miércoles, 29 de marzo de 2017

Cosméticos vegetales y minerales

Antes los problemas que sufre mi piel por los incesantes cambios climáticos, aires acondicionados y pertinaz contaminación, tengo que dedicar algo de tiempo al cuidado personal. Una parte que sufre mucho, en especial a causa de los resfriados, son los labios y la parte baja de la nariz. Todos los protectores labiales que encuentro llevan parafina, un derivado del petróleo que no resulta muy recomendable en cosméticos, y menos para los labiales, ya que dicha parafina se va ingiriendo con el uso. Buscando en los lineales de los supermercados resulta casi imposible hallar uno que no contenga esta sustancia, lo mismo que en las farmacias donde también se vende mucho producto poco recomendable, pero la búsqueda valió la pena. Mi nuevo labial que me ha dejado los labios hidratados y suaves en sólo una semana pertenece a la marca Dermophil. Su principal ingrediente es aceite de girasol y, a continuación lleva, en este orden, cera de abeja, aceite de sésamo, glicerina, aceite de amapola, aceite de jojoba, manteca de cacao, cera carnauba (de palma), aroma, limoneno, vitamina E, extracto de romero y linalool. Así que, salvo la cera de abeja, todos los ingredientes son vegetales y de origen natural y el 94'8% provienen de agricultura ecológica, de hecho, el producto está certificado por Ecocert. Los aceites de jojoba, amapola y sésamo regeneran la mucosa labial, la cera de palma limita la deshidratación producida por las agresiones climáticas y la manteca de cacao previene la sequedad cutánea ya que forma una película protectora. 

Protector labial y desodorante

Otra de mis adquisiciones fue el desodorante Narta con piedra de alumbre y sin sales de aluminio. No voy a hacer chistes fáciles sobre los franceses y los desodorantes de los que Internet está llena pero, a mí, no me gusta oler a choto. Hace años que se viene hablando de los peligros de las sales de aluminio en los desodorantes así que suelo combinar algunos que las tienen con otros que no. Éste es el caso del Narta que nos ocupa que lleva alumbre de potasio, una sustancia mineral bactericida que previene el mal olor. Hasta el momento me va bien pero es cierto que otros desodorantes, los antitranspirantes, son más potentes. Quizá en verano utilice otro producto aunque puedo prometer que, en el metro, no soy yo la que va dando el cante. Ahora que empieza el bien tiempo, estoy temblando con lo que me va a tocar pasar.en el transporte público.

Un surtido de productos biológicos que compré hace un tiempo es la serie Monoprix bio!: tres tipos diferentes de cremas hidratantes y la pasta de dientes. Mi favorita ha sido la crema de tubo grande: es muy ligera, tiene un aroma muy sutil, se extiende fácil y la piel queda estupenda. Lleva aceite de almendras dulces, áloe vera y manteca de karité. El único problema es que, a veces, se corta la emulsión y sale un poco de agua: antes de usarla la agitaba, por si acaso. La recomiendo para pieles normales. Para pieles secas, resulta mucho mejor la crema de tarro redondo. Es una crema muy espesa pero fácil de aplicar. Se nota en el olor, el color y la textura que la proporción de karité es mayor. Se conserva muy bien en el tarro y deja la piel muy suave aunque hace transpirar un poco. La crema del tubo pequeño es una formulación parecida a ésta pero más fácil de llevar, para un viaje, por ejemplo. El dentífrico me ha dejado un poco fría. La verdad es que no es ninguna maravilla pero, como tengo la suerte de que no tengo ninguna caries, no puedo tampoco hacer una mala crítica. Lleva menta piperita, menta viridis, áloe vera, bicarbonato de sodio y fluoruro de sodio: los tres primeros son ingredientes de agricultura ecológica y los dos últimos, potentes bactericidas. Es una buena opción a las pastas de dientes tradicionales y, a diferencia, de otros dentífricos ecológicos, no es demasiado salado. Ronda los 3€, de hecho todos estos productos están en este baremo de precios, así que se pueden probar sin hacer un roto en el presupuesto. 

Cremas hidratantes y dentífrico de Monoprix

Como el dentífrico no me acabó de convencer, tenía pensado comprar una pasta de dientes negra en la farmacia pero no hizo falta: en una visita a Primark, encontré esta pasta por sólo 2€. Se trata de una fórmula a base de carbón vegetal que tiene propiedades antiinflamatorias y bactericidas y previene el mal aliento. Por lo visto, también ayuda a blanquear los dientes. No sé qué decir porque mis dientes nunca han sido blanquísimos, ni siquiera de niña. Yo los veo igual que siempre pero es muy gracioso verse los dientes negros durante el lavado, como los cortesanos japoneses de la Edad Media que se tiznaban los dientes. Ahora lo entiendo, debía de ser para no tener infecciones ni inflamación en las encías. Este tipo de productos también tienen sus detractores porque dicen que dañan el esmalte. 


sábado, 25 de marzo de 2017

Sakura

Con la llegada de la primavera, salen las flores y llega el buen tiempo. Al menos, de momento, en París se está cumpliendo. Mis amigos españoles me dicen que hace frío y que en algunos sitios está nevando, no sólo en la montaña, también en Madrid. Aquí hoy ha hecho casi 20 grados y corría una brisa no demasiado fría que, espero, sirva para limpiar un poco la contaminación. Esta semana se ha producido en Japón la fiesta del Hanami, la fiesta de la floración de los cerezos, una tradición milenaria que antiguamente se relacionaba con la llegada del Año nuevo japonés, que tenía lugar a principios de la primavera, y que estaba cargada de simbolismo: la floración representa el paso del tiempo y de las estaciones. El tiempo pasa, el tiempo vuela, el tiempo huye... pero la belleza de las flores regresa cada año.

En la Défense, el barrio financiero y de negocios de París, hay una encantadora placita llamada de los Iris pero en el que las flores protagonistas no son las de su nombre, sino las sakuras, las flores del cerezo. Rodeada de enormes rascacielos de acero y cristal, allí hay media docena de preciosos cerezos traídos desde Japón que embellecen con sus flores la fría Esplanada de la Défense.




martes, 21 de marzo de 2017

Aniversario del Code Napoléon: el Derecho Romano vuelve a imponerse en Europa

En bastantes ocasiones, he hablado de política en este blog y la política se construye mediante la toma de decisiones. Una parte muy importante y que afecta a todos los ciudadanos es la elaboración de leyes. Hoy estamos acostumbrados a ver las noticias sobre los debates parlamentarios, generalmente, los momentos más escandalosos y polémicos. Pero no siempre fue así: en el pasado eran los reyes quienes dictaban la ley, a veces, sin tener más objetivo que el de resolver un problema concreto. Como, además, la sociedad estaba dividida en estamentos sociales inamovibles (la aristocracia, la Iglesia, los gremios, las villas y ciudades, los campesinos...) de los que no se podía ni entrar ni salir, al final lo que quedaba era un galimatías jurídico en el que no se sabía qué era ilícito y qué no y una falta de seguridad jurídica que provocaba la absoluta arbitrariedad de los poderes públicos y de los nobles que, en sus territorios, ejercían como jueces.

Hubo varios intentos de compilar normas y poner un poquito de orden en semejante caos normativo y, casi siempre, tomando como ejemplo el Derecho Romano, que se ha tenido como referencia de cuerpo legal coherente y completo. Esto no es del todo cierto ya que, a lo largo de su historia, Roma vivió diferentes etapas, algunas más metódicas en lo relativo a Derecho y otras, no tanto. En cualquier caso, sí se puede decir que el Derecho Romano tiene algunas características que se mantienen a lo largo del tiempo como la potestad del pater familias, el orden vertical en la sucesión y el estatismo de las instituciones jurídicas, sobre todo, la propìedad, entre otros.

Se produjeron varias obras de recuperación del Derecho Romano a lo largo de la Edad Media y Moderna: una de ellas fue la que intentó Alfonso X el Sabio de Castilla y que produjo como consecuencia una guerra de sucesión. La corona castellana, como el resto de monarquías hispánicas medievales, se regían por principios de derecho germánico por los que si un heredero fallecía (el hijo del rey, por ejemplo), el nuevo heredero era alguien dentro del mismo rango de la sucesión, es decir, un hermano, mientras que, en el Derecho Romano, la sucesión es vertical de modo que el nuevo heredero sería el hijo del heredero fallecido, o sea, el nieto del rey. El modo vertical es lo habitual hoy en día pero no lo era en la Edad Media. De esta manera, al morir Alfonso X, su heredero tenía que ser su nieto Alfonso, hijo del fallecido príncipe Fernando, pero el segundo hijo del rey, Sancho, le arrebató el trono considerando que era él el heredero según las normas de uso de la monarquía y no las de Derecho Romano que su padre acababa de adoptar.

Una vez alcanzada la época de la Ilustración, se revivió el interés por el Derecho Romano, considerado racional y bien estructurado, incluso, se inició un movimiento de recuperación del mismo por parte de los filósofos del Derecho, destacando sobre todos ellos el alemán Savigny. El intento no era sólo académico sino que estaba cargado de ideología: después de estallar la Revolución Francesa y con los movimientos obreristas en pleno apogeo, las clases más acomodadas empezaron a tener miedo de verse desposeídas de sus privilegios y encontraron en el conservadurismo del Derecho Romano un buen apoyo para mantener la organización social. Además, empezaron a darse en diferentes sitios de Europa movimientos compiladores para recoger y ordenar toda la maraña jurídica.


Trono de Napoleón en el Senado

Napoleón, el emperador coronado a sí mismo, también estaba de acuerdo con la idea de racionalidad del Derecho Romano. Siendo todavía Cónsul, encargó la creación de un código de Derecho Civil, un paso más allá en la recopilación de normas, tradiciones y usos jurídicos que otros países habían empezado y decidió, además, unificarlo, organizarlo y tratarlo como un todo único y suficiente, racional y completo, para regir la vida civil. Además de la seguridad jurídica que esto implicaba, la reforma suponía también abandonar definitivamente las peculiaridades locales mediante la creación de un Derecho aplicable a todo el territorio lo que fortalecía el poder del gobierno central, del Emperador, así como acabar con la división social del feudalismo. Después de un primer proyecto elaborado por un comité de juristas, el Consejo de Estado presidido por el propio Napoleón realizó algunos cambios a propuesta de las Cámaras hasta su aprobación definitiva tal día como hoy de 1804. Ya vemos que la influencia de Roma y sus instituciones perdura a lo largo del tiempo así pasen milenios. En el caso de Napoléon, ya antes de convertirse en emperador, se hizo nombrar cónsul, a imitación de Julio César y otros. La recuperación del Imperio Romano a través de otros imperios es una fascinación recurrente en los dirigentes europeos megalómanos. Napoleón no fue el único: antes de él ya intentó algo parecido Carlomagno y, a posteriori, los nazis.

Napoleón pensó que había llegado al colmo de la legislación y que todas las posibles situaciones jurídicas se contenían en él sin pensar que podría existir alguna circunstancia que no estuviera contemplada. De este modo, previó el Código como un juego automático, es decir, había una realidad y un artículo que aplicar: casi no harían falta los jueces. Tan seguro estaba de la perfección y plenitud de su Código que sólo planteó la opción de la analogía a la hora de su aplicación. Pero la realidad es mucho más rica y variada de lo que la mente humana es capaz de imaginar y llegó el momento en que un tribunal tuvo que interpretar algunos de los artículos de tan magna obra. "Alguien lo ha interpretado: mi código está perdido" dicen que exclamó el Emperador.

Pero las bases de una nueva etapa jurídica ya estaban asentadas. Muchos países europeos y americanos se sumaron a la codificación en las décadas posteriores. La sistematización y ordenación de las leyes permitió abrir una nueva etapa de seguridad jurídica y garantías para los ciudadanos. Por supuesto, el Código Civil francés ha vivido incontables reformas debido a los cambios sociales y las diferentes etapas políticas. Como bien dijo Stendhal, "una sola palabra del legislador puede convertir en ceniza toda una biblioteca jurídica".


Despacho del palacio de Fontainebleau donde Napoleón despachaba con el consejo


lunes, 20 de marzo de 2017

Un junquillo por el cáncer

Todos los años en el mes de marzo entre el final del invierno y el inicio de la primavera, París se llena de junquillos, estas largas y elegantes flores amarillas. La razón es la lucha contra el cáncer y se toma la figura de la insigne científica Marie Curie, fallecida de cáncer a causa de la radiación que produjeron sus investigaciones, como motivo para la recaudación de fondos en la lucha contra esta enfermedad. Además de la campaña de venta de flores, hay todo tipo de actividades deportivas y culturales. No es la única ocasión en que los franceses eligen flores amarillas, por lo visto, tienen debilidad por este color. Si deseáis más información sobre esta campaña, o bien realizar una donación, os dejo este enlace. ¡Feliz primavera!

Los junquillos

jueves, 16 de marzo de 2017

Akira Isakaya

No frecuento mucho el barrio XVII pero la excursión bien vale la pena cuando una persona con tan buen gusto como mi amiga Marie-Anne me recomienda un sitio. Se trata de Akira Isakaya, un restaurante de sushi que combina el lado más tradicional japonés con otras tradiciones de sushi propias de descendientes de japoneses emigrantes (nikkei) como la californiana, la peruana y la hawaiana. Lo más destacado es la frescura del pescado que prácticamente se derrite en la boca de tan bien preparado que está. Como era mi primera visita me decidí por el clásico menú de plato principal más una ensalada de col casera y una sopa de miso. Mi tabla de sushi fue una mezcla de tres especialidades de maki: preparado de surimi con aguacate y masago (caviar de capelán), salmón con pepino, aguacate y sésamo y atún rojo con pepino y aceite de sésamo picante. Todo acompañado de la cerveza Asahi.


Mi menú

Marie-Anne pidió un plato que nunca había probado. Se trata del poke bowl, un plato hawaiano compuesto de una base de arroz, verduras crujientes y pescado marinado con sésamo y masago. El que ella pidió llevaba salmón, aguacate, edamame, cebolla roja, col y cilantro además de la marinada, el sésamo y las huevas de pescado, todo ello servido en un cuenco enorme que parecía no tener fin. 

Poke bowl de salmón

Pero hay más opciones: también hacen ceviche, tartar, sashimi, entrantes... y algunos de ellos de carne, para los que no tienen ganas de comer pescado. Eso sí, casi todo crudo así que para los amantes de la comida muy hecha, mejor abstenerse de comer aquí. Todo estaba riquísimo y me quedé con las ganas de probar más cosas así que tendré que repetir. 

martes, 14 de marzo de 2017

Las bodas de Fígaro

Después de mucho intentarlo, por fin, he leído una de las obras más conocida e influyentes del teatro francés: Las bodas de Fígaro de Pierre Caron de Beaumarchais. Segundo episodio de la trilogía de Fígaro, no es necesario haber leído el primero, El barbero de Sevilla, para entenderla aunque algunos de los personajes son los mismos. La acción se sitúa tres años después de la primera obra cuando Fígaro, antiguo barbero, es ahora el ayudante de cámara del conde de Almaviva y está a punto de casarse con Suzanne, la camarera de la condesa. El conde desea recuperar el antiguo derecho de pernada para acostarse con Suzanne, la prometida de Fígaro, a la que intenta seducir en vano. Al mismo tiempo, Marceline, la gobernanta del palacio y antigua niñera de la condesa, persigue a Fígaro para casarse con él puesto que le ha prestado dinero después de una promesa de matrimonio. Marceline, cuenta con la ayuda de Bartholo, médico y abogado, antiguo preceptor de la condesa, y de Bazile, sacerdote profesor de música y alcahuete. Mientras tanto, el paje del conde Chérubin, está medio enamorado de la condesa que es su madrina pero también de Fanchette, una de las doncellas, prima de Suzanne e hija de Antonio, el jardinero borrachín del palacio. Se producen a lo largo de la obra un montón de situciones de enredo, malentendidos, descubrimientos sensacionales, tramas de ocultación y de disfraces... El estilo es fácil de seguir y de leer, el vocabulario no es demasiado complejo y la trama no resulta pesada aún siendo una sucesión de embrollos y confusiones.

La edición de la obra

La obra fue un gran éxito a pesar de que constituye todo un alegato contra la nobleza y sus privilegios. Fue escrita en 1778 pero no fue representada hasta 1784. Sólo dos años después, se estrenó en Viena la ópera homónima de Wolfgang Amadeus Mozart con libreto, elaborado varias veces para poder pasar la censura, de Lorenzo Da Ponte. En efecto, las denuncias de los arcaicos privilegios de la nobleza, la injusticia social y la desigualdad no eran fáciles de eliminar ya que están presentes a lo largo de toda la obra y son los elementos que desencadenan la trama. La descomposición del Antiguo Régimen ya estaba en marcha y poco después estallaría la Revolución Francesa. El rey Luis XVI la calificó de "execrable, que se burla de todo lo respetable" e hizo un profético comentario: "la representación no podría ser más que una inconsecuencia molesta salvo si la Bastilla fuera destruida". En el Imperio Austro-Húngaro, cuyo monarca era José II, hermano de la reina francesa María Antonieta, la obra también estaba prohibida aunque más en lo relativo al contenido inmoral y licencioso que en el político. Para más escándalo, las protagonistas de la obra, sobre todo Marceline, enarbolan su propia lucha contra la opresión sufrida por las mujeres en una especie de preludio de la causa feminista: "tratadas como menores por nuestros bienes, castigadas como adultas por nuestras faltas" exclama la gobernanta en un pasaje de la obra.

Estatua de Caron de Beaumarchais, muy cerca de la Bastilla

El momento álgido es el monólogo de Figaro en en el acto V en que lamenta su suerte de haber nacido plebeyo. Define al conde como una persona inmoral y muy mediocre en cuanto a sus capacidades pero con una vida llena de privilegios por ser un noble y lo opone a sí mismo, inteligente y muy despierto, que lleva toda su vida trabajando para salir adelante. Por desgracia, estas injusticias siguen existiendo en la vida real. Aparte del contenido político, la moralidad de los personajes brilla por su ausencia: la mayoría no piensan más que en irse a la cama con los otros. Yo me pregunto qué pensarían los espectadores, en las primeras representaciones, al ver a un grupo de españoles chalados diciendo estas cosas tan revolucionarias, feministas y viciosas.

Hotel Caron de Beaumarchais muy cerca del palacete donde vivió el escritor

Decidí leer esta obra porque Las bodas de Fígaro es mi ópera favorita y quería leer el original en el que se basa. Hay que reconocer el talento de Da Ponte para trasladar la obra de teatro francesa en prosa al libreto italiano en verso y, además, eliminando aquellos elementos sociales e inmorales para no incomodar al Emperador y para salvar la censura, por ejemplo, Don Basilio en la ópera ya no es un sacerdote y del pasado amoroso de Marceline apenas se habla. La ópera difiere ligeramente en la estructura de la obra pero mantiene el argumento casi sin modificaciones. En cambio, hace especial hincapié en el tema de la guerra de sexos y tiene una comicidad picaresca especial y diferente a la que Beaumarchais dio a su obra. En todo caso, el libreto no es más que la excusa para que Mozart compusiera su magnífica música para una obra que fue revolucionaria tanto en la dramaturgia como en sus números musicales.

Placa del hotel



domingo, 12 de marzo de 2017

Le Compas. Un brunch que marca el ritmo

Dice una humorista francesa que una sabe que se hace mayor cuando queda más para comer el brunch que para salir por la noche. Pues bien, éste es mi caso. Hace un par de semanas tomé le brunch en un auténtico bistrot parisino de la calle Montorgueil, llamado Le Compas, que está decorado con un estética industrial muy chula. Me encanta ese estilo años 30 en tonos blancos, negros y maderas oscuras. Además, los camareros son muy simpáticos y la cocina muy rápida. Estaba lleno de gente así que no quise hacer fotos para no molestar a los otros comensales. Podéis ver un vídeo aquí.

El brunch dominical es muy completo: comenzamos con un café o té o chocolate todos biológicos, un zumo que podía ser de naranja o de zanahoria y manzana con unas tostadas de pan Égalité con mantequilla buenísima y confitura. Me llamó la atención este pan Égalité y luego supe que lo compran en la panadería de enfrente, Tartin'Art, y que se llama así porque tiene la misma proporción de harina de trigo, harina de cebada y harina de castaña. Estaba todo buenísimo: el pan es pan de verdad y la mantequilla y la mermelada también.

Después llega la parte salada y un toque dulce: huevos revueltos con cilantro a elegir con o sin bacon, ensalada César riquísima con el pollo empanado, tartar de salmón (quizá lo más flojo, la lima que lo acompañaba tenía un gusto ligeramente amargo), hash brown que es una torta de patata muy rica, queso Brie de Meaux maduro, una tortita con sirope de arce, macedonia de fruta fresca, entre ellas, mango, kiwi, papaya, maracuyá, fresa... Todo delicioso. Estoy deseando volver y repetir.


Las imágenes

jueves, 9 de marzo de 2017

Eterno retorno

El final del invierno está resultando muy interesante. No duermo nada porque vivo un poco lejos de mi trabajo así que, durante el trayecto, leo libros que voy sacando de la biblioteca: a pesar de la pésima impresión que me dejó el último libro de Jean Teulé, le he dado otra oportunidad por consejo de una amiga que me recomendó éste que acabo de leer: Mangez-le si vous voulez, la historia de Alain de Monéys, un joven que se había enrolado en el Ejército para defender a su país en la guerra franco-prusiana y que, por una confusión, acaba linchado, torturado, quemado vivo y comido por una multitud fuera de sí. El libro se deja leer pero tampoco me ha encantado y, además, no aprovecha la situación de histeria colectiva que se vivía en Francia durante aquella guerra para profundizar en los motivos de por qué Francia perdía batalla tras batalla ni cómo la población se iba desmoralizando conforme eran conscientes de la situación. Al igual que en Héloïse, ouille!, la obra se queda en una sucesión de anécdotas, descripciones morbosas y un hecho aislado contado de forma superficial y sin referencias al contexto histórico. No está mal pero podría haber sido mucho mejor: al igual que la otra vez, tengo la sensación de no haber leído una obra literaria sino un cotilleo.

El libro en cuestión

A veces, tengo la sensación de que algunos elementos vuelven a mi mente y llaman mi atención como la primera vez. Esta historia de la guerra franco-prusiana que acabó con el Segundo Imperio francés, la Comuna y el proceso de autodestrucción que la siguió aparece en todas partes. Es un tema cuyas repercusiones todavía se viven hoy en día y que está plasmado en muchos rincones de París. Aquella guerra, en la que los prusianos acabaron desfilando por París, secuestrando al emperador Napoleón III e instalándose en Versalles, produjo un sentimiento de impotencia y rechazo a Alemania que fue el germen de la Primera Guerra Mundial y ésta, a su vez, de la Segunda. De hecho, ya hablé aquí ligeramente de la historia de la Comuna y del motivo por el que se construyó el Sacré-Coeur. Un amigo francés que vive a caballo entre Francia y España me lo definió como el Valle de los Caídos francés. Y, cada cierto tiempo, aparecen informaciones en la prensa de iniciativas para demolir el Sacré-Coeur. A pesar de su gran interés turístico, la historia que hay detrás es escandalosa: es un monumento al régimen que sofocó una iniciativa popular y que acabó con la vida de 50.000 personas inocentes cuyo único crímen fue oponerse a los asfixiantes impuestos para pagar la liberación de París. Es una historia tan compleja que creo que le debo un artículo en profundidad.

Y en ese trayecto tan largo hasta mi trabajo, me he llevado una agradable sorpresa cuando he visto en el metro los carteles de la película Paula que cuenta la vida de Paula Modersohn-Becker, admirable pintora cuya exposición visité hace unos meses. Una vida interesante pero demasiado breve. Si consigo encontrar un rato libre, me gustaría verla.

Cartel de la película

Recordemos que esta exposición se celebró en el Museo de Arte Moderno, lugar que ha vuelto a la actualidad y no por su actividad. Ya os hablé en esta entrada de que este Museo fue objeto de un robo en el que un hombre enmascarado se llevó cinco importantísimas obras de grandes maestros.  Las alarmas no sonaron y el ladrón pudo completar el robo con toda tranquilidad, tanta, que se tomó el tiempo de sacar los lienzos de los marcos para transportar las piezas más cómodamente. Pues bien, después de casi siete años de pesquisas policiales infructuosas, el ladrón confesó su crimen. Vjeran Tomic, llamado Spiderman por su habilidad para escalar paredes, ha contado toda la historia del robo no sólo al tribunal sino también a la prensa. En esta entrevista emitida por la cadena de televisión France 2, Tomic cuenta cómo procedió aquella noche. Primero, levantó los cristales de una ventana ya que estaban colocados a la antigua, es decir, los cristales encajados en un hueco del marco y sujetos con tornillos y no sellados a éste como ahora; a continuación, abrió una verja con unos alicates y entró. Como no sonaron las alarmas, que llevaban dos meses fuera de servicio, se llevó los cinco lienzos.

Aspecto de las ventanas del Museo

Después del robo, el director del Museo declaró que los ladrones eran idiotas porque esas obras son invendibles. En fin, tampoco hace falta ser un lince para darse cuenta de que si se habían robado es porque ya estaban vendidas de antemano. En efecto, Tomic ha declarado que su objetivo era llevarse el cuadro Naturaleza muerta con candelabro de Léger para un comprador saudí anónimo pero, una vez dentro, se apropió de cuatro más y, en concreto, de La Pastoral de Matisse, obra de la que se enamoró en cuanto la vio. Recibió el encargo a través del anticuario Jean-Michel Corvez y contó con la ayuda de Yonathan Birn, relojero, quien se ocupó de la receptación y fue la persona que sugirió el robo de Mujer con abanico de Modigliani, otro de los cuadros robados. De propina, cayeron también La paloma con guisantes de Picasso y El olivo cerca de l'Estaque de Braque. Por mucho juicio y condena que haya habido, lo más importante es que las obras son irrecuperables: nadie sabe dónde están, ni siquiera, los propios ladrones. Además de un robo al patrimonio de la ciudad de París, propietaria de las obras, es también un hurto a los amantes del Arte contemporáneo que ya no podremos disfrutar de la contemplación de estas pinturas.

martes, 7 de marzo de 2017

La colección Chtchoukine, el gran éxito de la temporada

Si ha habido una exposición que ha triunfado en esta temporada cultural otoño-invierno ésa ha sido Iconos del arte moderno, la celebrada en la Fundación Louis Vuitton, y que ha recibido más de 1,2 millones de visitas. La colección Chtchoukine (Shchukin en español) es una de las más famosas colecciones privadas de arte moderno. Durante su estancia en París, Sergei Shchukin acumuló un importante ramillete de obras de arte vanguardistas y fue mecenas de algunos destacados artistas. Estas obras están repartidas entre el Museo Ermitage de San Petersburgo y el Museo Pushkin de Moscú. Desde el primer día supe que quería ver esta exposición pero, por diferentes motivos, no lo he podido hacer hasta el último día. Ha sido tanta la afluencia de visitantes que las reservas se tenían que hacer con más de un mes de antelación, para entrar en el recinto había que esperar más de una hora aún teniendo la entrada comprada por internet y, los últimos días, el centro ha estado abierto hasta la 1:00 de la madrugada.

Retrato de Sergei Shchukin por Xan Krohn

Aunque tanta expectación valió la pena. La exposición se compone de 130 piezas de arte de vanguardia, aproximadamente la mitad de la colección, y ésta ha sido la primera vez que se exponían fuera de Rusia. Se trata, por tanto, de un préstamo masivo: nunca un museo ruso había prestado tantas obras al mismo tiempo. Me imagino los esfuerzos que la comisaria de la exposición, Anne Baldassari, y los responsables de la Fundación han tenido que hacer para poder traer estas magníficas obras y más en estos últimos años en que las relaciones franco-rusas no están en su mejor momento.

Mujer tumbada bajo un árbol de Odilon Redon

En uno de sus viajes a París, el acaudalado empresario ruso Sergei Shchukin descubrió la obra de Paul Cézanne, uno de los pintores más influyentes del arte moderno, y empezó un frenesí de compras de 275 obras de pintores vanguardistas que duró diez años. Aconsejado por importantes marchantes como Durand-Ruel o Vollard, Shchukin adquirió cuadros de su admirado Cézanne y de otros coetáneos como Matisse, Monet, Gauguin, Braque, Picasso, Marquet, Redon, Derain, Vuillard, Signac... y tantos otros y algunas piezas extraeuropeas, por ejemplo, en la muestra hay una seda china pintada a mano y algunas figuritas africanas, lo que lo convierte en un precursor de los coleccionistas de arte exótico. Todo tipo de tendencias se ven en estas paredes: impresionismo, expresionismo, simbolismo, cubismo, abstracción... y hasta nabi pero, si hay que destacar una corriente entre todas las demás, habría que hacer notar la gran presencia de obras fauvistas. Además, hay una pequeña muestra de arte ruso, aunque estas obras no pertenecen a la colección Shchukin sino que han sido cedidas por otros museos. Su presencia aquí se explica porque el señor Shchukin decidió abrir su mansión, el palacete Trubetskoy, al público para mostrar sus obras lo que inició un nuevo período en el arte ruso: Rodtchenko, Malevitch, Goncharova y otros están aquí presentes para dar fe de la importancia de esta colección más allá de las piezas que la componen.

Arquitectónica pictural de Liubov Popova

Aun habiendo visitado la exposición de noche, me tocó esperar un buen rato y armarme de paciencia puesto que las salas estaban llenas lo que impide encuadrar bien las fotos, leer las explicaciones con calma y caminar cómodamente por las salas. Pero no importa, estoy tan contenta de haber visitado la exposición que lo más difícil ha sido elegir las imágenes a publicar.

La Dama de verde de Matisse

La exposición, sin duda, es muy meritoria y está muy bien conseguida la primera parte. Empezamos la exposición con una sala llena de retratos de diferentes artistas y épocas. La segunda sala emite una proyección sobre la vida de Shchukin y su colección. Pero esto no es más que un aperitivo porque lo mejor llega con las siguientes galerías en las que se reproducen algunos de los espacios de la mansión del coleccionista. En primer lugar, una enorme sala con las primeras obras que adquirió entre las que destacan algunos cuadros del estilo nabi (Vuillard, Denis, entre otros), algún Cézanne y piezas simbolistas.

Interior en Villeneuve-sur-Yonne de Vuillard

A continuación, pasamos a una de las partes más populares de la muestra : la dedicada a los paisajes. En ella, hay obras de Signac, Rousseau, Guillaumin, Seurat, un paisaje de Sisley y varios cuadros de Monet, el gran maestro de la naturaleza. La aglomeración de gente en este espacio es importante. Y no es para menos, se me enamora el alma cuando veo estos Monet. Aunque también hay pasajes urbanos como los de Pisarro.

 Paisaje con ruinas de Guillaumin

Las praderas de Giverny de Monet

La siguiente sala es muy importante en el desarrollo de la exposición ya que están las obras de Cézanne, el artista que abrió los ojos de Shchukin al arte moderno, obras de diferentes épocas de Matisse donde podemos apreciar su evolución, así como cuadros de Picasso y Braque.

Los jardines de Luxemburgo de Matisse

La sexta sala es, junto con la anterior, una pieza clave en el conocimiento de esta colección. Se trata de un espacio en el que se muestran once de las 16 obras que Shchukin adquirió a Gauguin, el influyente artista que pintó la vida polinesia.

Escena de la vida tahitiana de Gauguin

Siguiendo el recorrido, nos encontramos con una sección dedicada a los retratos, todos muy diferentes entre sí: Renoir, Degas, Picasso, Matisse, Redon y el omnipresente Cézanne.

 La Dama de azul de Cézanne

La bebedora de absenta de Picasso

La sorpresa llega, a continuación, con una sala dedicada a Matisse en la que destacan sus obras del período fauve. Aquí vemos los cuadros que muestran sus estudio, interiores y naturalezas muertas. Los colores tan saturados son apabullantes, impactantes y muy contratados entre sí. Más adelante, hay una pequeña estancia con naturalezas muertas de diferentes estilos donde, nuevamente, Cézanne pone las reglas.

Naturaleza muerta con mantel azul de Matisse

A partir de este momento, comienza la segunda parte de la muestra, algo menos interesante que la anterior. La organización ha creado unas secciones llamadas Confrontaciones en las que se oponen ciertas obras de la colección Shchukin con otras del arte ruso de vanguardia. No sé si la idea de confrontar es adecuada, creo que más se podría hablar de influencias ya que estos artistas rusos no eran divergentes en sus propuestas a las de los maestros occidentales a los que admiraban sino, al revés, los tomaban como base para el desarrollo de sus carreras. En todo caso, algunas de estas salas no las he entendido bien: no sé si por tanta gente que había no me enteré bien de lo que decían los carteles o quizá, porque había llevado un día muy movido, no estaba ya para muchas explicaciones y conceptos raros. Estas confrontaciones se agrupan en cuatro: Tótems y tabús, Iconos, Cuatro dimensiones y Prototipos de la nueva pintura donde emerge de nuevo la figura mayor de Cézanne, del que pronto hablaré en el blog.

Mardi Gras (Pierrot y Arlequín) de Cézanne

Entre todas ellas, una isla de coherencia llamada La célula Picasso. Shchukin y el pintor malagueño no tuvieron una relación muy cordial pero, aún así, lo suficiente para que el empresario ruso adquiriera unas cuantas piezas y llenara con ella uno de los salones de Trubetskoy.

La Driada de Picasso


Con la parte rusa de la exposición, me ha ocurrido exactamente lo mismo que con el resto: la he visto entre embelesada y admirada y he estado un buen rato pensando en cuántas fotos iba a publicar. Aunque no formen parte de la colección Shchukin, las obras expuestas son muy valiosas y representativas del arte ruso de primera mitad del siglo XX y pertenecen a pintores y escultores de primer orden y, normalmente, no suelen salir de los museos en los que están expuestas de manera que la expectación es máxima. Si unimos el reducido tamaño de las salas en que se exponían, el ambiente era un poco agobiante pero no quería dejar pasar la oportunidad de contemplar y fotografiar estas obras. Como he dicho antes, no he entendido bien el concepto de contraposición o confrontación que les da la muestra respecto a las obras occidentales por lo que pasé de líos conceptuales y me concentré en la observación. Las piezas son más modernas y atrevidas que las de la colección Shchukin y, en su mayoría, son expresionistas, cubistas, simbolistas y abstractas. Destaca el Cuadrado negro de Malevitch que rompe con la realidad y es todo un manifiesto del nuevo arte que se estaba gestando. También es importante la alta presencia de féminas entre los artistas aquí expuestos. Aquí dejo una pequeñísima selección de las obras.

 Cuadrado negro de Malevitch. Es la segunda vez en mi vida que veo este cuadro.

 Construcción de Liubov Popova

Contrarrelieve de Vladimir Tatlin: escultura y pintura a un tiempo. El arte abstracto rompe con la realidad de tal manera que incluso funde los límites de la expresión artística tradicional.

Durante los diez años transcurridos entre 1898 y 1908, Shchukin adquirió un total de 275 obras de arte pero, a raíz de las muertes de su esposa y de dos de sus hijos así como del suicidio de su hermano, ya no volvió a comprar más. Unos años después estalló la Revolución rusa y se exilió en Weimar, Alemania. Acabada la guerra civil rusa, sus bienes fueron confiscados y su colección expuesta en un museo llamado de Arte occidental. Stalin, que no era muy amante del arte moderno, cerró el museo pero tuvo la precaución de poner las obras a buen recaudo durante la Segunda Guerra Mundial. Finalizada la contienda, dividió la colección entre los dos museos más importantes de la Unión Soviética, los antes citados Ermitage y Pushkin. La historia es un poco rocambolesca pero, al menos, la colección está entera y perfectamente conservada. Me vienen a la cabeza historias de los jerarcas nazis que vendían individualmente y al mejor postor las obras embargadas a sus víctimas de manera que, aún hoy, hay colecciones desperdigadas y obras desaparecidas. Afortunadamente, en este caso no fue así.

Los acantilados de Étretat de Claude Monet

La Desserte. Habitación en rojo. Armonía en rojo de Matisse

La exposición ha sido todo un éxito. No sólo ha batido récords de asistencia de público sino que las críticas han coincidido en la importancia de la muestra. Como he comentado antes, la mayor parte de estas obras nunca habían salido de Rusia. Asimismo, las salas con obras de artistas rusos como propina ha sido todo un regalo para los visitantes aunque la perspectiva de la confrontación no me parezca la más acertada. A pesar de la cantidad de gente, el la circulación era bastante fluida: los espacios están bien delimitados y la organización ha aprovechado hasta el último metro cuadrado de espacio para que no se organizaran tapones. Las explicaciones de la exposición son cortas, claras y concisas por lo que sólo cabe felicitar a la comisaria y su equipo. También me gustaría destacar que los trabajadores de la Fundación son muy amables y que, además de los vigilantes, había unos puntos de apoyo a la visita, es decir, unos empleados que resolvían las dudas del público y ofrecían breves explicaciones. Es muy importante ver que no son guías (quienes seguís mi blog sabéis que no me gustan las visitas guiadas) sino una ayuda para resolver dudas puntuales o pedir un punto de vista más técnico para entender las obras: una iniciativa muy útil ya que, los últimos días, estaban agotados los folletos y el catálogo oficial de la exposición. El único pero que pondría es que, en general, las obras están mal iluminadas y las paredes son blancas de modo que, por momentos, se me cansaba la vista. Pero, por todo lo demás, esta exposición ha sido magnífica. No tengo palabras para expresar la emoción que se siente ante la visión de estas formidables obras que además están fuera del circuito habitual de exposiciones. A nivel artístico y por las especiales circunstancias que la han rodeado, puedo afirmar que ésta ha sido una muestra irrepetible.

Frutas de Cézanne. A este magnífico pintor le debemos esta colección. 


viernes, 3 de marzo de 2017

Salón Internacional de la Agricultura

Desde el pasado 25 de febrero y hasta el 5 de marzo se celebra uno de los eventos más importantes del calendario político y económico francés, el Salón Internacional de la Agricultura, Es tal la relevancia de esta feria que casi todos los políticos franceses importantes se dejan ver por aquí y más este año que las elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina. Aunque se celebran ferias agrícolas y ganaderas desde mitad del siglo XVIII, el primer Salón abrió sus puertas en marzo de 1964 al abrigo del CENECA, el Centro Nacional de Exposiciones y Concursos Agrícolas que había sido creado el año anterior por el ministro de Agricultura, Edgard Pisani. El primer Salón fue un gran éxito y concentró más de 300.000 visitantes. Año tras año, el número de participantes aumenta y el de visitantes también. No sólo es un gran acontecimiento en el que se presentan miles de expositores franceses y extranjeros sino también es una plataforma de reivindicaciones del sector primario. El contenido político es muy importante siempre en este salón, sobre todo, teniendo en cuenta que Francia es el primer país agrícola y ganadero de la Unión Europea y el que más ayudas al sector recibe, aunque muchos franceses continúen pensando que Europa es una carga y no les sirve para nada.

Yo sólo pasaba por aquí

Además este Salón siempre deja importantes anécdotas. Como ya he dicho antes, muchos políticos se acercan a él porque es un gran caladero de votos: el votante rural se moviliza más que el urbano. También es una forma de aproximarse al agro y conocer las demandas sin necesidad de trasladarse al campo y hacer paripés innecesarios. El expresidente Jacques Chirac pasaba horas hablando con los ganaderos y agricultores y estos lo apreciaban mucho. Menos afortunadas fueron las visitas de Sarkozy a este Salón: el año 2008 y siendo Presidente soltó un "lárgate, gilipollas" a un participante y el año 2012 se enzarzó en una agria discusión con unos paisanos que se quejaban de su situación y se comparó con ellos, como si fuera comparable la situación de un Presidente conocido por su afición al lujo con la de un agricultor por acomodado que esté. Ese año 2012, su rival en las presidenciales, François Hollande pasó diez horas en la feria y se comportó muy dignamente y estuvo muy receptivo a las propuestas de los asistentes. Fue la visita más larga que se recuerda y tres meses después ganó las elecciones.

Este año, la mayor parte de los candidatos ya han visitado el Salón: Marine Le Pen aprovechó el momento y la atención mediática para denunciar la política agraria europea, François Fillon se presentó allí sólo un par de días antes de ser imputado y recibió como regalo un tractor de juguete, el pobre Macron recibió un huevazo en la cabeza y Hamon despertó una mezcla de curiosidad e indiferencia. Mélenchon ha sido el único de los candidatos importantes que no ha acudido a la cita ya que está en contra de la agricultura productivista así que ha contraprogramado y ha asistido a unas jornadas sobre ecología.