domingo, 6 de enero de 2019

Picasso rosa y azul

Hoy finaliza uno de los eventos más importantes de la temporada cultural parisina: la exposición Picasso azul y rosa en el Museo de Orsay. Inaugurada el pasado mes de octubre por el presidente de la República Emmanuel Macron acompañado de su esposa Brigitte, la muestra ha sido todo un éxito de público y ha contado con la visita de importantes mandatarios de todo el mundo durante las celebraciones del final de la Primera Guerra Mundial. La exhibición revive los 6 años críticos de la vida de Picasso entre 1900 cuando, con sólo 19 años, llega a París hasta 1906 en que comienza el periodo cubista con su obra Las señoritas de la calle Avinyó.

El Orsay ha tenido una excelente idea al dedicar una muestra a estas dos etapas tan populares del genial malagueño y que nunca habían tenido un tratamiento conjunto en ningún museo de Francia. Además del interés artístico, el museo ha realizado una excelente labor didáctica. Como ya vimos en la exposición Más allá de las estrellas, el Orsay está realizando una gran labor pedagógica en sus últimos proyectos y el espectador, además de disfrutar de las magníficas obras, también aprende y sale de la muestra con una idea clara de lo que ha visto. Lejos parecen quedar los escándalos y el morbo que acompañaban las exposiciones temporales hace unos años.

 El genial artista
 Jeanne

En octubre de 1900, el artista malagueño llegó a la capital francesa, concretamente a la Gare d'Orsay que ahora alberga este museo. Aunque venía ya influido por importantes pintores españoles de vanguardia como Santiago Rusiñol y Ramón Casas, aquí tuvo contacto con los mejores galeristas y pudo empaparse de escenas de la vida nocturna, los barrios bajos y la vida circense que tanto influyeron en la temática de esta época. Aquí en París comenzó también la influencia del arte tradicional de otros continentes como el africano y el oceánico que desencadenó el periodo cubista.

 La Espera (Margot)
 Evocación (El entierro de Casagemas), la versión macarra del Entierro del conde Orgaz.

Aunque la vida parisina marcó a Picasso en estos años, hay que recordar que en estos años también pasó temporadas en su Málaga natal, en Barcelona y en Madrid. Precisamente, cada vez que visitaba la capital española, acudía al Museo del Prado y se empapaba de la pintura de los grandes maestros como Velázquez, Goya Murillo o El Greco, tan influyentes todos ellos en esta etapa. De hecho, en la exposición se muestran postales, cuadernos de dibujo y libros de arte que le pertenecieron, dando muestra del enorme genio visual que fue. A pesar de su juventud, esta etapa azul es triste ya que muestra aspectos sórdidos de la sociedad y también por un desgraciado acontecimiento personal, el suicidio de su amigo Carlos Casagemas.

 Pierreuses au bar
 Los tejados de Barcelona

Su situación personal no era tampoco la más alegre. Las estrecheces económicas le llevaron a reutilizar algunos lienzos para varios cuadros diferentes y a quemar dibujos en la estufa para calentarse. Al más puro estilo tenebrista, Picasso pinta mendigos, prostitutas, tullidos, enfermos, borrachos... Sin duda, el estilo frío, melancólico y rectilíneo está inspirado en la pintura de Cézanne, el padre de todos nosotros, como le llamaba el propio Picasso. Es como si quisiera pintar el infierno, el Hades, el abismo, que en la mitología era un lugar frío, sombrío y lleno de ríos, es decir, azul y oscuro. También se aprecian algunas notas de erotismo y sexualidad pero no de manera sensual sino sórdida en la eterna unión de Eros y Thanatos que culminará en el cuadro La Vie, que representa las etapas de la vida y su final.

La Vida

Ya en 1904, Picasso se instala en el Bateau-Lavoir de Montmartre, concretamente en el taller que había ocupado Paco Durrio, y conoce a Fernande Olivier quien se convierte en su pareja. El amor, que como sabemos es lo que mueve el mundo, hace que la producción de Picasso se vuelva más optimista y luminosa aunque sin perder la languidez y melancolía del periodo azul. Además, al vivir en Montmartre, el malagueño empezó a tratar con otro tipo de artistas como los del circo y espectáculos varios y con poetas y escritores quienes quizá le dieron una visión más lírica de la vida. Así, empieza a utilizar el azul con sus colores contrapuestos como el rosa y el ocre. Nuevamente, Cézanne es su fuente de inspiración (el Mardi Gras) pero también Toulouse-Lautrec o Gauguin así como algunos pintores del Barroco europeo como Rembrandt o Rubens, más cálidos que sus coetáneos españoles. 

 Las Tres Holandesas
 Acróbata sobre la bola
 Los Dos Hermanos
 La Toilette

A pesar de la relajación en los sentimientos y la mayor dulzura en el color, los personajes siguen mostrándose introspectivos y enigmáticos. Asimismo, Picasso comienza a descubrir la escultura como medio artístico de modo que en esta parte del recorrido vemos algunos bustos así como dibujos, grabados y hasta cerámicas. Si durante el periodo azul, las figuras eran longilíneas y magras, en esta etapa rosa los volúmenes cambian y las figuras son más anchas pero también más rectas como si las diferentes partes de sus cuerpos empezaran a formar figuras geométricas en un claro anticipo del cubismo posterior. La presentación de las obras y el recorrido de la exposición permiten al visitante comprender perfectamente esta evolución y entender el proceso creativo de este gran genio del arte que fue Pablo Ruiz Picasso. 

 Desnudo sobre fondo rojo
 Cabeza de madera
 Dos mujeres desnudas y su boceto, como una fotografía y su negativo
 Cuaderno de dibujos
El álbum de la exposición

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