martes, 31 de enero de 2017

40 años del Centro Pompidou

Hoy 31 de enero se cumplen 40 años de la inauguración del Centro Pompidou. Ya hablé de este impresionante museo en una ocasión anterior pero no está de más recordar la polémica que causó la creación de este museo y el proyecto elegido para albergarlo. Precisamente, la semana pasada, se emitió un documental llamado La loca historia del Centro Pompidou, en la que se explicaba el impacto del edificio en los ciudadanos de París, sobre todo, en los vecinos de Beaubourg.

El centro era comparado con una refinería de petróleo, un submarino, una nave espacial, un gasoducto... y se gastaban bromas diciendo que habían construido el edificio al revés, con las infraestructuras en el exterior y el interior diáfano. Con esta idea revolucionaria se consiguió liberar por completo el espacio interior que carece de tabiques, salvo los lavabos, de manera que se pueden organizar las diferentes plantas en función de las necesidades del momento. Todos los servicios básicos (agua corriente, electricidad, calefacción...) se sitúan en la fachada este del edificio y cada tipo de saneamiento tiene asignado un color diferente, uniendo el lado práctico y el estético. La estructura que mantiene en pie el edificio también está fuera y se trata de un sistema de ménsulas y cerchas formando una enorme malla de acero y cristal. Esta solución permite el mantenimiento y reemplazo de piezas sin necesidad de obras ni de interferencias en el funcionamiento del centro que no es sólo museo de arte contemporáneo sino también biblioteca, mediateca, centro de conferencias, centro de investigación musical, tiendas, cafeterías y mucho más. Si deseáis conocer más sobre la arquitectura del Centro podéis visitar esta página.

Cartel del aniversario

Tenía muchas ganas de visitar nuevamente el Pompidou ya que hasta finales del verano pasado, la cuarta planta estuvo cerrada al público para reacondicionarla a una nueva exposición. Lamentablemente, muchas de las magníficas obras y montajes que estaban expuestos allí, ya no están y, en su lugar, se han instalado unas exposiciones de mucha menor calidad e interés. Todo esto es una opinión personal pero, dentro de lo difícil que es valorar el arte contemporáneo, si uno de los efectos postivos del mismo es despertar emociones y sensaciones en los espectadores, las colecciones que se exponen ahora me han dejado fría como un témpano. Salvaría media docena de obras de Kollektsia! y de la colección Wagner albergadas en esta planta que antes era un jardín de las delicias de los amantes del arte moderno. Una sala dedicada al letrismo y algunas obras menores que ya estaban aquí antes de la reforma no elevan la categoría general. Todo el tiempo tuve la impresión de estar viendo trabajos que, por desgracia, no pasarán a la posteridad. No hay sorpresa, emoción, escándalo, impacto, provocación... todo eso que hace que el Pompidou sea el museo que mejor está sobrellevando la crisis del sector turístico parisino. Además. hace años que la gerencia del Pompidou ha decidido mandar sus obras de viaje por el mundo, creando museos filiales como si de una franquicia de restaurantes se tratara. Tras la apertura de una nueva sede en Metz, en 2015 se abrió la sede temporal de Málaga y se están estudiando nuevas sedes en China, Hispanoamérica y algunos países del Golfo Pérsico. De este modo, muchas de las obras importantes ya no están aquí.

 Valla rosa de Mijail Roginsky 
 
 ¡Hola Andy! (Tarro de borsch) de Mijail Fedorov-Roshal

Vía Negativa XIII de Marc Alexander

Las exposiciones temporales tampoco son lo más atractivo del mundo. Esta semana terminó la muestra dedicada al belga René Magritte, padre del surrealismo. Las obras fueron magníficas pero la exposición era pesadísima para el gran público. Un montón de referencias filosóficas y religiosas (el Éxodo, la caverna de Platón, Euclides, Plinio el Viejo...) abrían cada sección de manera que había más gente arremolinada en torno a los carteles explicativos que viendo los cuadros. Es sencillamente ridículo. Es una lástima que tanta literatura empañe una muestra retrospectiva donde se hallan las mejores obras del artista que además es sorprendente y hasta divertido.

 Esto no es una pipa
Los amantes

Tampoco la exposición dedicada a Cy Towmbly despierta pasiones. El estilo del norteamericano es difícil de digerir: sus obras llenas de garabatos, manchas monocolor, escrituras y otras técnicas recurrentes, resultan un poco irregulares. Podría destacar su obra Los nueve discursos sobre Cómodo inspirada en la crueldad, locura y asesinato final de dicho emperador romano. También pueden ser interesantes las obras que toman como punto de partida la historia de Aquiles, tanto su venganza por la muerte de Patroclo como Los cincuenta días en Ilia (Troya). El resto de la exposición es sólo para seguidores del artista. 

Dos de los Nueve discursos sobre Cómodo

Estoy deseando que llegue la primavera y finalicen estas exposiciones para que el Pompidou recupere una parte de sus obras habituales y de su capacidad de asombro.

domingo, 29 de enero de 2017

Un poco de humor para afrontar las elecciones

Si en diciembre fueron las primarias de Los Republicanos, el partido de la derecha francesa, ahora en enero han tenido lugar las primarias de la izquierda, es decir, el Partido Socialista y allegados. No han estado exentas de polémica ya que la organización de las mismas tardó tres días en dar los resultados concretos y la cifra final de la primera vuelta. Lo más divertido es que a pesar del lío de cifras, los porcentajes no cambiaban. Benoît Hamon quedó en primer lugar y Manuel Valls en segundo, de manera que ambos pasaron a la segunda ronda. El primer domingo, algo más de 1,6 millones de simpatizantes votaron, una cantidad que queda muy lejos de las primarias del Partido Socialista de hace cinco años y de las primarias de la derecha. Algo más elevada ha sido la participación de la segunda ronda de ayer que podría estar cerca de los dos millones de votos emitidos. Los debates electorales entre los candidatos han dejado ideas y propuestas interesantes aunque ya sabemos que los políticos incumplen sus promesas muy a menudo. La parte más positiva fue escuchar a Manuel Valls decir "aquí no hay debate posible, somos todos feministas" en respuesta a una pregunta sobre los derechos de las mujeres. Aunque sea un autoritario, Valls se mostró conciliador y amable en esta campaña a pesar de todos los imprevistos que surgieron en sus actividades: un tipo le tiró harina, otro le dio un cachete, unos abuelos de un centro de jubilados lo frieron a preguntas y reproches...

Un montaje humorístico sobre la visita de Valls a un centro de la tercera edad el día de Reyes

Al final, la opción no oficialista representada por Benoît Hamon ha ganado la primaria. Por la forma en que se expresaban algunos militantes socialistas, parecía tratarse de la elección de Míster Francia más que de una opción política. El candidato socialista a las próximas presidenciales representa el sector descontento con las decisiones más polémicas de la última legislatura, de hecho, Hamon fue ministro de Educación del gobierno de Valls durante sólo cuatro meses ya que dimitió ante el cambio de política económica del gabinete. Leyendo por encima lo que decía la prensa, la ventaja de su programa económico es que carece de él así que es fácil de comprender y de analizar. A pesar de esto, todo el mundo lo considera un político de verdadera izquierda. Veo que en Francia no han comprendido la frase que le dijeron a Bill Clinton "¡Es la Economía, estúpido!". Si Francia no quiere convertirse en un dinosaurio y perder competitividad y tejido industrial, los franceses tienen que ponerse las pilas. Por otro lado, el Partido Socialista ya lo tenía difícil para ganar las elecciones y, después de esto, aún peor. Está claro que no pasarán de la primera vuelta.

Por su parte, el candidato más a la izquierda del arco electoral, Jean-Luc Mélénchon, ha encontrado una forma sutil de financiar su campaña: vender su prograna electoral, rebautizado como El futuro en común, en formato libro por un módico precio de 3€. Yo lo compré por curiosidad y lo voy leyendo a ratos.

El alfa y omega de Francia insumisa

También ha publicado un libro el otro candidato de la izquierda, Emmanuel Macron, que está siendo la gran sorpresa de la campaña. Allá donde va, llena los estadios y centros donde celebra sus mítines: ha llegado a convocar a más de 11.000 personas en algunos actos de su plataforma ¡En marcha! y ha publicado un ensayo llamado Révolution en el que explica quién es él, quiénes le apoyan, hace un análisis de la situación actual de Francia y de la economía mundial y, finalmente, explica sus propuestas de gobierno. El nombre del libro puede hacer fortuna porque a los franceses les encanta la retórica de la revolución aunque en el fondo son conservadores de corazón. Un poco como Macron: quizá se identifiquen con él por ese motivo. El exministro de Economía sigue siendo uno de los candidatos mejor valorados y con mayor intención de voto pero, en sus últimas apariciones públicas, está empezando a usar unos gestos y una retórica personalista que recuerda peligrosamente a Sarkozy en sus peores momentos.  

La revolución de Macron es el segundo libro más vendido de no ficción

Con estas marejadas en el equipo rojo, los azules se las prometían muy felices. Creían que el camino al Elíseo ya estaba allanado y que su candidato Fillon pasaría a la segunda vuelta junto con Marine Le Pen y, una vez allí, la responsabilidad política obligaría al grueso de los franceses a elegirlo como Presidente. Pues bien, parece que le ha salido una piedra en el camino y bastante gruesa además. Concretamente, una enorme roca nacida en Gales y que responde por Penelope: su esposa. Estos días se han publicado informaciones de la investigación judicial sobre la contratación de la señora Fillon por parte de su marido cuando éste era diputado. Por lo visto, lo de contratar familiares como asesores de libre elección con cargo a las instituciones públicas es una práctica habitual entre los políticos franceses. El problema es que nunca nadie la vio trabajando en la Asamblea Nacional. Se suma el hecho de que al mismo tiempo, esta señora trabajaba a sueldo (también elevado) de una revista cultural donde tampoco nadie tiene constancia de su presencia ni de su trabajo. Después de la nominación de su marido, varios medios de comunicación destacaron la discreción de Penelope Fillon: sí, es tan discreta siempre que nunca nadie la vio trabajar. El escándalo con los sueldos cobrados por trabajos ficticios por la esposa de Fillon puede dar al traste con las aspiraciones de su marido. En esta misma semana, han entrado en prisión algunos colaboradores de Nicolas Sarkozy, del que Fillon fue primer ministro, quien a su vez está siendo investigado por irregularidades en la financiación de su partido. Las elecciones francesas siempre dan muchas sorpresas y, después de esto, las de 2017 no serán una excepción. Antes de que la prensa destapara este caso, los humoristas ya habían empezado a hacer gracias e imitaciones con Fillon. En este vídeo os dejo al cómico Michel Guidoni representando a Fillon en un programa de la tele: entra en plató al ritmo de la Sarabanda de Haendel bendiciendo a los presentes y suelta un discurso entre santurrón, ingenuo y psicópata, todo a la vez.


Pero aunque Guidoni ha conquistado nuestro corazón, nadie puede reemplazar al rey de las imitaciones políticas: Laurent Gerra ha hecho historia como el alter-ego de Hollande, simplemente imitando sus gestos, sus aires despistados y sus maneras poco refinadas. El público se parte de risa sólo de verlo, sin llegar a hablar, y él mismo ha reconocido que, en algunas actuaciones, pasaba más de un cuarto de hora sin decir palabra, sólo moviéndose por el escenario. Este vídeo es de la época en que se descubrió la relación del Presidente con la actriz Julie Gayet.


Ahora más seriamente, un amigo me ha regalado un ensayo llamado ¡Demos la voz de alarma! en el que el equipo de redactores de Mediapart hace un análisis implacable de la Francia dejada por Hollande. Aún no he empezado a leerlo pero ya se adivina que el gran reproche que hacen a Hollande es no haber sabido recomponer la Francia desunida y en crisis de identidad que dejó Sarkozy, un personaje nefasto que tiene entre sus grandes fracasos el haber adoptado el lenguaje y los argumentos del Frente Nacional y haberlos normalizado.

La editorial se llama Don Quijote, ¿se me secará el cerebro de leer sus libros?

viernes, 27 de enero de 2017

Fantin-Latour: a flor de piel

Está bien elegido el nombre de esta exposición que el Museo Luxemburgo dedica a Fantin-Latour hasta el próximo 12 de febrero ya que eso es lo que hay en esta exposición: muchas flores y mucha piel. Hay una enorme sección de cuadros de jarrones de flores y otra de cuadros y fotos de mujeres desnudas. Este pintor, cuya obra está a medio camino entre el romanticismo y el simbolismo, no me encanta pero debo reconocer que la exposición está muy bien planteada y realizada aunque, paradójicamente, al salir de la misma, el arte de Fantin-Latour me gustaba aún menos que al entrar. Esta situación de sentimientos encontrados me persiguió a lo largo del recorrido: buen trabajo del comisario de la exposición y su equipo malgastados para sacar adelante una empresa poco interesante.

Si bien Fantin-Latour comenzó su carrera retratando a sus hermanas y otras personas de su entorno y a sí mismo, pronto cambió el objeto de sus cuadros a los famosos jarrones con flores de los que en esta exposición hay un buen número. No me interesan las naturalezas muertas y, mucho menos, los cuadros de flores que suponen uno de los éxitos profesionales y comerciales del artista pero son agradables de ver: sus flores son muy precisas, el dibujo muy definido y los colores, realistas; todo ello, inspirado en las estampas japonesas, como tantos artistas de su época. Estas obras le llevaron a obtener un gran éxito en Inglaterra, ayudado también por su representante Edwin Edwards y su esposa. A su vez, en sus viajes a Inglaterra, se vio influido por los pintores de que aquel país.

Lys de Japón

Tampoco me entusiasman las obras más conocidas del artista: sus retratos de grupo formados por importantes personalidades de la época que, en realidad, no tenían relación entre ellas y, aveces, ni siquiera se conocían. Estos retratos, en su mayoría en la colección del Museo de Orsay, son fríos y artificiales. Homenaje a Delacroix, El Brindis, Taller de Batignolles, Un rincón de la mesa... están en esta exposición. En todos ellos vemos las figuras yuxtapuestas, sin comunicación entre ellas, estáticas como estatuas, gesto serio e impávido.

Su familia política tuvo especial importancia en su trayectoria artística. Empezó pintando a las hermanas Victoria y Charlotte Dubourg. Tiempo después la primera se convirtió en su mujer, la segunda en su cuñada. Todo lo que rodea a esta familia es extraño: hay varios retratos de Victoria en las que su marido la retrata envejecida, triste y casi siempre vestida en colores oscuros. Por el contrario, los retratos de Charlotte son luminosos y se nos presenta una mujer guapa, joven y desafiante. Especial importancia tiene el retrato familiar de los Dubourg en que los padres y Victoria aparecen pasivos mientras Charlotte se prepara para salir a la calle rompiendo, de esta manera, las convenciones sociales, la tradición pictórica y el equilibrio compositivo. Todo esto me lleva a pensar que el pintor estaba secretamente enamorado de su cuñada o que la deseaba. En cualquier caso, la personalidad que se nos muestra de Charlotte es mucho más atractiva que la de Victoria.

La familia Dubourg

Otro de los elementos importantes en su vida fue la música. Confeso admirador de Berlioz, Wagner, Schumann y otros grandes compositores, la música de estos le sirvió de inspiración para diversas obras, tanto lienzos como grabados, algunas de ellas alegóricas. De esta manera, se abre otra etapa donde abandona el realismo y se centra en obra simbólicas e históricas. 

El Aniversario (homenaje a Berlioz)

Aquí pasamos a la última sala de la exposición en la que el artista hace gala de toda su imaginación en la representación de alegorías, leyendas, pasajes de la  mitología clásica, escenas bíblicas, vidas de santos... Dejó de pintar flores, pero siguió manteniendo el mismo estilo frío y distante y al mismo tiempo cursi. Se aficionó a la fotografía y empezó a realizar estudios de desnudos femeninos y de ahí pasó a pintarlos. Es aquí donde vemos la piel de la que habla el título de la exposición. Tampoco esta sección me ha resultado especialmente interesante. La organización habla de hadas y de pinturas etéreas pero a mí me han parecido un conjunto de obras insulsas, en las que no me resulta interesante ni el tema ni el tratamiento
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La tentación de san Antonio

miércoles, 25 de enero de 2017

Las otras exposiciones de invierno del Quai Branly

Además de The Color Line de la que ya hablamos aquí, en el Museo Quai Branly hay otras exposiciones menos impactantes y más discretas. El resultado de las mismas es algo irregular y, para ello, vamos a dar un repaso a lo que nos podemos encontrar en nuestra visita a uno de los museos más interesantes de París.

Empezamos por una donación: la exposición temporal Éclectique se convertirá pronto en parte de los fondos del Museo. Esta colección ha sido donada por su propietario, Marc Ladreit de Lacharrière, y se muestra ahora destacando la variedad de piezas y orígenes de la misma. En efecto, hay obras provenientes de los cinco continentes y de muy diferentes épocas: desde esculturas del Imperio Romano hasta piezas de arte contemporáneo y de esculturas de pueblos africanos a objetos de la vida cotidiana de culturas oceánicas, de ahí que se le haya llamado Ecléctica. El balance de la exposición no es muy positivo en mi opinión. Vemos obras interesantes y llamativas pero los organizadores han decidido mostrarlas en confontación unas con otras y han errado el tiro: se exponen por parejas piezas que no tienen ninguna relación entre sí ni en temática, ni estilo, ni época, ni siquiera el material en que están hechas o la intencionalidad o utilización de las mismas (religiosa, militar, cosmética, musical...). Esto hace que la exposición no tenga ni pies ni cabeza porque no se pueden comparar obras de la misma procedencia y época entre ellas sino que se enfrentan a otras que no tienen nada que ver. Creo que habría sido más acertado presentar el grueso de la colección por continentes como ocurre con el resto del Museo: habría tenido más sentido y el visitante entendería mejor lo que ve.

 Figura femenina arrodillada de Malí y tambor de fricción de la cultura Malagan

 Estatua romana de Hércules niño y guarda relicario eyema-byeri de Gabón 

Máscara malagan (Islas Bismarck)

La exposición Plumas que ya termina este domingo 29 de enero, nos enseña una muestra de objetos americanos realizados con plumas. Aunque la información de la misma destaca el período precolombino, varios de los objetos expuestos son posteriores a la llegada de españoles y portugueses. Collares, penachos, mosaicos... todos ellos elaborados con plumas así como pinturas, esculturas y figuritas de cerámica que representan dioses y hombres emplumados. Una exposición breve, agradable y, ésta sí, bien presentada.

Collar de plumas de la cultura Nasca

De América pasamos a África para ver la exposición Del Jordán al Congo. Arte y cristianismo en África central. Pocas explicaciones hacen falta: los misioneros portugueses, en su mayoría jesuítas y capuchinos, llegaron al centro de África junto con los conquistadores de su país y se dedicaron a propagar la religión católica por aquellas tierras, la cual fue bastante bien acogida por los miembros de los pueblos kongo y holo. Por lo visto, la idea de esta exposición partió del propio director del Museo, el señor Stéphane Martin, y se puede visitar hasta el próximo 2 de abril. Es una exposición preciosa y nos proporciona un gran paz interior. A pesar de que no soy nada religiosa, los objetos aquí presentados nos transmiten verdadera fe y espiritualidad. En su sencillez e ingenuidad, hay más religión auténtica que en las historiadas decoraciones de finales del Renacimiento y el Barroco, coetáneas europeas de estas piezas aquí reunidas. Hay esculturas realizadas en varios tipos de materiales como marfil, ébano, piedra, metal... Todo sirve para representar cruces, figuras orantes, mártires, santos y vírgenes. Especialmente importante es la figura de Toni Malau que no es otro que san Antonio de Padua, santo portugués por el que tenían gran devoción sus compatriotas la cual transmitieron a los católicos africanos. También destaca que algunas figuras crucificadas son mujeres lo que indica que el sacrificio ofrecido a su Dios no está circunscrito a los hombres. Muchas de estas figuras tienen rasgos africanos lo que prueba que los kongo y los holo hicieron completamente suya la religión que vino en barco ascendiendo el río Congo.

 Estatua funeraria Ntadi

 Representaciones de san Antonio

San Antonio o Toni Malau, de rasgos congoleños

lunes, 23 de enero de 2017

Wallasse y la colección Lebadang

Hacía dos años que no visitaba el Museo Cernuschi, el más antiguo de París, especializado en arte asiático y lo he hecho para ver la exposición de un artista inclasificable, Wallasse Ting, nacido en Shanghai, residente en Hong Kong y activo en París, Nueva York y Amsterdam. Es una importante figura del arte chino contemporáneo y un ejemplo de la internacionalización del mismo.

Esta muestra está organizada en varias secciones retrospectivas de las diferentes etapas de creación del artista. Comenzamos con sus abstracciones caligráficas en blanco y negro, donde vemos la importancia del arte de la caligrafía en China, y sus colaboraciones con Pierre Aledinsky cargadas de colores vivos influidos por el fauvismo. Más adelante, tenemos una serie de obras de contenido sensual y erótico con diferentes versiones de la diosa Venus y nos encontramos frecuentemente con la representación de paraguas de colores como símbolo sexual. Hay otra sección llamada Venas chinas en que recupera de nuevo la herencia cultural de su país de origen mezclada con sus influencias europeas, especialmente Matisse, una especie de síntesis de su trayectoria artística y vital. En esta parte de la exposición se no explica cómo él se autodenomina ladrón de flores en un poema, expresión que da origen al nombre de la exposición.

Sin duda, se trata de una exposición interesante y diferente de un artista al que no conocía. Se puede visitar hasta el 26 de febrero.

Meteoro
Great Chinese
Damas de un tiempo remoto

Otro punto de interés es la presentación en público de una de las últimas donaciones recibidas por el museo, la colección Lebadang que estará expuesta hasta el 5 de marzo. Es una lástima que esta colección esté tan mal iluminada de manera que no pude tomar fotos. Pero si necesitáis información, podéis encontrarla aquí. Se trata de un grupo de serigrafías, acuarelas, litografías y esculturas realizadas por el artista francés de origen vietnamita y donadas al museo por su viuda.



miércoles, 18 de enero de 2017

Los años 30. La época de la ansiedad

Hasta el 30 de enero, se puede visitar en el Museo de la Orangerie la exposición dedicada a la pintura americana de los años 30, llamada Los años de la ansiedad. Se trata de uno de los peores períodos de la historia de los Estados Unidos. Los crack bursátiles de 1929 y 1931, la pérdida de empleo de millones de personas (pérdida total sin indemnizaciones ni prestaciones ni subsidios ni nada) y los enormes problemas sociales derivados de esa pobreza extrema en que se vio sumida la mayor parte de la población convirtieron el país en un infierno. La exposición nos muestra la desolación, la lucha por la supervivencia y la desesperanza de la gente.

Al igual que ocurría en la muestra México. 1900-1950, vamos siguiendo la evolución del arte en Estados Unidos desde la herencia europea hasta la creación de un arte propio americano con las diferentes expresiones de cada artista y, entre todos ellos, hay una figura remarcable que es Grant Wood cuyas obras se encuentran repartidas por las diferentes secciones de la exposición. Hay una enorme diversidad en estilos, formas y temáticas apoyadas por influencias clásicas, como el Libro de la Horas del Duque de Berry, que se puede apreciar en el paso de las estaciones en Paisaje de Iowa del citado Grant Wood o de Rubens en la obra Cerdos cazando una serpiente de cascabel de John Stewart Curry. Aunque también aparecen influencias contemporáneas de los estilos europeos como el fauvismo de Stuart Davis y su obra New York-Paris, el cubismo de Charles Demuth o la abstracción con Wrigley's de Charles Green Shaw. Todo ello sin poder escapar de la realidad social a la búsqueda de una identidad artística americana.

Folletos de la exposición

Buena prueba de lo anterior es la obra elegida como cartel: Gótico americano de Grant Wood es un compendio de dibujo, colorido y precisión que recuerda los pintores flamencos de finales de la Edad Media, pero, a la vez, representa una realidad americana, los granjeros del Medio Oeste, que entronca con el espíritu de los pioneros, aquellos europeos que se lanzaron a la colonización de tierras desconocidas. Esta obra, pintada sobre tabla de aglomerado, se expone por primera vez en Europa y es todo un icono y una obra cumbre del estilo denominado regionalismo Midwest aunque no la única que nos encontramos en la exposición.

La situación precaria de la agricultura y la ganadería aparece reflejada en varios momentos a lo largo del recorrido en los que se ve la dureza de las condiciones de la vida en el campo, antes de la mecanización del trabajo. Nos encontramos algunas obras del grupo The Dallas Nine como Nuestra Madre Tierra de Alexandre Hogue que muestra la sequedad del paisaje del interior del país y la dificultad y arduo trabajo que supone sacarle frutos. Especialmente llamativa es la obra Los recolectores de algodón de Thomas Hart Benton donde vemos el drama de los antiguos esclavos negros convertidos por el sistema de sharecropping en aparceros de sus antiguos dueños. A pesar de la actualidad del tema que trata, es una obra clásica en su técnica ya que es una témpera con veladura al óleo, como los cuadros del Renacimiento, sobre lienzo de lino encastrado en un panel de madera. Los negros fueron emancipados de la esclavitud pero seguían siendo explotados y vivían en condiciones precarias.

Hay más obras en las que contemplar la realidad de los negros en EEUU, algunas de la corriente Harlem Renaissance de la que ya hablamos aquí como Aspiración de Aaron Douglas. Otras obras son menos simbolistas y así vemos Calle de Harlem de William H. Johnson que combina primitivismo moderno, colores fuertes y pincelada brusca o Justicia americana de Joe Jones en que se ve a los encapuchados del Ku Klux Klan que han linchado a una mujer negra.

Interior de los folletos

También tiene una importante presencia en este período el paisaje urbano e industrial. Aparece en los cuadros un progreso tecnológico que no va acompañado de progreso social debido a la especulación que acabó con la economía productiva y dejó a gran número de trabajadores sin empleo y los sueldos por los suelos. Se muestra la explotación laboral en Roustabouts de Joe Jones, en la que predominan los grises, y la creciente contaminación en Paisaje americano de Charles Sheeler, caracterizada por el dibujo definido y las líneas rectas.

Pero no sólo el trabajo o la falta de él resultaba difícil de llevar para los americanos. Había otras facetas de la realidad igualmente duras en aquellos años como los concursos de resistencia de baile (Maratón de baile de Philip Evergood), la crudeza y frialdad de las grandes ciudades (En la calle 14 de Reginald Mash), los incontables accidentes de tráfico (Muerte en Ridge Road de Grant Wood) o la llegada de los marineros a puerto en busca de sexo y sus amantes hetero y homo esperando (La flota ya está en el muelle de Paul Cadmus).

No todo son desgracias y sordidez: también a veces vemos una realidad más amable como Thanksgiving de Doris Lee, en que se ve a mujeres cocinando, o las melancólicas escenas de la vida cotidiana del maravilloso Edward Hopper, tales como Cine de Nueva York o Estación de servicio. 

Entrada de la exposición

En un período tan convulso, la política también es importante. Nuevamente nos encontramos con el despertar de las ideologías de izquierdas, como vimos en la exposición sobre México, y el comunismo y el socialismo tienen un papel destacado. Así vemos el Retrato de Pat Whalen, que era líder sindical, de la pintora Alice Neel quien además era militante comunista o Phoenix (retrato de Lenin en el desierto) de Oswaldo Louis Guglielmi a propósito de un cuadro de Diego Rivera que no se pudo exponer por culpa de la censura.

También los fascismos hacen acto de presencia como The Eternal City de Peter Blume sobre la Italia de Mussolini y Bombardment de Philip Guston o la surrealista La oscura figura de Federico Castellón sobre la guerra de España. Como colofón, vemos una obra de Jackson Pollock y su arte superespecial y personal, una marcha hacia la abstracción que abre nuevas vías de expresión en su huida de la realidad.

Al finalizar la visita, hay una sala de cine con fragmentos de películas de aquella época que narran la realidad del momento y algunas adaptaciones de novelas de ese período. La exposición es muy interesante pero difícil de ver: las desgracias, la tristeza y las miserias de la época así como un estilo desgarrador y sobrecogedor no son lo más alegre que uno pueda ver. A la salida del museo, las caras de los asistentes son un poema aunque yo imagino que no sólo por la crudeza de las imágenes expuestas sino también por la traslación que podemos hacer de la Gran Depresión a esta época también oscura y deprimente de la actual crisis económica.

sábado, 14 de enero de 2017

Homenaje a Blaise Pascal

Entré de casualidad en la exposición de la Biblioteca Nacional sobre el filósofo y matématico Blaise Pascal porque, en realidad, yo quería ver la de Richard Avedon pero, aunque no me lo esperaba, me ha encantado. Es una exposición muy sencilla pero ahí reside su atractivo: pocos datos, poca información pero clara y concisa para conocer un personaje tan importante e influyente en la filosofía y las ciencias exactas.

Mi primer contacto con Pascal fue a través de las Cartas Filosóficas de Voltaire en que éste dedica todo un capítulo a criticar cruelmente las ideas filosofícas del primero. Quizá por este motivo ni Voltaire ni su obra aparecen en la exposición pero sí la de otros genios contemporáneos tanto filósofos como científicos. En aquella época, todavía no estaba clara la diferencia entre la filosofía como pensamiento y la llamada filosofía natural, es decir, la ciencia, ya que todo formaba parte del conocimiento pendiente de descubrir. Muchos pensadores de la época se dedicaban, como el propio Pascal, al estudio de ambas facetas de la sabiduría. Así vemos varias obras del propio Pascal y de diversos autores coetáneos como Christian Huygens, Gottfried Leibniz y Pierre de Fermat, libros que le influyeron y a los que él influyó, su correspondencia y otros manuscritos. Se habla poco de sus logros matemáticos y sus ideas filosóficas aunque lo veo lógico ya que se trata de una exposisción breve y presentar estos trabajos exige tiempo y espacio.

Un aspecto en el que la muestra sí se detiene bastante es la familia Pascal y en la importancia de la religión y el misticismo en todos ellos. Me ha resultado interesante saber que su obra se ha conservado gracias a las mujeres de su familia. Sus dos hermanas Jacqueline y Gilberte (Périer de casada) apoyaron siempre su actividad filosófica y científica y, después de su muerte, se encargaron de las sucesivas ediciones de sus obras. También tuvo una relación muy estrecha con su sobrina Marguerite, que era monja al igual que su tía Jacqueline. Toda la familia compartía unos profundos sentimientos religiosos influidos por la doctrina jansenista que se vieron incrementados tras la curación, milagrosa según ellos, de Marguerite quien padecía una fístula lacrimal.


Carteles de las exposiciones

Pero este misticismo no le impidió tener una vida práctica ni buscar el beneficio económico ya que también fue lo que ahora llaman un emprendedor y en proyectos muy innovadores y arriesgados. Mientras vivía en Poitou, el duque de Roannez le invitó a participar en la empresa que realizaba el drenaje de la marisma para ganar tierras urbanas y en la que Pascal también aportó sus conocimientos sobre fluidos.

Más importante y, totalmente desconocida para mí, fue su inversión en la primera empresa de transporte urbano de la ciudad de París. A iniciativa nuevamente del duque de Roannez y siendo Pascal uno de los socios de la empresa junto con el propio Roannez, el marqués de Crenan y Arnauld de Pomponne, se fundó la sociedad Carrosses à cinq sols (Carrozas de 5 sólidos o centavos), por el que por dicho precio, bastante asequible para la época, los usuarios podían transportarse a lo largo de que cada una de las cinco líneas salvo la línea circular, más larga, en que había postas y los cinco sólidos sólo cubrían el trayecto de posta a posta. El novedoso proyecto contó con el apoyo del rey Luis XIV y funcionó bastante bien hasta que en 1967 el Parlamento, contrariamente a la decisión del rey, impuso unas restricciones al uso del servicio: no podían emplear el transporte "ni soldados ni pajes ni lacayos ni otros empleados domésticos ni tampoco obreros, jornaleros y otros trabajadores manuales para permitir mayor comodidad a burgueses y otra gente de mérito (sic)", lo que provocó el final del servicio, no sin virulentas protestas, ya que los principales usuarios de la red eran precisamente las clases más bajas de la sociedad. Los nobles y burgueses importantes no necesitaban el transporte de forma asidua puesto que disponían de sus propios coches y se podían permitir el mantenimiento de caballos. Parece que la idea fue demasiado progresista para la época.

Líneas de las carrozas a cinco sólidos

No dice nada la exposición de la Torre de Santiago, que se salvó de ser arrasada como el resto de la iglesia puesto que la leyenda popular decía que Pascal había realizado sus estudios sobre el peso del aire en ella. Probablemente no es cierto pero, a consecuencia de ello, se ha conservado la torre y se le ha añadido a la base una estatua de Pascal. Pero no importa, esta visita ha sido una interesante sorpresa y es muy recomendable para conocer la figura del personaje que, por desgracia, muchos franceses sólo conocen porque aparecía en los antiguos billetes de quinientos francos.
 
Estatua de Pascal en la base de la Torre de Saint Jacques. La hermosa placita suele estar cerrada últimamente por trabajos de desratización, desinfectación, etc... Una pena.


miércoles, 11 de enero de 2017

Espectacular Segundo Imperio

A pesar del rimbombante nombre, esta exposición temporal del Museo de Orsay es muy decepcionante. A nivel artístico, las obras más importantes expuestas forman parte de la colección permanente del Museo. El resto de las obras de arte son poco interesantes y lo demás, son piezas de joyería, muebles, jarrones y otros enseres de la vida de palacio. No soy una experta en este período de la Historia aunque, en resumen, Carlos Napoleón Bonaparte, sobrino del general Napoleón, fue elegido Presidente de la Segunda República pero, unos años después, dio un golpe de Estado para proclamarse emperador, dando así lugar al Segundo Imperio. Figura preminente del mismo fue su esposa, la española Eugenia de Montijo, con quien se casó el 29 de enero de 1853. La emperatriz era 18 años más joven que su marido, guapa, elegante y pertenecía a una familia de la nobleza española. En la exposición podemos ver varios retratos de ella realizados por su retratista oficial Franz-Xaver Winterhalter en los que se refleja un ideal neoclásico mezclado con el chic inglés y la gracia rococó y además inspirado por Watteau, Gainsborough y Le Brun.

La emperatriz no sólo se dedicó a obras de beneficencia sino que creó tendencia en lo relativo a arte, mobiliario, moda y espectáculos. Es extraño que siendo Eugenia un modelo a seguir y alguien tan influyente, el cartel de la exposición sea un retrato de Mme. Moitessier, la esposa de un banquero, pintado por Ingres. Aunque esto no es lo más importante: hay una destacada sala con retratos de personajes destacados de aquella época en los que ya comienzan a vislumbrarse las vanguardias que aparecerán en los años siguientes, así el retrato de Mme. Gaudibert de Claude Monet de pincelada suelta, un par de obras de Édouard Manet en que se ve la clara inspiración de Goya, otros retratos de Degas, Cézanne, Courbet o James Tissot...

Cartel de la exposición

En cualquier caso, a lo largo del recorrido vemos todo tipo de objetos a la moda opulenta del Imperio, como joyas, tapices, dibujos, porcelana de Sèvres, relojes, lámparas y otros objetos del estilo imperial, marcado por el arte griego y romano, que volvió a estar en boga gracias a las excavaciones de Pompeya y Herculano. Se produjeron en aquella época grandes avances tecnológicos como la inauguración del Canal de Suez o la invención del cemento armado pero hubo también un renacimiento espiritual y un conservadurismo religioso católico que dio origen al estilo neogótico con el arquitecto Viollet-le-Duc como gran representante y responsable de las restauraciones de la ciudadela de Carcasona, el castillo de Pierrefonds o la catedral de París. El gusto clásico por un lado, el gótico renovado por otro y las nuevas técnicas aplicadas en artesanía configuraron un estilo muy ecléctico y difícil de definir. Este poderío quedó también representado en grandes fiestas y recepciones, en las exposiciones universales y en el nacimiento de la industria del lujo de París que todavía hoy se conserva. En el aspecto artístico, la gran aportación fue la creación de los Salones, es decir, exposiciones colectivas dedicadas a pintores jóvenes en las que éstos mostraban lo que deseaban, sin obedecer a órdenes externas o de los organizadores, aunque debían pasar la aprobación de un jurado, muy conservador y academicista, lo cual fue motivo de famosas polémicas.

Como decía al principio, aparte de algunos cuadros importantes, esta exposición es corta, rápida de ver y está llena de objetos artesanos más que artísticos, algunos de ellos, bastante horteras. Finaliza el próximo 15 de enero y no ha tenido tanto éxito como otras muestras anteriores del Orsay, aunque con la crisis turística que está viviendo París, los promotores habrán pensado que es mejor no hacer grandes inversiones.

Parecida sensación de decepción me causó la otra exposición temporal dedicada a Frédéric Bazille y llamada La juventud del impresionismo. Aunque estudió Medicina, muy pronto empezó a pintar cuadros en el estilo impresionista que empezaba a gestarse y fue amigo de otros pintores como Renoir, Morisot y Monet, con los que mantuvo una importante correspondencia. El pobre Bazille falleció durante la guerra franco-prusiana en la que combatía después de haberse alistado voluntariamente y truncó así una incipiente carrera que no sabemos dónde habría llegado. Aún así esta exposición carece de interés: con decir que los mejores cuadros expuestos son de otros pintores, está todo dicho. Al no tener dinero para pagar modelos, Bazille se tuvo que conformar durante mucho tiempo a pintar naturalezas muertas y trofeos de caza. Más adelante, dedicó sus esfuerzos al tema religioso como sus cuadros del castillo de Aigues-Mortes, de donde partió san Luis hacia las Cruzadas y que es un importante bastión protestante, comunidad a la que él pertenecía, y escenas bíblicas. Para mí, estas obras manieristas y un poco artificiales carecen de interés, al menos, en el contexto de la muestra, ya que no son impresionistas. El mayor hito de su carrera fue haber participado en los Salones antes citados, aunque el jurado que seleccionaba las obras participantes siempre escogía sus cuadros más conservadores como bodegones y no, las más vanguardistas como sus paisajes y sus retratos de grupo.


 Folleto de la exposición

lunes, 9 de enero de 2017

México 1900-1950

Una de las exposiciones más esperadas y publicitadas de esta temporada invernal ha sido la que el Grand Palais ha dedicado al arte mexicano de la primera mitad del siglo XX y que finaliza el 23 de enero. Aunque está dividida en cuatro partes, hay algunos elementos que van apareciendo a lo largo de todo el recorrido. Uno de ellos es la gran figura de Diego Rivera, la importancia de la pincelada, la evolución de su estilo, sus diferentes influencias y la importancia de su trabajo en el desarrollo del arte de su país. Otro es la crueldad que sufrió el pueblo mexicano durante la revolución zapatista, siempre presente, aunque cambia el tratamiento que recibe por parte de los diferentes artistas. Otro elemento destacable es la gran importancia de las mujeres tanto en la representación de la realidad como entre los artistas: hay varias féminas importantes, no sólo la particular Frida Kahlo, también Olga Costa, Nahui Olin (quien creó escuela) o la feminista María Izquierdo. También destaca la variedad de materiales y técnicas empleadas, algo lógico ya que se trata de arte moderno. No sólo se utilizan lienzos clásicos y pintura al óleo, a veces, se pinta sobre masonita o cartón y se emplean acuarelas, acrílicos, dibujos al carboncillo y otros. Lo mismo para las esculturas: las hay de muchos y diversos materiales (cartón, metal, piedra, cemento, ónice...). Además, en el tramo final de la muestra hay fotografías y un par de salas con escenas de importantes películas mexicanas en las que sobresale la distinguida presencia de María Félix, La Doña.

La vendedora de calas de Diego Rivera

Como decía, hay cuatro partes en esta exposición. La primera, que sirve de introducción, nos enseña la influencia de la pintura europea y los movimientos vanguardistas en los artistas mexicanos, muchos de ellos formados en París. Así vamos viendo la influencia de los estilos más importantes del arte moderno, en principio del impresionismo, posteriormente del expresionismo. También sienten influencias de otras corrientes europeas contemporáneas como el dadaísmo o el cubismo y de los grandes maestros clásicos como Goya que vemos en la obra de José Clemente Orozco. Aunque, al final, lo que predomina es la búsqueda de un lenguaje propio, un estilo nacional dentro de la variedad de expresiones personales.

Ciudad en la niebla de Roberto Montenegro
Paseo de los melancólicos de Diego Rivera
La futbolista de Ángel Zárraga

El segundo apartado nos enseña el contexto político: la revolución zapatista y la guerra, la miseria de los campesinos, la representación de las clases populares, los guerrilleros, el hambre, la muerte... La Revolución mexicana fue el motor del gran cambio cultural y artístico pero no el único. Los artistas fueron asumiendo los preceptos del ultraísmo, el maquinalismo y otras corrientes. Así lo vemos en la obra de Alfaro Siqueiros aunque también en pintores naïf como Rosa Rolanda.

La india de Abraham Ángel
Indias un día de mercado de Francisco Díaz de León
La vendedora de frutas de Olga Costa

En tercer lugar, la exposición nos presenta el posicionamiento de los artistas como alternativa ideológica frente al discurso en vigor y no sólo en lo político, con la adopción del discurso marxista o comunista de los artistas, también a nivel estilísitico. Aquí entramos en el terreno más personal del arte mexicano: el desarrollo de un lenguaje propio tanto en la literatura con el estridentismo como en la pintura con el muralismo que, además se comunicaban entre sí. La creación de enormes murales fue la respuesta de algunos artistas al deseo de contar la historia del país, la historia de su gente, sus raíces... de una forma simbólica que vas más allá de la figuración clásica enlazando con el realismo mágico. Además, se resalta la importancia de la antigua mitología precolombina que se redescubre y se llena de nuevas referencias identitarias.

Autorretrato de Olga Costa
Retrato de Nahui Olin de Dr. Atl, pseudónimo de Gerardo Murillo
Autorretrato después de cortarse el cabello de Frida Kahlo

Para finalizar, la cuarta parte nos ilustra el intercambio cultural entre México y su vecino del norte, los Estados Unidos, y cómo la influencia de los artistas mexicanos dinamizó culturalmente Nueva York, Los Ángeles o Chicago. Aparecen en esta sección las primeras obras surrealistas, que cobran un nuevo significado gracias al realismo mágico antes citado y, también, la abstracción. Se completa el recorrido con una sala que contiene obras de extranjeros en México, tal fue la importancia de la efervescencia cultural mexicana que se convirtió en un polo de atracción de artistas jóvenes como en tiempos lo había sido París.

Nuestra imagen actual de David Alfaro Siqueiros

La exposición es magnifica. A pesar del mensaje y las referencias comunes, cada artista se expresa a su manera y con un estilo diferente, a veces, un mismo artista desarrolla diferentes estilos a lo largo de su vida. En esta exposición todo fluye, se ve sin interrupciones, sin dar saltos argumentales como ocurre en otras. Cada pieza es distinta a las demás pero todas encajan y forman parte de un hecho común, como en un mosaico. Además la organización de la exposición sigue un discurso marxista (o hegeliano) muy apropiado teniendo en cuenta la ideología de la mayor parte de los artistas aquí representados: una tesis (arte europeo), antítesis (la realidad mexicana) y síntesis (el lenguaje propio y la búsqueda de un estilo nacional) que, a su vez, abre nuevos caminos.

El soldado herido de Luis Ortiz Monasterio 
La raza de Carlos Bracho, realizada en ónice
Cabeza de Germán Cueto
Pirámides mexicanas de Mathias Goeritz

domingo, 8 de enero de 2017

Reyes Magos atrasados

Con un poco de retraso, he podido celebrar la fiesta de Reyes Magos en casa de unos amigos. Nada especial, simplemente una cena ligera, que estamos que reventamos después de Navidad, y de postre una galette bordelaise, es decir, un brioche en forma de anillo con las clásicas frutas confitadas que nadie se come y copos de azúcar. En lugar de llevar agua de azahar, tenía en la masa trocitos de piel de naranja confitada y era un poco pesado, no tan ligero y esponjoso como el que yo como cuando estoy en España. Por supuesto, no iba relleno, nada de crema ni nata ni trufa. Se encuentran fácil los roscones en las pastelerías pero pedir que estén rellenos ya es demasiado. Por supuesto, los franceses prefieren la típica galette de hojaldre con el clásico relleno de almendras u otros más modernos como manzana, chocolate, queso dulce... Para acompañar la cena, un champagne recién traído de Amiens que estaba buenísimo y muy seco, como a mí me gusta. Se llama Stéphane Fauvet y la persona que lo trajo nos comentó que es el que sirve en las fiestas del Louvre. ¿Quién pudiera asistir?

Roscón y champagne

viernes, 6 de enero de 2017

Avedon en la BNF

Muchos meses antes de que se inaugurara esta exposición, yo ya quería verla y, como soy socia de la Biblioteca Nacional desde hace dos años, tengo la entrada gratis a sus exposiciones. Se trata de una retrospectiva del trabajo de Avedon, principalmente, el desarrollado en Francia.

El recorrido empieza con una sala con enormes fotografías de la película Funny Face (Una cara con ángel en España) de la que fue consultor visual y gracias a la que nos dejó un montón de preciosas fotografías protagonizadas por Audrey Hepburn y realizadas en algunos de los sitios más icónicos de París: el Arco del Carrousel, la Ópera de París, el Louvre...

En otras salas, hay imágenes del mundo de la moda y el diseño como posados de modelos con impresionantes vestidos de Dior o Givenchy o fotografías de desfiles y editoriales de moda así como retratos de personalidades importantes como la supermodelo de la época, Suzy Parker, o la directora de la revista Harper's Bazaar, Carmel Snow. Precisamente para esta revista, Avedon realizó algunas de sus más celebradas colaboraciones. Aquí vemos fotografías de reportajes y campañas de publicidad para las marcas de moda, cosmética y perfumería del momento: elegantes, vistosas, impactantes... con una clase y un encanto que, por desgracia, se han perdido.

Continuando la visita, hay una enorme sala de retratos en blanco y negro de ilustres franceses y extranjeros residentes en el país como Coco Chanel, Pablo Picasso, Rudolf Nuyerev (completamente desnudo y en plano frontal), Jeanne Moreau, Marguerite Duras o Catherine Deneuve. A continuación, hay otra sala en la que se aprecia el trabajo de Avedon como productor y asesor para el libro de su colega Lartigue. Para completar la exposición, aparecen algunas de las mejores portadas de la revista Egoïste para la cual trabajó en los años 80 y que le devolvió la inspiración que creía perdida. En ellas, se muestra una imagen más profunda e introspectiva de los personajes fotografiados.

Folleto de la exposición

Ejemplares de la revista Harper's Bazaar