Diputado socialista por Tarn, fue un gran defensor de los derechos de los trabajadores, pacifista convencido y uno de los más feroces críticos de las leyes de represión contra el anarquismo, llamadas Leyes Perversas. En 1.892 actuó como defensor de los mineros en huelga de Carmaux ante el Gobierno: las protestas comenzaron cuando el patrón despidió a uno de los obreros tras ser elegido democráticamente alcalde del pueblo. Jaurès consiguió que el Gobierno concediera un permiso laboral al alcalde para que pudiera compaginar sus labores de edil con el trabajo en la mina. Posteriormente, desde su escaño, continuó su labor a favor de los derechos sindicales y laborales, defendió la libertad de expresión y fue uno de los redactores de la Ley de Separación entre Iglesia y Estado. Asimismo, creó el periódico l'Humanité que todavía existe, fue uno de los fundadores del Partido Socialista Francés e impulsó una campaña a favor del capitán Dreyfus cuando éste fue injustamente condenado y degradado del Ejército. Su denodada lucha pacifista le llevó a oponerse al colonialismo, a enfrentarse al gobierno por la política francesa en Marruecos y, sobre todo, a rechazar cualquier conflicto armado en Europa. Él abogaba por el internacionalismo pacifista y por la unión de los trabajadores independientemente de su nacionalidad y todo ello en los años previos a la Primera Guerra Mundial. Tal fue su oposición al inicio de hostilidades que sus rivales políticos iniciaron una mezquina campaña de desprestigio hacia su persona que culminó en su asesinato el 31 de julio de 1.914, sólo tres días después de comenzar la Gran Guerra.
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