Ayer fue el Día Internacional del Queso y aproveché la ocasión para cenar una tabla: un surtido de varios tipos de quesos curados, grasos y de diferentes texturas y sabores. Comer una tabla de quesos es todo un ritual en Francia y hay qué saber cómo presentarlos, cómo cortarlos, en qué orden comerlos y con qué acompañarlos.
Los franceses nunca han perdido la costumbre de comer este producto y, dada la gran variedad de ellos, cada persona y familia elige los que más le gustan. Se pueden comer al final de la comida y la cena como postre o a media tarde, a la salida del trabajo por ejemplo. Aquí en Francia hay una gran protección del trabajo artesanal, las denominaciones de origen y la vida agrícola y ganadera de manera que, a diferencia de otros países, los supermercados están llenos de productos de alta calidad y de características tradicionales. Por suerte, no se aprecia demasiado la moda de los desnatados ni de los quesos industriales que parecen de plástico. Si además, uno decide ir a un mercado de barrio o una cremería, los productos que puede encontrar son magníficos.
Por el lado de la salud, durante tanto tiempo se ha criticado el queso y resulta ser un alimento muy sano, como demuestra este artículo de uno de mis blogs favoritos, pero hay que tomarlo en su versión grasa y completa, no desnatada. Si es posible, hay que consumirlos artesanos. Nuevamente, me alegro de vivir en este país en el que es fácil conseguir buenos productos artesanos sin dejarse un riñón. Bon appétit!
Variedad de quesos franceses
Los quesos ya servidos
Quesos frescos
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