Verdaderas patatas fritas belgas
Aunque a mí me ha venido a la cabeza la expresión argentina papafrita, que inmortalizara Mafalda, y que significa tonto. Y este significado se podría aplicar a la policía belga, a los servicios secretos, al Gobierno y hasta a toda la clase política del país. Aún recuerdo cómo, hace unos años, todo el mundo comentaba que en Bélgica no había gobierno y el país seguía funcionando: un país pequeño, bien organizado, con una economía potente, una administración eficaz y una ciudadanía cívica puede funcionar bien sin necesidad de un gobierno. Fueron muchos particulares y medios de comunicación, incluidos los llamados serios, los que alabaron esta situación como se puede ver aquí, aquí, en este link y en este otro. Pues bien, en ese tiempo también estalló la guerra de Siria y muchos fueron los habitantes de Bélgica, nacionales y extranjeros, que se fueron a combatir allí y a recibir instrucción militar y terrorista. Nadie hizo nada para evitarlo y mucho menos para impedir el regreso y la actividad terrorista de estos individuos a pesar de los avisos de otros países. Ahora sabemos que Bélgica ha sido la puerta de entrada, coladero más bien, de yihadistas: los que atentaron en París, los que han cometido esta última atrocidad y los que andarán por ahí organizando el próximo ataque en cualquier otro lugar. De momento, queda claro que los responsables de la seguridad y la inteligencia belgas no han hecho muy bien su trabajo. Ya se empieza a hablar de la mala organización, la falta de infraestructura, los recortes, los errores en el seguimiento... Todo ello con consecuencias gravísimas: pérdidas humanas e incontables heridos así como grandes daños económicos (en París, el turismo aún no se ha recuperado) y multitud de inconvenientes prácticos que sufrimos cada día los ciudadanos. Y todo lo anterior está sucediendo por culpa de los políticos belgas que antepusieron sus intereses partidistas al buen funcionamiento de su país, por su egoísmo y cortedad de miras, por su incapacidad para llegar a un acuerdo y resolver una situación de atasco político provocada por unos resultados ajustados en las elecciones. Así que de Bélgica, me quedo con las patatas fritas pero no los papafritas.
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