sábado, 28 de julio de 2018

Kupka: retrospectiva de un gran desconocido

Ya se acaba el lunes 30, la retrospectiva que el Grand Palais ha dedicado a Frantisek Kupka, uno de los padres del arte abstracto. Aunque la exposición comienza con su etapa clásica juvenil, vemos que el pintor checo pronto se adentra en otros estilos vanguardistas. Su llegada a París siendo muy joven marcó el desarrollo de su pintura y le amplió las miras más allá de las primeras vanguardias como el expresionismo o el simbolismo.

 Autorretrato
 La Vía del Silencio
 La Arcaica

Participó en el primer Salón de la Sección de Oro en 1912, presentando la obra Complexe, el primero de sus cuadros de formas irregulares, que supone una exploración de manchas indeterminadas e indeterminables, opuestas a lo absoluto. Este hecho evita poner orden a sus composiciones y le hace ganar espontaneidad. "Pinto, sí, pero sólo conceptos, síntesis, acuerdos...", "lo abstracto es eliminar" ... son algunas de las frases que resumen la evolución de su Arte. En esta exposición, vemos esta evolución de la simplificación, la metáfora y la armonía conceptual.

 La Gama Amarilla presentado en el Salón de Otoño de 1900
 Discos de Newton

Una de las claves para conseguir esa expresividad es el uso de los colores, por ello, Kupka tiene varias obras en diferentes gamas de colores, sobre todo, durante su período simbolista para crear efectos psicofisiológicos en el espectador. También hay varias obras suyas con el tema de los discos coloreados, que recuerdan las obras de Sonia y Robert Delaunay, nos presenta el experimento óptico de Newton en que un disco con los colores del arco-iris, al girarlo, forma el color blanco y sólo se llegan a ver todos los colores que componen la luz blanca antes de girarlo y al parar. En otras ocasiones, las diferentes gamas cromáticas van unidas a una forma particular. De hecho, fueron los vitrales de la iglesia de Saint Germain l'Auxerrois los que le influyeron para iniciar en 1919 una serie de cuadros en los que se aplica a determinar para diferentes colores la disposición formal que les corresponde mejor. De esta manera, los azules dan la impresión de entrar en sí mismos y exigen manifestarse en formas rectilíneas delgadas y alargadas. Por el contrario, los colores cálidos como el rojo, el naranja y el amarillo manifiestan una exuberancia que encaja mejor con las formas suaves y redondas. 

 Complexe
 La Forma del Azul

Después de la Segunda Guerra Mundial vuelve a su taller en Puteaux. El panorama artístico había cambiado mucho. Tras la muerte de Robert Delaunay y de Kandinsky, Kupka es uno de los últimos testigos de la época heroica del inicio del arte no figurativo. En el círculo de defensores de este arte se desarrolla la idea de la creación pictórica considerada como el nacimiento a una nueva realidad de forma que le salieron imitadores. En 1946, se crea el Salon de Réalités Nouvelles, donde expone hasta el final de su vida. Sus deseos comportan a la vez obras antiguas que muestran la anterioridad de su búsqueda con obras recientes en las que llega a retomar de manera nueva las temáticas formales personales al menos dar forma a visiones aún inéditas, siempre dando prueba de una creatividad pictórica intacta.

Conjunto estático

miércoles, 18 de julio de 2018

Fin de semana de locura

Si mi fin de semana comenzaba con un exceso romántico, continuó con un gesto de amistad y culminó con un buen espectáculo deportivo. Mientras tanto, la multitud se congregaba en torno a la fiesta Nacional y a la final del Mundial de fútbol.

El viernes noche vi Il Trovatore, un melodrama de amores malditos, venganzas enquistadas y secretos familiares. Una función inolvidable por muchas motivos de los que ya os hablé. El sábado fue la Fiesta Nacional con un enorme desfile militar en el que participaron como invitados los países de Japón y Singapur. Ya os conté aquí que el 14 de julio se conmemora la toma de la cárcel de la Bastilla, situada en el lugar donde ahora se eleva el moderno teatro de la Ópera.

La contraescarpa de la Bastilla

Como cantaba Georges Brassens, "la música militar nunca me supo levantar" así que nunca he ido a ver el desfile y mucho menos estos últimos años en que las medidas de seguridad prácticamente no permiten acercarse al centro. En su lugar, quedé con mi querida María, que ha sufrido un pequeño accidente doméstico, con Eli y con Juan para ver el Tyranosaurus Rex expuesto en el Jardin de Plantes. Os hablaré de él próximamente pero ya os adelanto que es el esqueleto de una hembra recuperado en Montana, Estados Unidos, que está recorriendo varias ciudades de Europa. De verdad, que es impactante ver ese esqueleto tan completo (falta una pata trasera y la mandíbula, reemplazadas por otras piezas) presentado además en posición amenazadora. 

Realmente impresiona

Pero ni el Día de la Patria ni la verbena de los bomberos ni ningún otro evento pudo hacer sombra a la gran final del Mundial de Fútbol. Francia había llevado muy bien su participación en este torneo tanto en la fase de grupos como en las eliminatorias. Sus jóvenes jugadores tienen un gran talento y  mucha experiencia a pesar de su corta edad y han podido desquitarse de la amarga derrota sufrida hace dos años en su propia casa en la final de la Copa de Europa.

Las portadas de los diarios: un amigo recorrió 10 papelerías para comprar la edición especial de L'Équipe y no la encontró

Por supuesto, la locura se desató y la noche del domingo hubo celebraciones por todo el país. Como siempre, también hubo altercados, incluso muertos. Tengo la suerte de vivir en un barrio muy tranquilo y pude dormir pero tengo amigos que no pudieron pegar ojo en toda la noche. El lunes se celebró la gran fiesta de bienvenida de los jugadores que hicieron un recorrido por el centro de París, una rúa subidos a un autobús descapotable. A mediodía los Campos Elíseos ya estaban llenos de gente que quería ver este otro desfile. También visitaron a Macron en su palacio: Manu no tuvo suficiente con hacer el ganso en el palco presidencial del estadio durante la final y se convirtió en la estrella de la fiesta demostrando que él también puede ser chachi piruli y super mega enrollado, aparte de robar el protagonismo a los futbolistas, como ya intentó en el funeral de Johnny Hallyday y en otros momentos populares.

Logotipo del mundial

Yo me alegro mucho de que Francia haya ganado el Mundial, no sólo porque sea mi país de adopción sino también porque hace dos años les animé en la Eurocopa y perdieron como idiotas frente a un equipo tan mediocre como Portugal, el cual sólo ganó un partido en todo el campeonato: la final. Los bleus me debían una. A mí y a toda su gente. ¡¡¡Felicidades!!!

Eliminatorias llenas de errores




martes, 17 de julio de 2018

Il Trovatore: la luz rosa en la noche negra

Fin de la temporada operística para la Ópera Nacional de París: una temporada que ha sido muy intensa para mí. Habrá que ver el año que viene cómo me organizo porque los abonos están a la venta desde hace tiempo pero las óperas que más me interesan se han quedado fuera. En cualquier caso, la próxima empieza oficialmente el 11 de septiembre con un truño como un puño llamado Tristan e Isolda. Que me perdonen los wagnerianos pero su ídolo no estuvo especialmente inspirado cuando compuso esta ópera. Y el regidor será Peter Sellars, justo el dato que me faltaba para confirmar que no voy a ir.

Entrada y programa

Esperando que se completen los repartos, fui este viernes a la representación de Il Trovatore, la excesiva ópera romántica verdiana por tres motivos principales. El primero, porque una gran parte se desarrolla en mi querida ciudad natal, Zaragoza, concretamente en el Palacio de la Aljafería, que tenéis debajo de estas líneas. La segunda, porque contiene mi aria de tenor favorita de todos los tiempos Di quella pira; y la tercera porque Leonora la interpretaba mi admirada Sondra Radvanovsky, probablemente la mejor soprano del mundo en estos momentos.

Parece un palacio de cuento de hadas

La noche empezó muy bien con mi asiento de patio de butacas. Il Trovatore está inspirada en un dramón del teatro romántico español, El Trovador de Antonio García Gutiérez. No sería ésta la única obra teatral del autor que Verdi llevó a los escenarios de la lírica: hizo lo propio con Simón Boccanegra que está programada para el año que viene. La idea que Verdi tenía para esta ópera era modernísima: un solo acto cantado en continuo sin arias ni concertantes. Por desgracia, el proyecto no prosperó ya que el libretista estableció una estructura más convencional. Aún así, no hay obertura, algunos pasajes de la ópera marcan ya un nuevo estilo y se adelanta el tipo de ópera parlando que se popularizó en el siglo XX y que vuelve al origen mismo de la ópera: recitar cantando. El éxito de Verdi con esta ópera fue inmediato y es una de las obras clásicas del repertorio que no ha dejado de representarse en los 170 años de vida que tiene.

Los cuatro grandes salen a saludar

La puesta en escena corre a cargo de Àlex Ollé, uno de los fundadores de La Fura dels Baus, y se estrenó hace ya unos años en este mismo teatro. Como todas las puestas en escena que llevan el sello de La Fura es grandilocuente, monumental y muy historiada. La base material son unos enormes pilares sujetos con gruesos hilos que se levantan un poco, a media altura o hasta elevarse por encima de las cabezas de los cantantes con la intención de simular un cementerio, una iglesia, una trinchera o un palacio. Podéis ver algunas imágenes de la puesta en escena aquí. Cuando se levantan del todo, quedan unos enormes huecos por los que tuve miedo de que se despeñara un cantante, como le ocurrió hace dos años a Anna Netrebko en un ensayo, quedando levemente herida de un pie. Por suerte, no hubo ningún accidente grave aunque en cierto momento el barítono estuvo a punto de quedarse enredado en las cuerdas mientras caminaba hacia atrás. Menos mal que los coristas que le acompañaban lo agarraron por los brazos y se lo llevaron. Aunque no me encantó, tampoco me molestó esta escenografía. Por lo menos, los de La Fura ya no lanzan harina al público como hacían a finales de los 90. El vestuario es otro cantar ya que es la enésima puesta en escena de ópera en que los personajes van vestidos de nazis. Y encima, en un momento de lo más absurdo, coinciden con un grupo de monjas: ¿conocerá Ollé la postura de los nazis sobe los católicos? Diría que no.

Los cuatro protagonistas

La historia es dramática a más no poder, como corresponde al Romanticismo en el que se inscribe. En plena guerra civil aragonesa (siglo XV), un trovador ronda a una dama noble de la que está enamorado el Conde de Luna. Éste, muerto de celos, lo deja herido en un duelo. La enamorada, Leonora, cree muerto a su amado y decide meterse en un convento. El trovador es un caballero de las milicias insurgentes del Conde de Urgel que se han alzado contra el rey Fernando I de Aragón y además el hijo, más adelante veremos que adoptivo, de una gitana nómada. Tras varias tribulaciones, el trovador Manrico y Leonora se encuentran y se prometen en matrimonio pero Manrico debe partir a salvar la vida de su madre, apresada por Luna. Leonora decide pedir el indulto de Manrico a Luna pero se toma un veneno para morir antes de que Luna la obligue a casarse con él. Ella muere, él muere y la gitana desvela un horrible secreto del que hemos oído hablar a lo largo de toda la ópera.

Saludos del reparto

Entremos ya en lo más importante, las voces. Esta ópera reclama un pocker de ases por la dificultad vocal de los cuatro personajes principales: un tenor spinto, una soprano dramática, un barítono y una mezzosoprano. Las triunfadoras de la noche fueron las dos señoras: la Radavanovsky, en el papel de Leonora, venía ya como la gran estrella de la velada tras haber bisado D'amor sull'ali rosee el 30 de junio y el 5 de julio. Se convertía así en la primera mujer y tercera persona en bisar un aria en la Ópera Bastille desde su inauguración en 1989: el primero fue Juan Diego Flórez, después vino Lawrence Brownlee y ahora ella. Igual que cuando la vi en Un ballo in maschera, la canadiense dio un lección magistral de canto porque todo lo hace bien: los trinos, los pianissimi, los filados, la messa di voce, los graves poderosos, los agudos luminosos... Oírla cantar es una delicia y yo he tenido la inmensa suerte de haberlo hecho dos veces. Toda su actuación fue magnífica y cada intervención suya fue aplaudida hasta el dolor de manos. Y como no hay dos sin tres, el director concedió el bis que el público pidió. No menos reconocida fue la mezzosoprano bielorrusa Ekaterina Semenchuk, otra gran representante del canto verdiano, que interpretó a la zíngara Azucena. Aunque su voz es bastante juvenil como para interpretar a una vieja hechicera, su técnica es impecable: demostró su enorme dominio del resonador de pecho y del pasaje, subiendo y bajando del agudo al grave y viceversa sin esfuerzo aparente. Además, a nivel interpretativo fue la mejor.

Aplausos para la prima donna

El barítono Zeljko Lucic estuvo soberbio interpretando al malvado conde de Luna con ese canto tan complejo que Verdi le otorgó, como descoyuntado y desmembrado, la expresión misma de su alma atormentada por los celos y la venganza. Aparte de su pequeño incidente con las cuerdas antes mencionado, su actuación fue estupenda y su canto muy elegante, como corresponde a un personaje verdiano y más si es un noble. El personaje es malo pero su canto, no: parece que a algunos se les olvida. Por suerte, Lucic no es de esos. El punto negro de la velada lo puso, a su pesar, el rol titular: el pobre Marcelo Álvarez no tuvo su noche. Si bien el argentino nunca fue un ejemplo de finura, el viernes sufrió un inoportuno ataque de alergia que complicó mucho su prestación. Bebió de la cantimplora que lleva su personaje varias veces a lo largo de la función y hasta se oyó el ruidito de un spray (¿su inhalador?). La dirección del teatro anunció durante la pausa que, a pesar de sus afecciones, completaría su actuación. No sé si aplaudir su valor o criticar su temeridad: la consecuencia es que sólo cantó una parte de mi aria de tenor favorita, Di quella pira, así que me quedé con las ganas de oír el tradicional y heroico do de pecho (no escrito en la partitura) dando vueltas por todo el teatro.

El reparto y el director saludan al público

Muy bien estuvieron también los personajes de reparto como Ruiz, Inés o Ferrando que abre la función con la historia de García, el desaparecido hermano menor del conde, interpretados por Yu Shao, Élodie Hache y Mika Kares, respectivamente. Fantásticos como siempre, los integrantes del coro. El director fue Maurizio Benini, uno de los favoritos de Pavarotti para sus galas. El maestro nunca ha sido un ejemplo de imaginación desbordante pero comprende el estilo verdiano y además es muy complaciente con los cantantes. "¿Para qué ser creativo en el foso si eso ya lo pueden hacer los que están sobre el escenario?" debe de pensar el hombre.

Ovación final

Si le puedo poner un pero a la función es la interpretación que se pasó de verista, una forma de actuar completamente ajena al estilo y varias décadas posterior a Verdi. Estos aspavientos y gemidos acabaron afectando al canto, sobre todo, el de los dos enamorados. No sé de quién fue la culpa pero en una obra tan siniestra como El Trovador, que transcurre casi entera de noche, son Leonora y Manrico quienes con su amor generoso e incondicional, su nobleza de sentimientos y su conmovedora pasión ponen luz cálida a la tragedia, la guerra y el destino fatídico. Del amor, sobre alas rosas... canta Leonora: un poco de sensualidad y calidez en una historia de guerra civil, venganzas encallecidas y fatalidad. Uno de los ejemplos supremos de exceso sentimental romántico. No se puede poner mejor broche a esta temporada lírica.  

Yo también iba de rosa

viernes, 13 de julio de 2018

Vitebsk: la vanguardia rusa

Preciosa exposición del Pompidou dedicada a la Escuela de Vitebsk, que termina ya este domingo. Se trata de un bonito homenaje a la escuela fundada por el pintor Marc Chagall en su ciudad natal, Vitebsk, y que sólo duró una promoción, de 1918-1922. A veces parece que la utopía es lo que no puede existir aunque, en realidad, lo impensable sí puede existir pero son los poderosos quienes se cargan estas realidades porque les molestan, como ocurrió con esta escuela: demasiada libertad creativa podía significar demasiadas ansias de libertad social pero el naciente régimen soviético no podía permitirlo.

Catálogos de la exposición 

Doble retrato con copa de vino de Marc Chagall


Vitebsk fue una escuela de arte popular gratuita y abierta a todos, una  especie de laboratorio artístico en que se juntaron diferentes disciplinas y una pluralidad de tendencias que iban desde el arte figurativo a la abstracción. Aunque, sin duda, muchos estudiantes adoptaron el suprematismo de Malevitch. Entre otros hitos de la Escuela hay que destacar que se consideraban una escuela de arte revolucionario en el sentido más político de palabra: se identificaban con los principios de la Revolución de Octubre de igualdad de todos los ciudadanos. Así, en esta escuela había una altísima presencia de mujeres y los alumnos tenían diferentes orígenes, religiones y deseos. De hecho, la escuela se encargaba de sostener económicamente a estos artistas noveles que no tenían formación debido a su origen modesto.

Autorretrato de Iuri Pen, maestro de Chagall y de otros artistas

Composición de Michail Veksler

Esta exposición, que nos presenta 250 obras y documentos que cuentan la historia de este período, pretende mostrar el desarrollo de sus técnicas de enseñanza, su trabajo creativo y redescubrir la trayectoria humana y artística de sus miembros. El iniciador de todo este asunto fue Marc Chagall (nacido Moshe Chagalov en Vitebsk, actual Bielorrusia), perteneciente a una humilde familia de judíos hasídicos. Durante su adolescencia fue alumno del artista Iuri Pen al que siempre consideró como un segundo padre. Con la instauración del régimen soviético, Chagall se convirtió en ciudadano ruso de pleno derecho debido a la reprobación de toda discriminación nacional o religiosa. Siempre estuvo muy unido a su ciudad natal y la representó en diferentes cuadros a lo largo de toda su vida. Allí también es donde pudo fundar esta escuela como gran proyecto estrella de su labor como comisionado municipal de Bellas Artes.

En cualquier lugar fuera de este mundo de Marc Chagall inspirado en elpoema de Baudelaire

Aunque Chagall fuera su fundador y primer director, en esta escuela hubo importantísimos maestros empezando por Iuri Pen, invitado por su antiguo discípulo a dirigir el taller de pintura y dibujo. Además destacaban El Lissitzky, pintor y arquitecto, encargado de los talleres de impresión, grafismo y arquitectura y Kazimir Malevitch, jefe de filas de la abstracción y creador del suprematismo, el más influyente de los estilos de la Escuela. Asimismo, fueron profesores David Iakerson, también antiguo alumno de Iuri Pen, pintor, grafista y escultor, y Vera Ermolaeva, pintora e ilustradora, que se convirtió en directora de la Escuela tras la dimisión de Chagall. Otra de los artistas que reclutó Chagall para su escuela fue Olga Rozanova, una de sus pintoras favoritas y miembro del grupo Supremus fundado por Malevitch. 

Además de Supremus, Malevitch, junto con algunos alumnos de Vitebsk, fundó Unovis, un fugaz grupo artístico que se encargó, entre otras cosas, de la decoración de las calles de Vitebsk con obras de arte y propaganda suprematista.

Dibujo para un Proun 6B de El Lissitzky

Entre las muchas obras expuestas, son especialmente reseñables los Proun: proyectos para la formación de un nuevo arte que los alumnos de esta escuela desarrollaron entre 1919 - 1920. En ellos tiene un papel activo el espectador ya que son construcciones para contemplar desde todos los lados, desde arriba, desde abajo e, incluso, alrededor puesto que algunos tienen un eje de rotación. Vinculadas a las Proun, también vemos composiciones pictóricas en volumen que marcan una etapa de transposición suprematista en la arquitectura y su extensión al espacio tridimensional.

Composición suprematista de Ilia Tchachnik

Es muy interesante ver la evolución de estos artistas y de la Escuela a lo largo de su breve pero intensa vida. Como decía al principio, fue una suerte que estos artistas hicieran suyos los principios de igualdad y libertad que preconizaba la Revolución y que, como sabemos, en eso se quedaron. Gracias a la puesta en marcha de este proyecto, estudiantes que no habrían podido tener acceso a este tipo de formación la tuvieron, de ahí la numerosa presencia de mujeres o de gente de clases modestas. Como todos los sueños, llegó el momento en que se desvaneció: demasiado bonito para que una dictadura lo permitiera. Al menos, nos queda su herencia y su influencia más allá de las fronteras de la onírica y delicada ciudad de Vitebsk.

Naturaleza muerta con tomates de Olga Rozanova

Moscú. La plaza Roja de Vassily Kandinsky

martes, 10 de julio de 2018

Almas salvajes: pintores de los países bálticos

Parece que ya han quedado atrás aquellas polémicas que rodeaban al Musée dOrsay. No había exposición que no levantara una polvareda de críticas como ocurrió con Esplendor y Miseria y sus predecesoras. Y si no eran los temas elegidos para las muestras, eran causas externas como la ministra de Cultura que sacó y publicó fotos, algo vetado para el resto de visitantes. Estos últimos dos años han sido fantásticos en cuanto a exposiciones, no sólo por el interés intrínseco de éstas sino también por su excelente presentación e hilo argumental, como ocurrió con Más Allá de las Estrellas o la dedicada a los retratos de Cézanne. Ahora seguimos con una exposición que cuenta con el altísimo patronato del Presidente de la República Francesa y sus homólogos de Lituania, Letonia y Estonia.

Sacrificio de Kristjian Raud: tres figuras como los tres países invitados 


Estos son tres países bastante desconocidos para el público occidental pero con una historia muy interesante, por desgracia, ensombrecida por la de sus poderosos vecinos quienes los conquistaron en diferentes ocasiones: el enorme reino medieval de Dinamarca, el Imperio Alemán y previamente su germen, Prusia, el Imperio Ruso e, incluso, Polonia han gobernado sobre estos territorios en diferentes etapas. Gracias a su independencia definitiva de la URSS, los tres bálticos empezaron su andadura independiente y entraron a formar parte de la Unión Europea en 2005.

Nec mergitur de Ferdynand Ruszczyc. El barco simboliza a Polonia y su capacidad para reponerse del control de sus vecinos que se la han repartido en varias ocasiones.


Reconozco que no sé mucho del arte de estos países y esta exposición es una excelente oportunidad para ello, al menos, en su etapa simbolista aunque en ella también hay importantes influencias del impresionismo, el expresionismo, el fauve e, incluso, el estilo nabi. Como elemento característico, hay que destacar la importancia de las tradiciones paganas precristianas en la cultura de estos países, lo que casa muy bien con la espiritualidad simbolista. Junto con la presencia de la Naturaleza más salvaje y la búsqueda de los sentimientos más íntimos del alma humana, el misticismo es el elemento conductor de estos artistas, de ahí el nombre con el que los comisarios han bautizado esta muestra. Comienza el recorrido de la misma con la sección dedicada a la mitología y las leyendas tradicionales que se ven como una alternativa a un universo contemporáneo decepcionante.

La partida a la guerra de Nikolai Triik

El segundo punto sobre el que pivota la muestra es el alma y sus secretos de ahí el enigmático carácter de los retratos que nos muestran personajes incómodos, volubles ante los problemas sociales y políticos. Estas pinturas nos plantean muchas preguntas, como no podía ser menos tratándose de la época en que nació el psicoanálisis y se producían unos cambios tan intensos y acelerados. 

Entre todas ellas destaca el retrato del pintor Konrad Mägi, realizado en París por su amigo Nikolai Triik, uno de los más importantes de la historia del arte estonio. Se expuso en el Salón de los Independientes en 1908 y es un importante ejemplo del espíritu de fin de siglo XIX, con la expresión melancólica del protagonista. Su elegante traje negro contrasta con el muro blanco, como poniendo distancia entre la figura y el mundo que le rodea. Mägi sufrió unas condiciones de vida difíciles, problemas de salud e inestabilidad psicológica lo que, unido a sus ideas nihilistas, le hicieron ser el prototipo de artista talentoso y atormentado que se refleja en el cuadro. 

Retrato de Konrad Mägi de Nikolai Triik


Pero la mayor parte de las obras reflejan la vida de personajes anónimos de forma tanto realista cmo alegórica. Uno de los cuadros que más desasosiego me produjo fue el de La Muerte de Rozentäls porque presenta a la Parca violentamente inclinada junto a un bebé y, además, vestida de blanco y no de negro como es lo habitual. Con ese color da mucho más miedo y es aún más impactante.

La Muerte de Janis Rozentäls

No menos tenso resulta el cuadro Joven paisana, elegido por los comisarios como cartel de la exposición. En apariencia, es una escena banal con una campesina en primer plano y un segador detrás en un campo de trigo. Sin embargo, hay una extraña sensación en esa enigmática chica de mirada profunda que se clava en el espectador. Esta misteriosa figura estática, impasible el ademán, nos mira casi desafiante mientras el cielo amenaza tormenta: la tonalidad azul grisácea de ese inquietante cielo contrasta teatralmente con el color pajizo del campo, el verde oscuro del bosque lejano y el parduzco de las ropas.

Joven paisana de Johann Walters


Pero no todos los personajes aparecen atormentados o desafiantes. La princesa y el mono resulta mucho más alegre y frívola y fue, además, una obra muy popular que se mostró por primera vez en la Exposición de la Secesión. Posiblemente sea una alegoría de la dependencia del artista al arte o a la vida social aunque otros ven una representación de la rendición de los hombres a los encantos de las mujeres.

Princesa con un mono de Janis Rozentäls

Como último apartado de la exposición, hay una importante selección de paisajes. En los artistas bálticos, la Naturaleza está investida de una carga metafísica, una necesidad de aprehenderla subjetiva e intelectualmente sin ceder a la sensación visual primaria. Esa elección del paisaje como un marco en el que expresar las propias pasiones del observador ya lo vimos aquí. Así, el entorno natural se convierte no sólo en un enclave mágico cargado de simbolismos sino también en el mejor medio de expresión de la creatividad artística: pinceladas gruesas o finas, colores suaves o intensos, predominancia de agua o de vegetación o de cielo... los artistas bálticos muestran aquí la influencia del impresionismo, los primeros pasos al expresionismo, la colorida explosión fauve, el misticismo nabi, el detallismo puntillista y el arrojo postimpresionista: un ensamblaje perfecto entre fondo y forma.

Paisaje noruego de Konrad Mägi


Pero los pintores no sólo presentan la naturaleza salvaje de sus países como un elemento definitorio de los mismos sino también como una representación de algo más elevado. Por ejemplo, la serie de la Creación del Mundo de Ciurlionis nos muestra el ciclo cósmico con colores audaces, una expresión abstracta y dos partes definidas: la primera con un claro dominio del azul que enseña el mundo en formación y la segunda, más variada en formas y colores donde vemos el desarrollo de la vida en un planeta ya formado. Sin duda, el autor estuvo interesado en la cosmologia desde un punto de vista religioso y científico, entrando en contacto con las religiones orientales, la Biblia y el creacionismo. Pero ese lado espiritual se ve compensado con las  hipótesis filosóficas y científicas de Kant y Laplace quienes ya contemplaron la formación del Sistema Solar a partir de una nube de gas cósmico. El desarrollo de la vida y la vegetación acuática nos trae las teorías de Darwin y las formas delicadas y sutiles nos hablan de una posible influencia de Los Orígenes, la serie de litografías de Odilon Redon.

Bosque de abedules de Johann Wallters

sábado, 7 de julio de 2018

Don Pasquale: es peligroso casarse a los 70

Hace unos meses, ya pensé ir a ver la ópera Don Pasquale de Donizetti y así lo he hecho. Con el corazón en la mano, esta operita me parece una tontería muy grande pero el reparto que la presenta es magnífico. Y encima, el lugar elegido, dado lo reducido de la ópera en duración y reparto (una hora y 45 minutos, cuatro protagonistas) fue el Ópera Garnier: ¿cómo resistirse a volver a este edificio maravilloso? La historia es la siguiente: un viejo tacaño decide casarse para así desheredar y echar de casa al gorrón de su sobrino, Ernesto, pero su prometida Norina y su amigo, el doctor Malatesta, médico del viejo, urden un plan para escarmentarlo. Norina fingirá ser Sofronia, la hermana de Malatesta recién salida del convento, que acepta casarse con el viejo solterón y, una vez casada y dueña de la mitad de los bienes por acuerdo matrimonial, le hace la vida imposible, dilapida su patrimonio y le intenta ser infiel. Como toda comedia que se precie, los personajes viven felices y comen perdices y, al final, nos sueltan una moralina sobre los límites temporales del amor y el matrimonio: por lo visto, ambos tienen una edad límite para alistarse, como el Ejército o las oposiciones a bombero.

 El reparto al completo nos saluda
Mi entrada y el resumen de la obra

Como si de una película de Paco Martínez Soria se tratara, la ópera nos dice que es peligroso casarse a los 70 y ahí está el pobre Don Pasquale, cantado por un bajo buffo, engañado y vilipendiado por todos. Michele Pertusi lo interpretó con mucha gracia y, vocalmente, fue de menos a más. Como su fingida esposa, que es en realidad Norina, la soprano Nadine Sierra, a la que ya vimos aquí, estuvo fantástica: bonita voz, buenos agudos, graves potentes y muy graciosa en toda su interpretación. Y además la puesta en escena explotó, no sólo su vis cómica, sino también todo su atractivo físico. También estuvo muy divertido Florian Sempey, el barítono francés que encarnaba al doctor, con una voz muy potente y bien adaptada al personaje: le van bien estos papeles de pícaro e intrigante. Pero a quien yo tenía ganas de oír era a Lawrence Brownlee, uno de los mejores tenores ligeros del mundo: su técnica belcantista es impecable, su voz es prístina y clara y sus ascensos al agudo, suaves. Además, su canto es muy elegante y su encarnación del joven Ernesto estuvo bien aunque la puesta en escena no le favorecía. A nivel dramático, su papel quedó reducido al de un niñato tonto con gorra beisbolera. El notario estuvo bien en su parte y el coro fantástico, como siempre.

La función va a empezar
Los palcos centrales

La dirección corrió a cargo de Evelino Pidò. La orquesta sonó muy bien ensamblada y rica en matices, como corresponde a los profesionales del foso. El maestro dirigió con mucho brío pero, a veces, la orquesta sonaba demasiado fuerte, llegando al punto de solapar a los cantantes. Aún así fue muy aplaudido.

Imagen del patio de butacas

La puesta en escena es de las llamadas modernas, es decir, ropa y mobiliario actual, y podéis ver las imágenes aquí. Chocaba un poco ver una escenografía así en un teatro clásico como el palacio Garnier, pero, al menos, la historia se entendía. Además, después de haber visto el sinsentido que Warlikowsky creó para Don Carlos, he aumentado mi nivel de tolerancia a las puestas en escena modernas. Un escenario giratorio nos enseñaba la vetusta vivienda de Don Pasquale hasta que Sofronia la hace cambiar por una decoración minimalista. El Maserati que aparece en el garaje me ha enamorado y ojalá lo tuviera en mi plaza de parking disponible para darme una vuelta. La dramaturgia, por el contrario, estuvo muy bien, destacando la actuación de Norina, la más variada y rica en matices de todas.

El coro y los actores

También me gustaría destacar que, como espectadora, estuve comodísima, no sólo porque estaba sentada en una confortable butaca de la cuarta fila, sino porque no hubo toses ni ruidos varios entre el público. Lo que sí hubo fueron grandes ovaciones a todos los que hicieron posible esta función. Como decía al principio, me apetecía escuchar a estos cantantes (aunque, a ratos, no los oía con el volumen de la orquesta) pero mi interés por esta ópera de Donizetti es reducido aunque hay que reconocer que tiene momentos preciosos como éste. Es lo bueno del bel canto: siempre suena bien.

 Los protagonistas
El reparto y el director

domingo, 1 de julio de 2018

Mayo del 68 francés II: el 1 de mayo y la huelga en la que se pararon hasta los relojes

Si ya vimos aquí que el mayo del 68 parisino no fue en origen ni parisino ni de mayo, sí teníamos bastante claro que la chispa que incendió Francia prendió entre los estudiantes universitarios. Sin embargo, los acontecimientos se desbordaron y el descontento social y político estalló afectando a todos los órdenes de la sociedad.

A finales de los años 60, empezaron a notarse los primeros efectos de una incipiente recesión económica como la pérdida de poder adquisitivo y el aumento del desempleo (más de 500.000 personas en enero de 1968). La firma del Tratado de Roma, que debía entrar en vigor en julio de 1968, con la consiguiente apertura de los mercados y la modernización de la economía, provocaron un fuerte rechazo entre amplios sectores de la sociedad. La bajada de salarios causó las primeras huelgas en los años 66 y 67 pero, como buena parte de ellas tuvieron lugar en las provincias más industriales del norte, no alcanzaron gran repercusión mediática en un país tan centralizado como Francia. Algunas reformas sociales fueron muy mal acogidas por los trabajadores y en los barrios y ciudades obreros empezó a gestarse el caldo de cultivo de las futuras revueltas. Uno de esos municipios, especialmente afectado por el paro juvenil, fue Nanterre, donde comenzaron las protestas estudiantiles.



Pero hubo un importante punto de inflexión.  El 1 de mayo del 68 tuvo lugar la primera manifestación del Día del Trabajador autorizada en la Vª República, convocada por el Partido Comunista Francés  y el sindicato CGT. Sin proponerlo, aquélla fue la primera de una serie de movilizaciones y paros laborales que sacudirían Francia durante todo el mes.

El desalojo de la Sorbona por parte de la policía y la violencia ejercida sobre los estudiantes en los siguientes días desataron una ola de apoyo social que se vio respaldada por los sindicatos después de la Noche de las Barricadas. El secretario general de la CGT declaró "esto no se puede tolerar" y convocó una huelga general para el día 13. Hubo un entendimiento espontáneo entre los estudiantes y los trabajadores pero cada colectivo se mantuvo en su lugar, sin interferir en el otro, de manera que los primeros ocupaban sus facultades y los segundos, sus fábricas. Los representantes de alumnos mantenían reuniones con los portavoces de los obreros y viceversa: se ponían al tanto de sus reivindicaciones, tomaban conciencia de la situación de los diferentes entornos y proponían soluciones políticas y sociales.



Los obreros de las fábricas eran gente que no se amilanaba fácilmente, no sólo porque sus trabajos fueran duros físicamente, sino también porque entre los de mediana edad había muchos que habían participado en la Resistencia a la ocupación nazi. Especialmente reseñable fue la guerrera actitud de los miles de empleados de la empresa Renault: primero, los trabajadores de la fábrica de Cléons en Normandía ocuparon su centro de trabajo y, a continuación, los empleados de Boulogne-Billancourt ocuparon su enorme sede de más de 98 hectáreas. La decisión fue tomada en ese mismo lugar el 16 de mayo por una asamblea de más de 25.000 trabajadores. La huelga duró 34 días en los que, además de protestar contra el Gobierno, se presionó para forzar la negociación de los salarios, la reducción de la jornada laboral (en ese momento de 48 horas semanales) y la jubilación a los 60 años. También se pretendía la equiparación de los trabajadores nacionales e inmigrantes ya que éstos recibían un trato diferente, encadenando contratos temporales más allá de la legalidad. También se sumó a la huelga el gran competidor de Renault, Citroën, cuyos obreros ocuparon la fábrica parisina del barrio de Javel. Hubo importantes huelgas en Sud Aviation, situada en Nantes, en los sectores del carbón, el transporte, el gas, la electricidad, los medios de comunicación, la administración pública...


Durante las siguientes semanas, hubo entre 7 y 10 millones de huelguistas en todo el país. El día 13 se paraliza Francia por completo y se producen en París dos marchas multitudinarias: una de trabajadores que se concentra en la place de la République y que alcanza Denfert Rochereau (más de un millón de asistentes) y otra de estudiantes que parte de la Gare de l'Est.



Muchas vías importantes del país fueron cortadas y los suministros sólo llegaban a algunas ciudades con autorización de los Comités de Huelga, con precios fijados por éstos y sólo a algunas tiendas autorizadas en una especie de poder paralelo al Estado. Semejante situación, que no se veía desde la Guerra, provocó que el Gobierno de Pompidou abriera unas negociaciones el 25 de mayo a tres bandas entre empresarios, sindicatos y Gobierno. Dos días después se llegó a los Acuerdos de Grenelle, que calmaron moderadamente el ambiente social pero no el político.