El estilo nabi quizá no sea tan famoso como otras vanguardias del siglo XIX pero se caracteriza por el uso del color y por la búsqueda de lo inesperado. En sus cuadros, además de colores llamativos, hay una gran variedad de temas y personajes y una gran libertad en la disposición de los objetos. Se prefieren las escenas de la vida cotidiana aunque en su versión más bella e idealizada. No discriminan en cuanto a formato ya que realizan obras de gran tamaño o casi diminutas y, fundamentalmente, emplean lienzos, pero también láminas de papel y cartón. Su nombre viene de la palabra hebrea nabe'im, que significa profeta, porque ellos se consideraban mensajeros de un nuevo y más brillante arte pictórico. Por eso, no faltan las referencias religiosas desde el cristianismo más tradicional al budismo o hinduísmo. Su uso del color fuerte de forma poco matizada fue un precedente del fauvismo y su estilo idealista, un gran contraste con el realismo impresionista que dominaba hasta entonces.
En el caso concreto de Bonnard, se han reunido en esta exposición, obras de todas sus épocas y se hacen un repaso a sus influencias y a la huella que sus viajes y experiencias personales dejaron en su arte. El título de la muestra, Pintar la Arcadia, ya da una idea de que las obras expuestas van a mostrar un mundo bello, feliz, donde todo es perfecto. A pesar de ser así, los cuadros de Bonnard no resultan cursis ni infantiloides. Todo lo contrario, la armonía es una de las características más destacables.
Bonnard tuvo etapas en que representó la belleza de los paisajes de la costa mediterránea y también de regiones del sur y el norte de Francia. Tanto el campo como el mar fueron sus fuentes de inspiración. Pero no sólo la naturaleza le interesaba ya que una buena parte de su obra también trata temas domésticos como el baño o la comida. Además vivió una época en que recibió una gran influencia del arte japonés. La admiración es mutua ya que varias de las obras expuestas provienen de museos japoneses. Otras han llegado de museos estadounidenses, alemanes, suecos, italianos, españoles, rusos... y también de colecciones privadas. Como nota curiosa, también hay una sección dedicada a sus fotos. Si queréis conocer la obra de este artista, no dudéis en visitar la exposición y, si no estáis en París, también la podreís ver en la Fundación Mapfre de Madrid a partir de septiembre o en la Legion of Honor de San Francisco a partir de febrero de 2.016. Vale la pena verla. Y no os va a faltar información puesto que el folleto de la muestra tiene ocho páginas.
Entrada de la exposición
LaTable
La Toilette
Amandier en fleur
Folleto de la exposición
De propina, podéis visitar la exposición dedicada al desarrollo artístico italiano de los años 30. La exposición se llama ¿Dolce Vita? así que, si tenemos en cuenta que fue un estilo nacido al amparo del fascismo, la respuesta debería ser no. De hecho, me impactó ver un par de retratos de Mussolini, uno de ellos ecuestre, en plan héroe. Dejando al margen la política, la colección aquí presentada incluye obras de pintura, escultura, cartelería y también artes menores como muebles, vajillas y objetos decorativos, todos ellos a la búsqueda del equilibrio entre la utilidad y la estética. En esa época, también se empieza a desarrollar la industria automovilística italiana caracterizada por un estilo deportivo y elegante que todavía perdura. A medio camino entre el Liberty (el nombre italiano para el Art Nouveau) y el futurismo, Italia asentó en los primeros treinta años del siglo XX un estilo industrial propio, moderno, algo masculino y esquemático, poco dado a delicadezas y florituras, que todavía permanece y que es una de las claves del éxito del diseño italiano. Aquí, no dejan hacer fotos.
Folleto de ¿Dolce Vita ?, también ocho páginas de información
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