viernes, 29 de junio de 2018

Mayo del 68 francés I: 22 de marzo en Nanterre

Ni mayo ni París; los acontecimientos ocurridos en la primavera francesa del 68 empezaron en marzo y en Nanterre, capital del departamento Altos del Sena, concretamente en su universidad que, en ese momento, era una sede de la Sorbona de París. Como casi todos los hechos muy trascendentes, la primavera francesa empezó por un motivo bastante rutinario: unos estudiantes fueron detenidos por protestar contra la guerra de Vietnam (asunto que coleaba desde que en 1946 Francia y el Viet Mihn entraron en guerra). Como se puede ver nada de particular ya que arrestos de estudiantes por este motivo, y por otros, se daban en todos los países europeos y en Estados Unidos.

El paso siguiente fue que 142 compañeros de estudios de los jóvenes detenidos se amotinaron en un edificio del campus de Nanterre para protestar por este hecho. Esta primera movilización también incluyó protestas contra la propia universidad, demasiado rígida con sus estudiantes. En un documental de la televisión hablaron de la imposibilidad de los chicos de entrar en las residencias de las chicas y viceversa. Chicos y chicas sólo podían juntarse en clase, en los salones de actos y en la cantina. Tanta insistencia hubo en este punto que pareciera que hubiera estallado semejante conflicto por un calentón de unos chavales. Obviamente no fue así. Detrás había toda una retórica marxista de lucha de clases, el descontento vital de la generación del baby-boom, nacida después de la Segunda Guerra Mundial, y la sensación de que el mundo iba a ser el mismo que el que habían vivido sus padres y los dos grandes baños de sangre del siglo XX no habían servido para nada.

Como detalle, hay que decir que Nanterre y alrededores, de donde provenían los estudiantes de dicho campus, son ciudades limítrofes a París habitadas mayoritariamente por votantes de izquierda, una especie de cinturón rojo de la capital. Muchos de los alumnos matriculados en ese centro eran hijos de trabajadores y de pequeños comerciantes de los municipios de alrededor. Había entre ellos una gran indignación por el trato recibido por parte de la elitista universidad así como por la deteriorada calidad formativa. Es un hecho que, después de la Guerra, vio la luz la generación más numerosa de la historia de Francia y la primera en la que accedían a los estudios superiores chicos y chicas (la primera vez en la historia en que las mujeres llegaban masivamente a las facultades y no de forma anecdótica) procedentes de todos los estratos sociales. La acartonada y vetusta universidad no estaba preparada para acoger tantos estudiantes ni tan variados: la homogeneidad social y el elitismo habían desaparecido entre los jóvenes pero no en las instituciones. Además, los medios económicos y prácticos eran insuficientes para atender las demandas de tantos matriculados y la masificación dificultaba impartir una enseñanza de calidad.

Edificio de la Universidad de Nanterre

Todos estos elementos ya habían provocado protestas en años anteriores pero eclosionaron a partir de las detenciones del 22 de marzo. Tanto protestaron aquellos jóvenes que el rector se cansó y decidió cerrar la Universidad de Nanterre sine die. Ante semejante despropósito, los estudiantes de la sede central de la Sorbona comenzaron una huelga indefinida y una serie de manifestaciones que acabaron en enfrentamientos con la policía. En un próximo artículo, hablaré de las controvertidas movilizaciones obreras del 1 de mayo que calentaron el ambiente y al Gobierno de entonces. Dos días después, el 3 de mayo, la tensión social era ya insoportable y un grupo de 400 estudiantes decidió ocupar la Universidad de manera, en principio, pacífica. Un grupo de extrema derecha llamado Occidente decidió marchar sobre la Sorbona y, ante el peligro de confrontación, el rector pidió la intervención de las fuerzas del orden público quienes entraron en el emblemático edificio de la Sorbona para desalojarla en una acción sin precedentes.

Ni que decir tiene que ese acto de invasión de la policía fue violentamente contestado por los estudiantes en los días sucesivos con enfrentamientos con la policía, calles cortadas y diversos actos de protesta que culminaron la noche del 10 al 11 del mismo mes con la llamada noche de las barricadas en que hubo más de 1000 heridos entre manifestantes y policías. A diferencia de los alumnos de Nanterre, los estudiantes del centro de París eran de familias burguesas pero también se veían afectados por la masificación y el deterioro de la enseñanza superior. Las cargas de la policía no sentaron nada bien entre los movimientos sociales, como los sindicatos, que nada tenían que ver con los universitarios ni con sus demandas pero que también andaban muy descontentos con la actuación del gobierno. La CGT, el sindicato con mayor número de afiliados de Francia, hizo un llamamiento a unirse a las protestas estudiantiles y convocó una huelga general para el día 13, uno de los días claves para entender este fenómeno.

Universidad de Nanterre

miércoles, 27 de junio de 2018

Edouard Philippe: el hombre de moda

Llegó de una manera discreta a Matignon, ensombrecido por la sorpresa mayúscula que supuso la victoria de Macron en las elecciones presidenciales y de su recién creado partido en las legislativas. Apareció en escena criticado por todos, especialmente por su antiguo partido, Los Republicanos. Se le calificó como un político frío, gris y sin personalidad pero ahora supera en popularidad al Presidente (54% frente al 49%). Pero las circunstancias lo han convertido en el hombre del momento: la dura huelga de los ferroviarios, la crisis de Notre-Dame-des-Landes o el referéndum por la independencia de Nueva Caledonia.



El hartazgo de los usuarios por la larguísima huelga de SNCF, que consideran injusta, y la salida más o menos airosa al conflicto de NDDL, que llevaba décadas enquistado, le han hecho ganarse el respeto de los ciudadanos. Además su estilo comedido y moderado, sin dar grandes voces ni titulares demagógicos, es del agrado de muchos franceses quienes estaban cansados de los altisonantes comentarios y el autoritarismo de Manuel Valls y de los altercados entre los diputados del Partido Socialista que boicoteaban a su propio gobierno. Parece que Philippe ha decidido hacer de la discreción su seña de identidad, pero no una mesura surgida de la indolencia y del dejar pasar el tiempo al estilo rajoyano sino basada en el trabajo diario y silencioso. De hecho, es Macron el que acapara las críticas por sus salidas de tono y sus declaraciones extemporáneas, lo cual hace que aún se aprecie más la contención del primer ministro. Para que la falta de titulares no dé la impresión de que el gobierno no hace nada, en las últimas semanas, tanto el presidente del gobierno como sus ministros están apareciendo en los medios de comunicación de forma más frecuente.



Aún tomando decisiones importantes, algunas más acertadas que otras, la política es una fuente inagotable de conflictos. La crisis del barco de rescate marítimo Aquarius que ha reabierto la polémica sobre la nueva ley de inmigración, cerrada en falso hace unas semanas, junto con la reforma del impuesto de la solidaridad (el impuesto a los grandes patrimonios) y la reforma del código laboral siguen disgustando a amplias capas de la población, sobre todo, las más humildes. Si bien es cierto que el viento sopla a favor de este gobierno ya que la creación de empleo va en aumento y las inversiones en ecología, formación de adultos y programas sociales de inserción laboral pueden empezar a dar sus frutos a partir del año que viene. Como ya vimos aquí, las grandes inversiones deben servir para colocar a Francia en la cabeza de Europa a nivel económico y de empleabilidad. Esto es un ejemplo de hacer política de cara al futuro a medio plazo y por el bien del país y no de intereses partidistas o buscando los beneficios en una legislatura sólo para ser reelegido. Ciertamente, fue Macron el que inició este movimiento y esta nueva forma de hacer política que le ha superado y que puede llegar, incluso, a ensombrecerle.

martes, 26 de junio de 2018

Mayo del 68 : 50 años de las revueltas que hicieron temblar Francia

Al hilo de mi visita a la exposición que la Biblioteca Nacional ha organizado sobre mayo del 68, lamento muchísimo no haber tenido suficiente tiempo para preparar unos cuantos artículos sobre el tema en cuestión (sí, artículos, en plural). El paso del tiempo ha dejado estos acontecimientos envueltos en humo de manera que los propios franceses no saben muy bien cuáles fueron las causas, cómo se desarrollaron los acontecimientos ni qué consecuencias tuvieron. He preguntado a varios franceses de diferentes edades y distintos orígenes territoriales y sociales y nadie sabe explicarme muy bien qué pasó. Incluso la información que ofrecen los medios de comunicación me parece deslavazada y superficial. En estos próximos días, aunque sea un poco tarde, intentaremos desentrañar esta intrincada madeja de hechos y circunstancias para ver si podemos sacar algo en claro de unas revueltas que convulsionaron Francia. 

Cartel de la exposición Iconos de Mayo del 68

lunes, 25 de junio de 2018

Día de la Música: la noche más larga

Un año más, se celebró entre grandes medidas de seguridad, la Fiesta de la Música. Coincidiendo con el solsticio de verano, todo París se llenó de actuaciones en directo, incluso en los lugares más insospechados. Muchos espacios públicos organizan actuaciones en directo y los bares, restaurantes y espacios de ocio echan el resto para atraer visitantes. Cualquiera que sea vuestro estilo de música preferido lo podréis encontrar.  


Comencé la noche en el Petit Palais que celebró la inauguración de la exposición Los Impresionistas en Londres con un acto privado llamado Swinging London. Gracias a la invitación, pude entrar sin hacer cola a la nueva exposición, a la colección permanente y varias actividades relacionadas con Londres y la cultura British, incluido un bar en el que servían Pimm's, el conocido aperitivo a base de ginebra y frutas. El plato fuerte fue un concierto de los Public Service Broadcasting, grupo indie de música electrónica. 


Imágenes del concierto

Pensaba darme un paseo hasta casa pero, justo enfrente, vi una enorme pantalla retransmitiendo en directo la rave que tenía lugar en el patio del Palacio del Elíseo. El señor presidente (a ver quién se atreve ahora a llamarle Manu) decidió abrir el patio de armas para organizar una fiesta con varios DJ's. Después de pasar varios controles de seguridad, conseguí acceder al espacio, abierto por primera vez al público en un día tan importante. ¡Qué suerte la mía! Estando yo allí, apareció el presidente acompañado de su esposa. Los vi de lejos pero, por lo que circula por internet, la Primera Dama se lo pasó en grande


Detalles de la rave presidencial y su preciosa iluminación

Los datos de la fiesta son tan alucinantes como los espectáculos en sí: miles  de espectáculos por toda la ciudad, cientos de miles de espectadores y más de 5.000 policías desplegados, además de los militares de la operación Sentinelle. Lo único que se reduce cada año es la fiesta en sí. En esta ocasión, en lugar de estar en la calle hasta las 2:00, los actos acababan a las 0:30, hora a la qu todos tuvimos que volver a casa como Cenicientos urbanos... hasta el año que viene.

martes, 19 de junio de 2018

La Cerise

Antes de empezar con esta entrada, me gustaría pediros disculpas por el retraso en publicar. Durante este último mes, he tenido muchísimo trabajo: no era raro que llegase a casa a las 8 de la tarde con el tiempo justo de cenar, ocuparme de la casa e ir a dormir para, al día siguiente, volver a estar todo el día trabajando. Además una serie de cambios en mi vida me han tenido ocupada y ahora me toca retomar mi vida normal.

Para ello, nada mejor que salir a desayunar con Ilaria, mi amiga italiana de nacimiento pero brasileña de corazón. De casualidad, paseando por la rue Montorgueil, encontramos un centro social llamado La Cerise, un espacio multifuncional donde se ayuda a las personas sin hogar, se dan cursos de formación de todo tipo, se hacen intercambios culturales y de idiomas y se pueden emplear los espacios para reuniones y actividades.

Además, tienen una cafetería muy moderna y acogedora en la planta baja y una pequeña terraza regentadas por la señora Alix, una antigua periodista que recibe a los clientes con los brazos abiertos y una perenne sonrisa. Nada más entrar, nos pidió disculpas porque no le quedaban croissants y nos preguntó si alguna vez los habíamos probado. Al responder que no, se llevó las manos a la cabeza y nos dijo que ella servía los mejores croissants de París, así que agarró el bolso y se fue a comprarlos. Así pudimos degustar los famosos croissants además del pan de semillas con mantequilla y mermelada, el zumo y el café. Como Alix es una señora tan simpática y culta, nos estuvo preguntando si todo era a nuestro gusto y nos contó algunas historias sobre el barrio y la asociación muy interesantes.


 Patio
 La entrada
 Pan de semillas con mermelada de frambuesa y mantequilla
 Zumo de manzana, café con leche y el que dicen que es el mejor croissant de París
Imágenes del techo