martes, 8 de marzo de 2016

Shakespeare & Company, la historia de dos mujeres

Uno de los lugares más emblemáticos de la cultura librera parisina es Shakespeare & Company. Resulta extraño que una de las librerías más famosas de París sea una que está especializada en literatura anglosajona. Pero ya sabemos que en París cualquier cosa es posible y que son muchos los extranjeros que llegan a la ciudad del Sena para hacer realidad sus sueños. No menos curioso es el hecho de que para buscar los orígenes de esta librería haya que conocer la historia de otra.

Adrienne Monnier abrió una librería en noviembre de 1915 La Maison des Amis des Livres, situada en la calle Odéon, convirtiéndose en la primera mujer librera de la historia de Francia. En ella no sólo había compra sino también préstamo de libros. Adrienne leía todos y cada uno de los libros que iba a vender de modo que podía aconsejar a sus clientes según sus gustos y su personalidad. Tantas eran sus adquisiciones que llegó un momento en que le faltaba espacio para instalar más anaqueles. Su librería pronto empezó a ser frecuentada por diversos intelectuales de la época como Jules Romains, André Bréton o Louis Aragon. Un día de marzo de 1917, una joven estadounidense llamada Sylvia Beach entró en la librería de Adrienne buscando nuevas lecturas. Propietaria y cliente comenzaron a hablar de su amor por los libros e iniciaron así una estrecha y duradera amistad. Cuatro años después y en la misma calle Odéon, Sylvia abrió Shakespeare & Company, especializada en literatura en inglés y que, con el tiempo, también se convertiría en editorial.

 
Foto de Sylvia Beach en su librería. El local de la antigua Shakespeare & Co. es ahora una tienda de ropa y conserva esta foto en el escaparate
 
Adrienne ayudó a Sylvia a comenzar esta aventura, a hacer las gestiones para sacar adelante su negocio y a administrarlo. Aunque ambas sentían una gran pasión por la lectura, su forma de trabajar era completamente distinta. Mientras Adrienne se centraba en los libros y las palabras, Sylvia prefería hacerlo en los lectores y los escritores, de ahí que comenzara pronto su labor como editora. Por eso Monnier apadrinó a nuevos escritores de vanguardia y creó la revista Le navire d'Argent, para dar a conocer las novedades editoriales y los nuevos estilos que iban surgiendo. Por su parte, Beach empezó a frecuentar a los escritores americanos residentes en París y a realizar sus propias ediciones de libros en inglés.

El libro más famoso que Shakespeare & Co. publicó fue el Ulises de James Joyce. Silvia fue tan generosa con su protegido que estuvo a punto de ir a la cárcel y a la ruina por su culpa. Adrienne tuvo que intervenir en defensa de su amiga, se enfrentó al irlandés y obligó a Sylvia a cortar los préstamos que le hacía. Después, Joyce firmó un contrato con una editorial americana rompiendo el que que tenía con Sylvia y dejándola en bancarrota, sin devolverle el dinero que había invertido ni indemnizando a la editorial por la pérdida de los derechos de autor.

Vista de la calle Odéon donde estaban la Maison des Amis des Livres y Shakespeare & Company

Pero éste no fue el único revés que afrontaron juntas. Durante la II Guerra Mundial, los alemanes amenazaron con confiscar los libros de Shakespeare & Co. Adrienne y la portera de la finca ayudaron a Sylvia a trasladar libros, cartas, cuadros y muebles al cuarto piso del edificio, en un apartamento vacio, para evitar el saqueo de los nazis. A pesar de eso, Beach fue detenida por la Gestapo y pasó seis meses en un campo de prisioneros.

Aunque la constancia y compañerismo de estas dos mujeres es admirable, ellas no estaban solas. Sus madres les apoyaron: Sylvia pidió dinero a su madre que vivía en Princeton para abrir su librería. Por su parte, la madre de Adrienne le mandaba verduras frescas todas las semanas y el dinero de la indemnización por accidente que su padre recibió (unos 10.000 francos de la época).

Estas mujeres cambiaron el panorama cultural de París en el periodo de entreguerras. No sólo vendían sino que se dedicaban a leer y aconsejar y recomendar a los lectores: eran auténticas libreras, de las que ya no quedan. Ahora en los grandes centros de venta de libros (me niego a llamarlos librerías) se pueden comprar hasta cafeteras. La Shakespeare & Co. que existe ahora junto al Sena, en la zona de Saint Michel, no es la auténtica y, salvo el nombre, no tiene nada que ver con la que fundara Beach.

Éste es mi pequeño homenaje a estas dos mujeres emprendedoras y adelantadas a su tiempo, cultas e intrépidas, en este Día de la Mujer.


La actual Shakespeare & Co. no es la original. Pero es bonita, está bien situada
 y tiene una cafetería estupenda.

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