El genio plástico de los artistas de los pueblos Fang, Kota, Tsogo o Punu se plasmó especialmente en la escultura religiosa relacionada con el culto a los ancestros y a las máscaras de espíritus. Artes mayores que, desde su descubrimiento a comienzos del siglo XX por artistas como Picasso, Derain o Braque, fueron determinantes en la constitución de la mirada moderna en Occidente. Es por esto que la muestra se centra en dos tipos de objetos: las estatuas ligadas al culto de los antepasados, por un lado, y las máscaras vinculadas a entes espirituales que contribuyen al buen funcionamiento de la sociedad. Todos ellos provienen de un periodo comprendido entre el siglo XVII y principios del XX: la más grande compilación de objetos artísticos de África ecuatorial, más de 300 en total, expuestos de una manera académica e historicista.
El Quai Branly nos permite hacer este recorrido por la región y sus principales estilos artísticos, de la fuerza plástica de los fang a la elegancia naturalista de los punu, como si se tratara de una exposición de bellas artes al uso. Así, se nos presenta una exploración de las conexiones, mutaciones y particularidades de la producción artística de estos grupos que habitaban una vasta zona alimentada por los flujos migratorios.
Basándose en tradiciones orales y experiencias
sobre el terreno, la exposición nos muestra diferentes estilos atendiendo a las
formas, pátinas, decoraciones y materiales de las numerosas obras pero, a pesar de la diversidad de estilos, todos estos pueblos tienen en común los mismos tipos de rituales, sobre todo, el culto a las reliquias de los antepasados. Los escultores trabajan para los diferentes linajes y familias de la comunidad pero, por desgracia, ninguno de ellos ha podido ser identificado, ni siquiera entre los más recientes.
En su mayoría, los relicarios están fabricados en corteza de árbol cosida y contienen los cráneos de los antepasados sobre una estatua (caso de los fang) o una figurita (caso de los kota). Dichas esculturas pueden representar figuras masculinas o femeninas. Pero más allás de sus diferencias, hay rasgos comunes como las piernas cortas y flexionadas, el busto y el cuello alargados y, a veces, el uso de una pátina lacada.
Por suerte para el visitante, la exposición comienza por las obras menos espectaculares pero va aumentando el interés y la belleza de las figuras conforme avanza el recorrido.
En su mayoría, los relicarios están fabricados en corteza de árbol cosida y contienen los cráneos de los antepasados sobre una estatua (caso de los fang) o una figurita (caso de los kota). Dichas esculturas pueden representar figuras masculinas o femeninas. Pero más allás de sus diferencias, hay rasgos comunes como las piernas cortas y flexionadas, el busto y el cuello alargados y, a veces, el uso de una pátina lacada.
Por suerte para el visitante, la exposición comienza por las obras menos espectaculares pero va aumentando el interés y la belleza de las figuras conforme avanza el recorrido.
Máscara nzebi de Pana, Gabón. Me llamó la atención porque es la única que tenía color azul
Veamos pues las diferentes
características de las obras según la zona de la que provienen. En
primer lugar, los pueblos situados más al norte como los fang donde el
culto a los antepasados es el corazón
de la vida espiritual y son los portadores de la buena suerte, la
fecundidad
de las mujeres, el éxito en la caza y hasta la riqueza. Las preciosas
reliquias
familiares se conservan en cajas de cortezas cosidas.
Estatuas de antepasados fang, Gabón o Camerún
Estatua de antepasado fang, Gabón o Guinea Ecuatorial
Relicario fang, Gabón
Máscara casco kota, Gabón o Congo
Máscara casco fang, Gabón
En
la zona este, el culto a los antepasados de los kota
recuerda al de los fang aunque la representación de sus figuras, los
guardianes de relicario, es muy diferente y se caracteriza por
la utilización de láminas y placas de hierro, cobre y latón.
Emparentados con
los kota, los mbede practican igualmente el culto a los antepasados y
esculpen
sus figuras que son, en sí mismas, cajas relicarios o que albergan una
cavidad
dorsal en la que se conservan los huesos así como ingredientes mágicos.
Imagen de una de las salas
Relicario kota, Gabón o Congo
Figura kota de shangu, Gabón
Máscaras kota de Obamba, Gabón
Figura kota de Zanaga, Congo
En la parte central, las grandes máscaras ovaladas y
coloridas de los galwa están cubiertas de fibras vegetales. Aparecen durante el
okukwe, una danza ritual en honor al
espíritu de un antepasado venerado, protector del pueblo. Se caracterizan por
un juego de colores lisos en ocre, blanco y negro en oposición, como también es
el caso de los aduma.
Relicarios Mbede, Gabón o Congo
Máscaras Aduma de Gabón y Congo
Máscaras Nzebi, Gabón
Máscaras galwa de Gabón
Pilar ritual tsogo de Gabón
En el sur, los punu esculpen sus máscaras que evocan
la primera mujer: la Mukaukila. Están frecuentemente cubiertas de caolín, una
tierra blanca, color de la muerte, de la misma forma que las máscaras
tsogho-vuvi que pertenecen a la sociedad masculina de los mwiri. Las utiliza,
mediante engastes, un danzante que realiza una verdadera actuación y que se
manifiesta en la plaza del pueblo durante la retirada del duelo de grandes
personajes, el nacimiento de gemelos y durante el curso de ritos ligados a la
iniciación.
Máscara punu de Gabón
Máscara punu de Gabón
Máscara punu de Gabón
Además, con ocasión de esta exposición, el museo ha realizado un estudio a 41 estatuillas de antepasados y de figuritas de relicarios gracias a las tecnologías de análisis por radiografía, escáner y medios físicos y técnicos. Éste estudio ha permitido determinar la naturaleza de las pátinas de los guardianes, los tipos de huesos presentes en estos relicarios así como la composición de las decoraciones metálicas de los relicarios kota. Complementariamente, se ha llevado a cabo un examen sistemático de los tipos de árbol y de las técnicas de manufacturas. Estos trabajos aportan una nueva perspectiva sobre los modos de producción y la composición de las obras en esta región.
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