicios financieros de Londres a otros lugares pero, una vez completado el proceso, éstos serán el centro gestor de los mismos. Parece muy sencillo, pero no lo es. Aparte de que puede llevar meses, supone una inversión millonaria para los bancos cuyos gastos, además, no pueden repercutir directamente en los clientes.

Tras el ocaso británico, sale el sol en la Défense

En este mundo globalizado, todos los bancos del mundo ofrecen cuentas y otros servicios financieros en diferentes divisas, siendo el €uro una de las más utilizadas, como decíamos antes. Todas esas cuentas están gestionadas por diferentes departamentos (ventas, medios de pago, finanzas, liquidez, tesorería...) que ahora se van a trasladar de Londres a esas otras ciudades, siendo París la mejor situada hasta el momento. Eso significa que las grandes empresas mundiales, que tienen negocios en todo el mundo, seguirán manteniendo las mismas cuentas y servicios pero la gestión de los mismos se hará desde París y no desde Londres como hasta ahora. Si ya cuando los británicos decidieron votar por salir de la Unión Europea, muchos nos dimos cuenta de que habían hecho un pan como unas tortas, las negociaciones para la salida se están convirtiendo en una historia digna de argumento para una peli de los hermanos Marx.

Según la prensa, los bitánicos se arrepienten de su decisión

Buena parte de los conservadores quieren salir de Europa pero no se ponen de acuerdo en cómo. Una parte desea el llamado Brexit duro, es decir, romper relaciones comerciales con la Unión Europea como si estas últimas décadas nunca hubieran existido. Otros, entre los que parece encontrarse la primera ministra Theresa May, quieren un salida más suave, manteniendo bastantes acuerdos para evitar un posible aislamiento comercial y la parálisis económica de su país. Después de muchos meses de negociaciones, propuestas y debates, el gobierno británico aprobó en julio un plan para presentar a la Unión Europea. En menos de 24 horas, el ministro encargado del Brexit presentó su dimisión por estar en contra del mismo y, poco después, también dimitió el ministro de Asuntos Exteriores, un multimillonario fantoche representante del ala más ultra de los conservadores.

Mi amiga galesa y yo seguiremos celebrando nuestros Savoury Tea a pesar del Brexit

Ante esta crisis de gobierno y el escaso apoyo a la propuesta, May anunció que ella misma en persona se encargaría de las negociaciones. Aunque es un paso muy valiente, debemos aclarar que hay mar de fondo. Me explico: el sector más eurófobo del Partido Conservador está moviendo fichas para promover una moción de censura contra ella con lo que, si triunfara, May pasaría a engrosar la lista de primeros ministros británicos revocados por sus propios partidos como Margaret Tatcher o Tony Blair. En caso de que se diera esta opción, el gobierno resultante de dicha moción sería mucho más intransigente y aislacionista. Para que no se produzca esta realidad y el Brexit avance (la fecha de salida de la Unión es en marzo de 2019, o sea, ya mismo), Theresa May ha tenido que tender puentes con varios líderes europeos, incluido Macron. Además, no hay que olvidar que, para desgracia de todos, la extrema derecha está gobernando en muchos países europeos lo que facilitaría la firma de acuerdos entre esos países y Reino Unido al margen de Europa. Lo que está claro es que el proceso no tiene vuelta atrás puesto que el partido en el gobierno está decidido a llevarlo a cabo. Además, si a las instituciones financieras les ha disgustado el Brexit, mucho más lo hace la incertidumbre de no saber qué va a pasar. Veremos en qué queda todo pero la mudanza de los bancos es imparable y esto puede ser un dominó que haga caer muchas más piezas de la economía británica. 

El té está aquí

domingo, 1 de julio de 2018

Mayo del 68 francés II: el 1 de mayo y la huelga en la que se pararon hasta los relojes

Si ya vimos aquí que el mayo del 68 parisino no fue en origen ni parisino ni de mayo, sí teníamos bastante claro que la chispa que incendió Francia prendió entre los estudiantes universitarios. Sin embargo, los acontecimientos se desbordaron y el descontento social y político estalló afectando a todos los órdenes de la sociedad.

A finales de los años 60, empezaron a notarse los primeros efectos de una incipiente recesión económica como la pérdida de poder adquisitivo y el aumento del desempleo (más de 500.000 personas en enero de 1968). La firma del Tratado de Roma, que debía entrar en vigor en julio de 1968, con la consiguiente apertura de los mercados y la modernización de la economía, provocaron un fuerte rechazo entre amplios sectores de la sociedad. La bajada de salarios causó las primeras huelgas en los años 66 y 67 pero, como buena parte de ellas tuvieron lugar en las provincias más industriales del norte, no alcanzaron gran repercusión mediática en un país tan centralizado como Francia. Algunas reformas sociales fueron muy mal acogidas por los trabajadores y en los barrios y ciudades obreros empezó a gestarse el caldo de cultivo de las futuras revueltas. Uno de esos municipios, especialmente afectado por el paro juvenil, fue Nanterre, donde comenzaron las protestas estudiantiles.



Pero hubo un importante punto de inflexión.  El 1 de mayo del 68 tuvo lugar la primera manifestación del Día del Trabajador autorizada en la Vª República, convocada por el Partido Comunista Francés  y el sindicato CGT. Sin proponerlo, aquélla fue la primera de una serie de movilizaciones y paros laborales que sacudirían Francia durante todo el mes.

El desalojo de la Sorbona por parte de la policía y la violencia ejercida sobre los estudiantes en los siguientes días desataron una ola de apoyo social que se vio respaldada por los sindicatos después de la Noche de las Barricadas. El secretario general de la CGT declaró "esto no se puede tolerar" y convocó una huelga general para el día 13. Hubo un entendimiento espontáneo entre los estudiantes y los trabajadores pero cada colectivo se mantuvo en su lugar, sin interferir en el otro, de manera que los primeros ocupaban sus facultades y los segundos, sus fábricas. Los representantes de alumnos mantenían reuniones con los portavoces de los obreros y viceversa: se ponían al tanto de sus reivindicaciones, tomaban conciencia de la situación de los diferentes entornos y proponían soluciones políticas y sociales.



Los obreros de las fábricas eran gente que no se amilanaba fácilmente, no sólo porque sus trabajos fueran duros físicamente, sino también porque entre los de mediana edad había muchos que habían participado en la Resistencia a la ocupación nazi. Especialmente reseñable fue la guerrera actitud de los miles de empleados de la empresa Renault: primero, los trabajadores de la fábrica de Cléons en Normandía ocuparon su centro de trabajo y, a continuación, los empleados de Boulogne-Billancourt ocuparon su enorme sede de más de 98 hectáreas. La decisión fue tomada en ese mismo lugar el 16 de mayo por una asamblea de más de 25.000 trabajadores. La huelga duró 34 días en los que, además de protestar contra el Gobierno, se presionó para forzar la negociación de los salarios, la reducción de la jornada laboral (en ese momento de 48 horas semanales) y la jubilación a los 60 años. También se pretendía la equiparación de los trabajadores nacionales e inmigrantes ya que éstos recibían un trato diferente, encadenando contratos temporales más allá de la legalidad. También se sumó a la huelga el gran competidor de Renault, Citroën, cuyos obreros ocuparon la fábrica parisina del barrio de Javel. Hubo importantes huelgas en Sud Aviation, situada en Nantes, en los sectores del carbón, el transporte, el gas, la electricidad, los medios de comunicación, la administración pública...


Durante las siguientes semanas, hubo entre 7 y 10 millones de huelguistas en todo el país. El día 13 se paraliza Francia por completo y se producen en París dos marchas multitudinarias: una de trabajadores que se concentra en la place de la République y que alcanza Denfert Rochereau (más de un millón de asistentes) y otra de estudiantes que parte de la Gare de l'Est.



Muchas vías importantes del país fueron cortadas y los suministros sólo llegaban a algunas ciudades con autorización de los Comités de Huelga, con precios fijados por éstos y sólo a algunas tiendas autorizadas en una especie de poder paralelo al Estado. Semejante situación, que no se veía desde la Guerra, provocó que el Gobierno de Pompidou abriera unas negociaciones el 25 de mayo a tres bandas entre empresarios, sindicatos y Gobierno. Dos días después se llegó a los Acuerdos de Grenelle, que calmaron moderadamente el ambiente social pero no el político.

viernes, 29 de junio de 2018

Mayo del 68 francés I: 22 de marzo en Nanterre

Ni mayo ni París; los acontecimientos ocurridos en la primavera francesa del 68 empezaron en marzo y en Nanterre, capital del departamento Altos del Sena, concretamente en su universidad que, en ese momento, era una sede de la Sorbona de París. Como casi todos los hechos muy trascendentes, la primavera francesa empezó por un motivo bastante rutinario: unos estudiantes fueron detenidos por protestar contra la guerra de Vietnam (asunto que coleaba desde que en 1946 Francia y el Viet Mihn entraron en guerra). Como se puede ver nada de particular ya que arrestos de estudiantes por este motivo, y por otros, se daban en todos los países europeos y en Estados Unidos.

El paso siguiente fue que 142 compañeros de estudios de los jóvenes detenidos se amotinaron en un edificio del campus de Nanterre para protestar por este hecho. Esta primera movilización también incluyó protestas contra la propia universidad, demasiado rígida con sus estudiantes. En un documental de la televisión hablaron de la imposibilidad de los chicos de entrar en las residencias de las chicas y viceversa. Chicos y chicas sólo podían juntarse en clase, en los salones de actos y en la cantina. Tanta insistencia hubo en este punto que pareciera que hubiera estallado semejante conflicto por un calentón de unos chavales. Obviamente no fue así. Detrás había toda una retórica marxista de lucha de clases, el descontento vital de la generación del baby-boom, nacida después de la Segunda Guerra Mundial, y la sensación de que el mundo iba a ser el mismo que el que habían vivido sus padres y los dos grandes baños de sangre del siglo XX no habían servido para nada.

Como detalle, hay que decir que Nanterre y alrededores, de donde provenían los estudiantes de dicho campus, son ciudades limítrofes a París habitadas mayoritariamente por votantes de izquierda, una especie de cinturón rojo de la capital. Muchos de los alumnos matriculados en ese centro eran hijos de trabajadores y de pequeños comerciantes de los municipios de alrededor. Había entre ellos una gran indignación por el trato recibido por parte de la elitista universidad así como por la deteriorada calidad formativa. Es un hecho que, después de la Guerra, vio la luz la generación más numerosa de la historia de Francia y la primera en la que accedían a los estudios superiores chicos y chicas (la primera vez en la historia en que las mujeres llegaban masivamente a las facultades y no de forma anecdótica) procedentes de todos los estratos sociales. La acartonada y vetusta universidad no estaba preparada para acoger tantos estudiantes ni tan variados: la homogeneidad social y el elitismo habían desaparecido entre los jóvenes pero no en las instituciones. Además, los medios económicos y prácticos eran insuficientes para atender las demandas de tantos matriculados y la masificación dificultaba impartir una enseñanza de calidad.

Edificio de la Universidad de Nanterre

Todos estos elementos ya habían provocado protestas en años anteriores pero eclosionaron a partir de las detenciones del 22 de marzo. Tanto protestaron aquellos jóvenes que el rector se cansó y decidió cerrar la Universidad de Nanterre sine die. Ante semejante despropósito, los estudiantes de la sede central de la Sorbona comenzaron una huelga indefinida y una serie de manifestaciones que acabaron en enfrentamientos con la policía. En un próximo artículo, hablaré de las controvertidas movilizaciones obreras del 1 de mayo que calentaron el ambiente y al Gobierno de entonces. Dos días después, el 3 de mayo, la tensión social era ya insoportable y un grupo de 400 estudiantes decidió ocupar la Universidad de manera, en principio, pacífica. Un grupo de extrema derecha llamado Occidente decidió marchar sobre la Sorbona y, ante el peligro de confrontación, el rector pidió la intervención de las fuerzas del orden público quienes entraron en el emblemático edificio de la Sorbona para desalojarla en una acción sin precedentes.

Ni que decir tiene que ese acto de invasión de la policía fue violentamente contestado por los estudiantes en los días sucesivos con enfrentamientos con la policía, calles cortadas y diversos actos de protesta que culminaron la noche del 10 al 11 del mismo mes con la llamada noche de las barricadas en que hubo más de 1000 heridos entre manifestantes y policías. A diferencia de los alumnos de Nanterre, los estudiantes del centro de París eran de familias burguesas pero también se veían afectados por la masificación y el deterioro de la enseñanza superior. Las cargas de la policía no sentaron nada bien entre los movimientos sociales, como los sindicatos, que nada tenían que ver con los universitarios ni con sus demandas pero que también andaban muy descontentos con la actuación del gobierno. La CGT, el sindicato con mayor número de afiliados de Francia, hizo un llamamiento a unirse a las protestas estudiantiles y convocó una huelga general para el día 13, uno de los días claves para entender este fenómeno.

Universidad de Nanterre

miércoles, 27 de junio de 2018

Edouard Philippe: el hombre de moda

Llegó de una manera discreta a Matignon, ensombrecido por la sorpresa mayúscula que supuso la victoria de Macron en las elecciones presidenciales y de su recién creado partido en las legislativas. Apareció en escena criticado por todos, especialmente por su antiguo partido, Los Republicanos. Se le calificó como un político frío, gris y sin personalidad pero ahora supera en popularidad al Presidente (54% frente al 49%). Pero las circunstancias lo han convertido en el hombre del momento: la dura huelga de los ferroviarios, la crisis de Notre-Dame-des-Landes o el referéndum por la independencia de Nueva Caledonia.



El hartazgo de los usuarios por la larguísima huelga de SNCF, que consideran injusta, y la salida más o menos airosa al conflicto de NDDL, que llevaba décadas enquistado, le han hecho ganarse el respeto de los ciudadanos. Además su estilo comedido y moderado, sin dar grandes voces ni titulares demagógicos, es del agrado de muchos franceses quienes estaban cansados de los altisonantes comentarios y el autoritarismo de Manuel Valls y de los altercados entre los diputados del Partido Socialista que boicoteaban a su propio gobierno. Parece que Philippe ha decidido hacer de la discreción su seña de identidad, pero no una mesura surgida de la indolencia y del dejar pasar el tiempo al estilo rajoyano sino basada en el trabajo diario y silencioso. De hecho, es Macron el que acapara las críticas por sus salidas de tono y sus declaraciones extemporáneas, lo cual hace que aún se aprecie más la contención del primer ministro. Para que la falta de titulares no dé la impresión de que el gobierno no hace nada, en las últimas semanas, tanto el presidente del gobierno como sus ministros están apareciendo en los medios de comunicación de forma más frecuente.



Aún tomando decisiones importantes, algunas más acertadas que otras, la política es una fuente inagotable de conflictos. La crisis del barco de rescate marítimo Aquarius que ha reabierto la polémica sobre la nueva ley de inmigración, cerrada en falso hace unas semanas, junto con la reforma del impuesto de la solidaridad (el impuesto a los grandes patrimonios) y la reforma del código laboral siguen disgustando a amplias capas de la población, sobre todo, las más humildes. Si bien es cierto que el viento sopla a favor de este gobierno ya que la creación de empleo va en aumento y las inversiones en ecología, formación de adultos y programas sociales de inserción laboral pueden empezar a dar sus frutos a partir del año que viene. Como ya vimos aquí, las grandes inversiones deben servir para colocar a Francia en la cabeza de Europa a nivel económico y de empleabilidad. Esto es un ejemplo de hacer política de cara al futuro a medio plazo y por el bien del país y no de intereses partidistas o buscando los beneficios en una legislatura sólo para ser reelegido. Ciertamente, fue Macron el que inició este movimiento y esta nueva forma de hacer política que le ha superado y que puede llegar, incluso, a ensombrecerle.

martes, 26 de junio de 2018

Mayo del 68 : 50 años de las revueltas que hicieron temblar Francia

Al hilo de mi visita a la exposición que la Biblioteca Nacional ha organizado sobre mayo del 68, lamento muchísimo no haber tenido suficiente tiempo para preparar unos cuantos artículos sobre el tema en cuestión (sí, artículos, en plural). El paso del tiempo ha dejado estos acontecimientos envueltos en humo de manera que los propios franceses no saben muy bien cuáles fueron las causas, cómo se desarrollaron los acontecimientos ni qué consecuencias tuvieron. He preguntado a varios franceses de diferentes edades y distintos orígenes territoriales y sociales y nadie sabe explicarme muy bien qué pasó. Incluso la información que ofrecen los medios de comunicación me parece deslavazada y superficial. En estos próximos días, aunque sea un poco tarde, intentaremos desentrañar esta intrincada madeja de hechos y circunstancias para ver si podemos sacar algo en claro de unas revueltas que convulsionaron Francia. 

Cartel de la exposición Iconos de Mayo del 68

domingo, 22 de abril de 2018

El otoño tranquilo y la primavera convulsa

Una vez pasado el larguísimo período electoral, con las primarias de los partidos tradicionales y las elecciones presidenciales y legislativas a dos vueltas, el recién estrenado presidente formó un gobierno con representantes de diferentes trayectorias vitales e ideas políticas, una especie de gobierno transversal o de concentración. Recién estrenado el año legislativo a principios del otoño, el primer ministro anunció un ambicioso plan de inversión de 57.000 millones de €uros para relanzar la economía del país desde distintos frentes. Al estilo de lo que hizo Obama en 2009 y en una línea completamente opuesta a la del austericidio que han impuesto otros países, como España.

La prensa recoge el plan de inversión
Por el momento, una buena parte del presupuesto se lo lleva la educación lo cual siempre es positivo. Unos 15.000 millones estarían destinados para la formación profesional, sobre todo, de desempleados con baja cualificación y jóvenes que han abandonado los estudios prematuramente. Se calcula que en torno a dos millones de personas podrían beneficiarse de esta medida que pretende fomentar el empleo en los próximos cinco años. Asimismo, se financiarán nuevos cursos para la formación de profesores y maestros. Otro de los puntales educativos será la adaptación a la tecnología digital mediante la concertación con empresas e instituciones públicas para la formación de gestores de Big Data, programadores informáticos, administradores y desarrolladores de programas destinados a empresas, grafistas, creadores de contenido multimedia, expertos en cyberseguridad, community managers, integradores web y un largo etcétera de profesiones vinculadas al mundo digital. Dichos cursos estarán dirigidos a desempleados y también a trabajadores que busquen una nueva salida laboral.

Imagen de La Défense. Todas las empresas, en especial, las grandes van a necesitar profesionales de la tecnología digital

De hecho, la transformación digital y la implantación de la inteligencia artificial es uno de los grandes desafíos de este gobierno. La administración pública francesa está muy retrasada en lo relativo a tecnología, de hecho, los franceses flipan cuando ven mi documento de identidad con un chip con el que puedo hacer todo tipo de gestiones en línea. Aún más alucinan cuando les digo que este sistema funciona desde hace 20 años en España. Esta primavera, y después de varios meses de trabajo, el gobierno dio a conocer las líneas generales de este proyecto de desarrollo tecnológico elaborado por el brillante matemático y diputado Cédric Villani. Para acelerar el proceso de transformación digital de la administración, el gobierno va a destinar 9.000 millones de €uros hasta tener el 100% de los servicios públicos desmaterializados.

Exterior de la Escuela Politécnica de La Sorbona

Pero la innovación y la competitividad no se queda sólo en los trámites administrativos. También se van a dedicar en torno a 13.000 millones a la aplicación de la inteligencia artificial en la industria, sobre todo en sectores estratégicos, y en la agricultura. Además, se busca que la transición no sea sólo tecnológica sino también ecológica. La lucha contra el cambio climático es uno de los compromisos más importantes de Macron desde antes de ganar las elecciones y el desarollo de una tecnología limpia es una de las formas de conseguirlo.

Las torres de La Défense se ven difusas como si estuvieran en un cuadro con una veladura muy espesa pero, no. Es simplemente la contaminación.

La ecología es, además, la gran protagonista de esta inversión con más de un 35% de la misma, unos 20.000 millones de €uros, a través de diferentes medidas prácticas. Se calcula que los edificios son responsables del 20% de las emisiones de gas con efecto invernadero de manera que el gobierno ha decidido mejorar la eficiencia energética de los edificios públicos y de viviendas, en especial, aquéllas mal aisladas térmicamente y que consumen mucha energía. La verdad es que tienen trabajo por delante ya que la mayor parte del parque de vivienda en Île-de-France (desconozco cómo es en otras regiones) es viejísimo y muy poco eficiente. El viejo París que tan bonito y romántico nos parece no es más que un montón de viviendas vetustas, incómodas y húmedas. Algo mejor están los edificios públicos pero también se van a acondicionar para que su rendimiento sea mejor a nivel energético.

Encantadores edificios del viejo París. Por dentro, son incómodos, viejos y muy fríos y húmedos

Otro tanto va a ocurrir con los transportes, responsables de una tercera parte de las emisiones de gas. El gobierno hará una especie de plan renove otorgando una prima a los hogares más modestos para cambiar los vehículos viejos y contaminantes por modelos más ecológicos. De esta manera, se podrán sustituir los vehículos de gasolina anteriores a 1997 o de diésel anteriores a 2001 por otros con etiqueta ecológica Crit'Air o por scooter eléctricos, especialmente útiles en las grandes ciudades.

Coche eléctrico

Y precisamente es el transporte uno de los grandes quebraderos de cabeza del presidente y su gobierno. Dispuestos a reformar el estatuto de los ferroviarios (que no están sometidos al estatuto general de los trabajadores sino que tienen un situación laboral específica), algo que ya intentó el exprimer ministro Manuel Valls, han visto como los empleados de la SNCF, la empresa pública, han convocado lo que se llama una huelga perlada, es decir, que va como un collar de perlas. Al ser dos días de huelga por cada tres de trabajo, todos los fines de semana se ven afectados para ir o para volver. Los usuarios están que trinan ya que no sólo se ven alteradas las grandes líneas, también una buena parte del recorrido de los cercanías como los famosos RER de los que hemos hablado en otras ocasiones como ésta, ésta o ésta.

Calendario de la huelga

Si los RER funcionan mal, sus hermanos mayores no les van a la zaga. Mi compañera de piso, que tiene un abono anual, compra sus billetes con meses de antelación pero, a la hora de viajar, el tren sale con retraso. Si ella tiene el billete, significa que la empresa sabe que tiene un tren ese día a esa hora. Su pregunta siempre es, ¿por qué mi tren no está listo? Si ya andaba descontenta con la empresa, ahora mucho más. Ya se están formando asociaciones de afectados para presentar las reclamaciones pertinentes o, llegado el caso, interponer demandas judiciales. Hay cientos de miles de personas que usan el tren cada día para ir a trabajar y tienen que amoldarse a las circunstancias pidiendo días de vacaciones, permisos, usando sus propios vehículos, a veces compartidos con otros usuarios afectados, o utilizando los autobuses sustitutivos para asegurar que ciertas zonas no se queden incomunicadas, aunque éstos tarden el doble de tiempo y sean la mitad de cómodos. El problema de esta huelga es que la presión no se ejerce sobre la empresa, que acumula una deuda de 50.000 millones, sino sobre los viajeros. Bien al contrario, cuantos menos trenes salgan, menos dinero pierde la SNCF.

Anuncio de huelga para el 18 y 19 de abril

Otro inconveniente es que la realizan en tres meses, abril, mayo y junio, en que ha habido vacaciones escolares y muchos festivos nacionales de manera que acaba impactando en el turismo. Por otro lado, al ausentarse del trabajo tantos días, los empleados van a ver su nómina muy reducida lo que causará que los empleados peor remunerados decidan no secundar la huelga. Además, como tantas y tantas empresas, la plantilla de empleados de SNCF se ha quedado estancada desde hace muchos años. Cada vez más servicios están externalizados y los prestan empresas contratistas (o colaboradoras en lenguaje eufemístico neoliberal) de manera que quedan como empleados públicos los trabajadores mejor cualificados y, por tanto, mejor pagados.

Sólo funciona un tren de cada tres

Ya hemos comentado en otras ocasiones que los franceses consideran que la huelga es el deporte nacional. Por eso, el primer día, en solidaridad con SNCF y para protestar en general, se unieron los empleados de RATP, amplios sectores de funcionarios, estudiantes universitarios y empleados del sector hospitalario, entre otros. En días sucesivos, ha habido huelgas de Air France, de los servicios de recogida de basuras, empleados de Correos e, incluso, abogados. Mucho más graves se presentan las huelgas de los trabajadores de EDF (eléctrica) y Engie (gas). ¿Qué van a hacer? ¿nos van a cortar la luz y el gas? Se oyen todo tipo de especulaciones como que pretenden cortar la luz y el gas en sectores estratégicos como el transporte (otra vez). Si esto es como lo cuentan, se puede armar un lío importante puesto que se podría considerar un secuestro del espacio público y declarar el estado de emergencia, enviar al Ejército a controlar la situación e incoar un larguísimo y complicadísimo proceso judicial. De hecho, ya hay voces que reclaman la actuación del Ejército puesto que, con la huelga, ha habido zonas que han quedado incomunicadas como algunos municipios del sur del departamento 77 (Seine et Marne). 

Gare de Lyon, importante estación llena de pasajeros cabreados

Otra de las recriminaciones de los usuarios es que siempre hacen huelga los privilegiados, es decir, los que no pueden ser despedidos (funcionarios o trabajadores de empresas públicas) o empleados muy cualificados con sueldos muy altos y condiciones laborales y sociales por encima de la media. Es cierto que nunca vemos haciendo huelga a la gente que gana el salario mínimo, a los que tienen contratos eventuales, a los que encadenan varios contratos con la misma empresa o a los trabajadores de empresas de recursos humanos.

La enorme Gare Montparnasse, otro lugar donde reina el caos estos días

Pero éste de la huelga no es el único conflicto que tiene abierto el Gobierno. Uno de los más inesperados es que se están abriendo brechas en la unidad de su propio grupo parlamentario y por un tema en el que no tendría que haber conflicto: el proyecto de ley de asilo e inmigración. Aparte del rechazo de las asociaciones de ayuda a extranjeros, la aprobación del proyecto por parte del Consejo de Ministros causó una huelga (otra) de los agentes de la Oficina de protección de refugiados y apátridas y de los funcionarios del Tribunal de derecho al asilo. El debate parlamentario está siendo mucho más tenso de lo que se esperaba ya que, incluso dentro de las filas de LREM, hay diputados en abierto desacuerdo con el texto. Los diputados del partido fundado por Macron han presentado más de 200 enmiendas. Ahora el proyecto está debatiéndose en la comisión y el propio jefe del grupo parlamentario ha amenazado con medidas disciplinarias en caso de romper la disciplina de grupo, incluída la expulsión del mismo. Si hacemos caso al espíritu fundacional de dicha formación, los diputados no son políticos del sistema sino gente con una carrera profesional, a veces muy exitosa, fuera de la política por lo que las posibles amenazas de no repetir en sus escaños no deberían amilanarles y, de hecho, ya empiezan algunos a anunciar su voto en contra del proyecto.

La Asamblea Nacional

Para finalizar, hay otro problema al que Macron se ha enfrentado y ante el que, por lo visto, ha capitulado. Aunque no ha trascendido más allá de sus fronteras, en Francia llevamos meses con el tema del aeropuerto fallido de Notre-Dame-des-Landes, uno de estos asuntos que nacen con polémica, se complican hasta el absurdo, van dando tumbos durante años y se enquistan de una manera que ya no tienen solución, ni buena ni mala, ninguna. Para no eternizar también este artículo, resumiré diciendo que en 1973 (sí, hace 45 años) el Gobierno del momento decidió crear un aeropuerto en Notre-Dame-des-Landes, al norte de la ciudad de Nantes, para acoger la actividad de los vuelos intercontinentales del Concorde. El lugar pasó a ser una zona de desarrollo especial o ZAD (zone d'aménagement différencié). Pero el alto coste de mantenimiento de estos aviones y su desproporcionado consumo de carburante los hicieron poco atractivos comercialmente, sobre todo, a raíz de la crisis del petróleo. Mientras tanto, la zona fue abandonada por los agricultores que habían sufrido las expropiaciones de sus terrenos y empezó a interesar a los ecologistas ya que se trata de un área de humedales con especies en peligro de extinción.

Imagen de Paris Match

El problema se dejó apartado hasta el año 2000 en que se decidió retomar el proyecto de aeropuerto para reemplazar el ya existente en Nantes a pesar de que éste funciona perfectamente, incluso fue nombrado mejor aeropuerto europeo en el año 2011. La ciudad tiene previsto aumentar su población en los próximos 20 años y necesitaría un aeropuerto más grande, argumentan los favorables al mismo. Se podría derivar una parte de la actividad al infrautilizado aeropuerto de Rennes, responden los contrarios. En todo caso, hay varios puntos de inflexión en este proceso: el primero de ellos en 2008 con la declaración de utilidad pública del proyecto, lo que convertía los terrenos en expropiables, incluso a título gratuito. Otro de ellos en 2009 con la creación de Zone À Défendre (ZAD igual que el proyecto), una organización de tipo anarquista opuesta al proyecto y que lleva ocupando los terrenos desde entonces y que se ha enfrentado a las autoridades en multitud de ocasiones. A ellos se han ido sumando durante este tiempo numerosos campesinos y asociaciones ciudadanas de muy distintas ideologías. Y el más importante, el referéndum local celebrado el 26 de junio de 2016 cuyo resultado salió favorable al aeropuerto. Todo ello acompañado de varios procesos judiciales, algunos aún en curso.

La Operación César de evacuación de la ZAD en 2012 fue un fracaso y los zadistas volvieron al día siguiente. Imagen tomada de L'Express.

Aunque la votación tuvo lugar en los últimos meses del gobierno de François Hollande, Macron se comprometió a respetar el resultado del mismo. En algún momento, el presidente cambió de idea y, este mismo 17 de enero, el Gobierno decidió abandonar el proyecto de construcción del aeropuerto después de haberse reunido con las partes implicadas. Al considerar que el tema ya estaba zanjado, se ordenó el desalojo de la zona pero los ocupantes se han amotinado y las fuerzas del orden no consiguen echarlos. El propio Macron ha hecho diferencias entre este conflicto y los anteriores que he citado. El presidente dice entender el malestar de los huelguistas por las reformas que se están llevando a cabo pero considera que la cólera de los llamados zadistas es injustificada e ilegítima. El propio ministro de Ecología, Nicolas Hulot, se ha reunido con ellos y con otras personas contrarias al ya fallido aeropuerto para que abandonen el lugar antes del 23 de abril. Veremos qué pasa. No sería de extrañar que en unos años, la ZAD acabe como Christiania en Copenhage.

Mapa de la zona sacado de aquí. Se vende a 1€.