lunes, 30 de noviembre de 2015

Funeral de Estado

Este pasado viernes tuvo lugar el funeral de Estado en homenaje a las víctimas de los atentados del 13 de noviembre. Presidido por François Hollande, el funeral se celebró en la explanada interior de los Inválidos y contó con la presencia de todo el gobierno en pleno, los presidentes de las Cámaras, la alcaldesa de París e importantes miembros de los partidos de oposición así como diplomáticos y miembros del Ejército y los cuerpos de seguridad del Estado. También asistieron muchos familiares de los fallecidos y algunas de las víctimas que aún se recuperan de las secuelas físicas y psicológicas.


 Imagen del patio de los Inválidos donde se celebró el funeral

Por mucho que insistan algunos medios de comunicación españoles, la solemne misa celebrada en la catedral de Notre-Dame no fue un funeral de Estado. Repito: aquella emotiva ceremonia católica en la que el organista titular de la catedral atronó a los asistentes cuando interpretó La Marsellesa no tuvo carácter oficial por lo que no contó con la presencia de ninguna autoridad pública. Quiero que quede muy claro que, desde España, se están usando estos atentados y, en concreto, esta misa para intoxicar el debate sobre si se deben realizar ceremonias religiosas para celebrar actos oficiales. Me gustaría recordar también que Francia es un país laico con absoluta separación entre Estado y confesiones religiosas, todas las confesiones religiosas, incluida la católica, mayoritaria entre los ciudadanos franceses. El caso de España es distinto porque la Constitución establece que los poderes públicos deben colaborar con las confesiones religiosas pero ¿hasta dónde debe llegar esa colaboración? ¿deben ceremonias oficiales incluir actos religiosos? ¿o actos religiosos de sólo una confesión por mucho que ésta sea la mayoritaria en el país? ¿tienen los ciudadanos de minorías religiosas menos derechos o menos reconocimiento social que los seguidores de la Iglesia Católica? ¿en que situación están los ateos?



En cualquier caso, este debate no sólo se circunscribe a España, también empieza a extenderse por Francia. Dado que los criminales son fanáticos religiosos y toda la estructura que los mantiene es como una enorme secta terrorista, muchos plantean estos atentados en clave de conflicto religioso, como las Cruzadas o algo así, entrando de lleno, de esta manera, en la misma dialéctica que usan los asesinos, lo cual implica aceptar su planteamiento y dar por buenas sus tesis. Una de las personas que ha caído cual gazapo en esa trampa ha sido Marion Maréchal-Le Pen, diputada del Frente Nacional, que declaró en la Asamblea que los extranjeros llegados a Francia deben aceptar los valores nacionales, de herencia cristiana, y que los musulmanes tenían menor rango que los católicos. Estas declaraciones no resultan sorprendentes viniendo de una persona racista y xenófoba. La Historia es la que es y no se puede negar la influencia del cristianismo en la cultura europea pero, si Francia es ahora el país moderno y progresista que todo el mundo conoce, es gracias a haber separado la religión de la política y a haberse convertido en un país completamente laico. Por no decir que Francia ha sido, durante los dos últimos siglos, país de acogida de muchos extranjeros que huían de regímenes opresores, de la guerra o del hambre y que se ha enriquecido cultural y económicamente de esa inmigración. Por otro lado, resulta curioso que Maréchal-Le Pen hable de rangos entre distintos creyentes y sitúe a los católicos en lo mas alto de la pirámide cuando ella fue toda su vida, hasta hace pocos años, protestante e incluso estudió durante su infancia en una escuela evangélica.



Aparte de todo lo anterior, la ceremonia civil de despedida de las víctimas fue muy emotiva. Hubo música en directo y honores militares, se cantó La Marsellesa en dos ocasiones, al principio y al final, se leyeron los nombres de los fallecidos y se guardó un minuto de silencio en su memoria. Uno de los momentos mas sentidos del acto fue el discurso del presidente Hollande intentando equilibrar en su parlamento el homenaje a los desaparecidos y a la vida con la condena al terrorismo y la promesa de acabar con el enemigo. De lo que no se ha dado cuenta el señor Hollande es de que el enemigo está en casa: todos los ejecutores del atentado eran franceses, salvo uno que era belga. Hace ya tiempo que en Francia se pueden intervenir las comunicaciones de los ciudadanos sin autorización de un juez y, en los últimos días, la policía pueden entrar en los domicilios franceses sin orden judicial y sin necesidad de que haya indicios de la comisión de un delito. Eso por no hablar de los cambios que Hollande quiere introducir en la Constitución, entre otros, permitir que el estado de emergencia se prolongue durante tres meses. Así que mucho glosar las virtudes de la democracia y del mundo occidental pero lo que está haciendo su gobierno (y otros de Europa como el español) es destruir ambos para conseguir una seguridad que no está funcionando nada bien.

Es tristísimo lo que ha ocurrido pero no podemos tolerar que se utilice como pretexto para cercenar nuestros derechos y libertades. Toda esta situación me recordó el aria de Händel Lascia ch'io pianga de su ópera Rinaldo. Yo sentía exactamente lo mismo, llorar por la desgracia y suspirar por la libertad, todo a la vez.


jueves, 19 de noviembre de 2015

Vuelta a la vida nocturna en París (aunque no a la normalidad)

Intensa noche la que pasamos mis amigos y yo el martes. Para recuperar la actividad nocturna en la ciudad, la guía Le Fooding propuso el día 17 como la noche del bistrot o, lo que es lo mismo, la noche para salir a cenar fuera. Los restaurantes parisinos aceptaron la idea de buen grado ya que la vida debe continuar y los ciudadanos, recuperar un poco la normalidad. Dado que varios atentados se produjeron en restaurantes y bares, esta iniciativa se alza también como un acto de homenaje a las víctimas, de solidaridad con el sector hostelero y de reinicio de la vida nocturna de París después de un par de días en que no hemos podido ni salir de casa.

La tarde empezó con un cine. Fuimos a ver una película que, precisamente, trata el mundo de la restauración: Burnt, aquí llamada À vif!. Como es imposible ver esa película sin sentir hambre, ya que cuenta la historia de un cocinero y su equipo y la mayor parte de las escenas muestran la preparación y restauración de platos, decidimos ir a algún local de la zona de Grands Boulevards y nos decidimos a entrar en una taberna llamada James Hetfeeld's Pub donde tomamos unas pintas y comimos hamburguesas, patatas fritas y aros de cebolla. Además, vimos el partido de fútbol amistoso entre Inglaterra y Francia que acabó con victoria para los primeros. No se puede tener una noche más hostelera. Ni más patriótica. A pesar de perder y de no jugar demasiado bien, el público allí reunido no dejó de animar ni de cantar, De hecho, se cantó La Marsellesa varias veces antes de que terminara el partido y otra vez más al finalizar. Bonita noche si no fuera porque otra vez no pude dormir. El ruido de los helicópteros y las sirenas me lo impidió pues, mientras yo estaba tranquilamente en casa, en otro lugar la Policía detenía a varias personas relacionadas con los atentados del viernes. Todos los inconvenientes que estamos sufriendo en el transporte y en nuestra vida cotidiana no son nada en comparación con el riesgo que corremos. Pero no hay que amilanarse. Quedarse en casa sería lo peor para nuestras vidas y para la economía de la ciudad, basada en gran medida en el ocio y el turismo. Además de que sería nuestra pequeña venganza contra los terroristas, que han calificado de ateos, apóstatas y cosas semejantes a la gente que estaba tranquilamente disfrutando la noche del viernes: les molesta que disfrutemos de la vida. Por eso, hay que salir y disfrutar y que rabien los amargados y sectarios.



Imagen de la campaña

La taberna donde cenamos

Ambiente en el interior


Las hamburguesas tenían muy buena pinta y estaban muy ricas pero es la primera vez que me ponen el huevo a la plancha por fuera del pan

Guitarra rota en la decoración de una pared 

Una de las varias ocasiones en que el público empezó a cantar espontáneamente el himno nacional

lunes, 16 de noviembre de 2015

El Consulado de España en París

Buenas noticias. Los españoles residentes en el extranjero estamos ya solicitando el voto por correo para poder votar en las próximas elecciones generales. Los que vivimos en países cercanos lo tenemos mucho más fácil que los residentes en países lejanos ya que los plazos del voto por correo son tan cortos que muchos de ellos no llegan a tiempo. Yo ya he solicitado el voto y estoy esperando a que me lleguen las papeletas. No me ha resultado difícil realizar todo el proceso porque en mi lugar de residencia hay un consulado y es de los más importantes que tiene España por el mundo. Otros compatriotas no tienen la misma suerte ya que deben desplazarse grandes distancias hasta su consulado más cercano. Por otro lado, el consulado de París funciona muy bien y trabaja rápido pero sé que hay otros centros consulares que se ven desbordados. También es cierto que tengo la inmensa suerte de que mis días de fiesta son entre semana por lo que no me he visto obligada a acudir un sábado o domingo que es cuando más afluencia de personas hay.

En cualquier caso, había oído quejas sobre el mal carácter y la antipatía de los funcionarios del consulado de París pero debo decir que mi experiencia ha sido la contraria. No sólo se han mostrado muy amables y educados conmigo y con todos los allí presentes, sino incluso preocupados por nosotros y nuestros asuntos y han resuelto dudas que iban más allá de los trámites que se estaban realizando en ese momento. Como ejemplo, puedo decir que me pidieron que pasara a una mesa al fondo de un pasillo para que en otra mesa, más cercana a la puerta, pudiera ser atendido un señor mayor con problemas de movilidad. Por todo ello, les doy un 10 y les deseo que estas larguísimas e intensísimas jornadas que están viviendo les resulten llevaderas. Y más ahora, después de los ataques terroristas, en que tendrán mucho más trabajo de información y ayuda a las personas afectadas.


Imagen del consulado español en París

sábado, 14 de noviembre de 2015

Toda la noche sin dormir

Estoy trastornada. Como todos los habitantes de París. Ayer salí tan tranquila a dar una vuelta y, al volver a casa, me cuentan mis compañeros lo que ha ocurrido: unos tiroteos y varias explosiones con un resultado de 40 muertos por el momento. Luego se irían sumando más víctimas. El ruido de los helicópteros y las ambulancias, la televisión y los ordenadores encendidos para informarse, los amigos y familiares que llaman y envían mensajes para saber cómo estamos... Toda la noche en vela y no es para menos. Por el momento, ninguno de mis amigos ha sufrido daño alguno en estos ataques y eso que algunos viven cerca de las zonas donde se han producido. Por el momento, ya hay más de 120 muertos y cientos de heridos. Y todas las consecuencias del caos que el terrorismo trae aparejados: de momento, no puedo salir de casa y aquí estoy, escribiendo este artículo.

Y pensando. Estoy pensando mucho. Primero, en la zona afectada, cerca de la antigua sede de Charlie Hebdo, que ha sido golpeada otra vez. Segundo, en la zona de Republique, que se convirtió en símbolo de la unidad nacional contra el terrorismo y que ha sufrido varios de los tiroteos. Tercero, en la seguridad. Yo todavía no entiendo cómo esto ha podido ocurrir en una ciudad que está tomada completamente por policía y ejército desde hace meses. ¿Qué hacen todos estos efectivos desplegados por la ciudad? ¿Pasearse? Y por supuesto, pienso en mucho más: en cómo está actuando el gobierno francés, en si la política antiterrorista funciona (claramente, no), en cuáles son las motivaciones de los asesinos para segar la vida de gente inocente y perturbarnos a todos, en la situación de Oriente Medio y el fanatismo que ha provocado el auge de tantos grupos criminales, en la absurda guerra de Irak en la que nos embarcaron los desaprensivos de George Bush, Tony Blair y José María Aznar que es la causa del nacimiento de muchos grupos terroristas que ahora están atacando Europa...

Y, por supuesto, pienso en las víctimas. Gente inocente, como tú y como yo, que salieron una noche a un concierto en una sala de fiestas, que fueron a cenar a un restaurante asiático en una zona llena de restaurantes y bares, que quedaron con sus amigos a tomar algo y esperaban tranquilamente cuando les sorprendió la muerte. Mi pensamiento está con ellos y con sus familias.

Pero, como ya dije aquí, hay que seguir adelante. En cuanto pase esta situación, habrá que volver a salir y a cenar y a vivir, de la manera más normal posible. No hay que dejarse vencer. Adelante.




jueves, 12 de noviembre de 2015

La Francesa. Teatro de cercanía en la rue Clavel

El pasado día 5 asistí con unos amigos al estreno de una obra muy especial. El teatro también lo es: por su reducido tamaño, los espectadores están a apenas tres metros de los actores. La Française (La Francesa) cuenta la historia de Isabel, una mujer española emigrada a Francia durante el franquismo que regresa a su pueblo natal en 1.987 para vender la casa familiar después de la muerte de su madre. Allí se le aparece el recuerdo de Antonio, cantante romántico que fue su ídolo de juventud y que estuvo en la cárcel. Entre los dos dan un repaso a la historia de España, a la de los inmigrantes españoles en Francia y a los prejuicios de los habitantes de ambos lados de los Pirineos. Recuerdos, diálogos y canciones se van intercalando mientras se explica la historia de los dos personajes. Magníficas interpretaciones, acción ligera y bien hilvanada y muchas frases en español salpicando el estupendo guión. La obra es tan divertida al principio que, durante la primera media hora, no podía para de sonreír. Aunque después llegó el drama: Isabel se debe enfrentar a los aspectos más desagradables de su pasado, en especial, el fusilamiento de su padre.

La buena compañía, una tarta de cumpleaños muy rica y esta maravillosa obra de teatro hicieron que ésa fuera una de las noches más felices que he vivido desde que estoy en París. Recomiendo La Francesa y volveré, sin duda, al teatro Clavel a disfrutar de más teatro en estado puro.

Folletos de la obra

El teatro Clavel

jueves, 5 de noviembre de 2015

We are family. Imágenes del mundo en el Photoquai

Cada dos años, el Museo Quai Branly celebra una exposición de fotografías al aire libre llamada Photoquai y la de este año es todo un espectáculo. Situada en el propio muelle Branly, justo detrás de la torre Eiffel, la actual edición está supervisada por el español Frank Kalero y ha obtenido excelentes críticas tanto en su concepto de exposición dentro y fuera de los museos como en la selección de fotografías escogidas. Los espectadores vamos recorriendo las diferentes partes del mundo a través de las imágenes: niños, adultos, jóvenes madres, minorías étnicas, superhéroes, samuráis del presente, jinetes de carreras, actores, cantantes, turistas... los retratos de todas estas personas que componen el mundo. El título de esta edición no es casual ya que la organización quiere dar entender que todos somos una gran familia, todos estamos comunicados del mismo modo que están comunicadas las diferentes sedes de la exposición que se reparten por toda la ciudad. Photoquai finaliza el 22 de este mes.