jueves, 7 de mayo de 2015

2.000 de teatro en Asia

Otra visita al Museo Guimet del que ya os hablé en mi artículo sobre la exposición de los Han. Para una amante del arte asiático como yo, este museo es una visita obligatoria o, mejor dicho, unas visitas ya que es tan grande y su colección tan rica y variada que en un solo día no se puede ver todo. Además yo soy partidaria de no pasar muchas horas seguidas en un mismo museo porque el visitante, a menos que conozca muy bien las obras que va a ver, puede saturarse y no enterarse de nada. El motivo de mi visita no era otro que ver la exposición que tiene lugar aquí hasta el 31 de agosto sobre el teatro en Asia.

 El cartel es bastante feo

La exposición es bastante grande, muy completa y está muy bien organizada. Todo lo que se expone es interesantísimo y está muy bien explicado pero sin excesos porque demasiadas explicaciones también resultan cargantes. En este caso son las justas y necesarias para entender lo que se ve. La mayor parte de las piezas expuestas son vestuario, accesorios y máscaras aunque también hay marionetas y algún objeto de atrezzo así como dibujos de representaciones.

Máscaras de teatro de diferentes países

A lo largo de la muestra vemos objetos de diferentes artes teatrales asiáticas como la danza Barong de Bali, el Khón thailandés o el Khatali de la India. Estos espectáculos tienen en común varios elementos como la música, el baile, los temas mitológicos y alegóricos y su llamativo vestuario.
Traje de teatro Khón de Thailandia

Hay varias salas dedicadas al teatro de marionetas en los diferentes países. Es éste un arte milenario y lleno de simbolismos que se representa tanto con títeres de cuerdas como de guante y, la más peculiar y característica de Asia, el teatro de sombras, vulgarmente llamado teatro de sombras chinescas. En realidad, este tipo de guiñol es de origen indio y se extendió por toda Asia llegando incluso a Turquía. Obviamente, en los distintos países son diferentes las representaciones, por ejemplo, en India, se representan historias de los poemas épicos Mahabharata y Ramayana; en China, el repertorio es histórico o mitológico; en Indonesia y Thailandia, los rostros y piernas de las marionetas están de perfil mientras el torso y los ojos están de frente; en Indonesia, el narrador aparece en escena...

Marionetas indias de guiñol

Figuras de teatro de sombras indio

Figuras de teatro de sombras chino

Otro de los puntos fuertes de la muestra es su área dedicada a la Ópera de Pekin. Cabe destacar que a diferencia de otras expresiones teatrales, en la Ópera de Pekín se tratan todo tipo de temas ya sean amorosos, de intriga policial, dramas, personajes históricos o mitológicos... Aunque su origen es antiguo, se desarrolla su forma definitiva en tiempos de la emperatriz Cixí (segunda mitad del s. XIX) mezclando canto, baile, poemas, acrobacias... Se trata de un espectáculo completo y, como es habitual en el teatro oriental, destacan la riqueza y exhuberancia de los trajes y accesorios, todos ellos estrictamente codificados para mostrar las características del personaje y de la historia. Esta manifestación artística fue prohibida durante la Revolución Cultural de Mao pero se recuperó a partir de 1.977.
Los trajes que se exponen pertenecen en su mayoría a la colección de Shi Pei Pu, un gran actor del género con una voz dúctil con la que podía interpretar papeles masculinos y femeninos y cuya tumultuosa vida podría llenar varias páginas de cualquier periódico. Además de actor de ópera china, Shi fue un espía que mantuvo durante veinte años una relación amorosa con un diplomático francés al que hizo creer que era una mujer, incluídos embarazo simulado y una adopción ilegal de un niño al que luego hizo pasar como propio. Después de pasar información al gobierno chino durante años, los amantes fueron procesados y condenados por espionaje y Shi Pei Pu, desenmascarado como un hombre. En 1.987, el presidente Mitterrand lo indultó y murió años después en París, motivo por el que su vestuario artístico se encuentra aquí.



Vestuario de la ópera de Pekín

Continuando con la muestra, llega el turno para las diferentes artes del teatro japonés, todas ellas complejísimas como corresponde a todo lo que nace en el país del Sol Naciente. En primer lugar, nos muestran el Bunraku, el milenario teatro de títeres que nació como modo de invocación a los dioses. Ya hace siglos que perdió su componente religioso pero no sus características escénicas, como el gran tamaño y peso de las marionetas (más de un metro de altura y en torno a cuatro kilos de peso) que deben ser manejadas por varios artistas a la vez y que representan las obras en un escenario de gran tamaño en el que también hay músicos y cantantes. Además se exponen varias piezas del teatro Kabuki y del teatro . Mientras el primero es más popular y combina canto, baile e interpretación, el segundo es mucho más formal y dramático. En el , sólo hay actuación, sin música ni baile, y los actores, además de pesados trajes, llevan máscaras y sus movimientos son lentos, elegantes y solemnes. En el mismo museo hay una exposición sobre estampas del Kabuki de la que os hablaré más adelante y en la que explicaré la historia de este teatro más detalladamente. 

 Marionetas de Bunraku

Kimono de Kabuki
Maqueta del escenario de una representación  de Kabuki de los 47 Ronins, un dramón en el que muere hasta el apuntador
Kimono de teatro Nô

Como gran sorpresa de la exposición y una de sus partes más bonitas, hay una impresionante colección de kimonos para teatro del artista Itchiku Kubota, todos ellos de estilo moderno en su decoración pero realizados al estilo tradicional con técnicas que se vienen empleando desde el siglo XVI, algunas recuperadas por el propio Kubota después de años de investigación. Se han seleccionado unos cuantos kimonos de su serie Fuji en la que se representa el monte Fuji en diversos momentos del día y del año y, también, varios kimonos de la serie Universo que representa la energía del universo y las cuatro estaciones.



Kimonos de la serie Fuji


Kimonos de la serie Universo

Al final de la exposición también se muestra la influencia occidental en las artes escénicas del continente y, lo contrario, la fascinación de los occidentales por el arte extremo oriental. Se cuenta la historia de Émile Guimet, el fundador del museo y gran coleccionista de arte asiático, y su relación con Mata-Hari. Margarita Zelle, su verdadero nombre, era una bailarina holandesa famosa por un espectáculo de danzas brahmánicas que había aprendido en Java, donde estuvo viviendo con su marido que era militar y estuvo destinado en la isla. Durante una recepción, conoció a Guimet y éste la invitó a París para dar a conocer allí su espectáculo. Precisamente, en 1.905, Mata-Hari bailó en la biblioteca del edificio donde ahora se encuentra el museo y es en esta biblioteca donde se muestra cómo era la decoración de sus espectáculos. De su historia como presunta espía no se dice nada, seguramente no fuera cierto, lo único que se sabe es que mientras vivió en Francia tuvo como amantes a importantes militares y políticos y, quizá por eso, resultaba más molesta que peligrosa y decidieron procesarla y condenarla a muerte.

Linterna mágica, el precedente del cine

La biblioteca del museo con la decoración de los espectáculos de Mata-Hari

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