Imágenes del interior
Imagen de la terraza
Entre las diferentes opciones que plantea el local (carta, menú, tablas...), yo pedí el steak tartar ya que era cortado a cuchillo a la italiana, es decir, con parmesano, un poco de apio y un toque de albahaca. La yema de huevo y los ingredientes citados vienen ya mezclados y acompañados de una ensalada de brotes y unas patatas fritas: nada de pepinillos, alcaparras ni cebolla por esta vez aunque sí las salsas habituales para sazonar como la mostaza, la Worcester, el tabasco y el aceite de oliva. Estaba delicioso, carne perfectamente mezclada con los ingredientes y con un sabor sutil pero consistente. Era la primera vez que probaba el steak a la italiana y me gustó. Quizá repita. Mi amiga pidió bacalao con verduras y pesto. El pescado estaba fresco, muy suave y tierno, y las verduras muy ricas como si las hubieran hecho al wok, lo cual no sería de extrañar porque hay un plato de wok en la carta. Para pasar la comida un tinto de Côtes du Rhone, el Château La Borie.
Steak tartar
Bacalao con verduras y pesto
Para no tener que elegir entre postre o café (la decisión más difícil), escogimos el café gourmand, un espresso que no viene solo sino acompañado de sus amigos en miniatura: la macedonia de frutas en almíbar, la tarta de queso, la crème brûlée y la tarta tatin con speculoos. Un maravilloso toque final antes de continuar una tarde inolvidable.
Café gourmand
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