miércoles, 18 de julio de 2018

Fin de semana de locura

Si mi fin de semana comenzaba con un exceso romántico, continuó con un gesto de amistad y culminó con un buen espectáculo deportivo. Mientras tanto, la multitud se congregaba en torno a la fiesta Nacional y a la final del Mundial de fútbol.

El viernes noche vi Il Trovatore, un melodrama de amores malditos, venganzas enquistadas y secretos familiares. Una función inolvidable por muchas motivos de los que ya os hablé. El sábado fue la Fiesta Nacional con un enorme desfile militar en el que participaron como invitados los países de Japón y Singapur. Ya os conté aquí que el 14 de julio se conmemora la toma de la cárcel de la Bastilla, situada en el lugar donde ahora se eleva el moderno teatro de la Ópera.

La contraescarpa de la Bastilla

Como cantaba Georges Brassens, "la música militar nunca me supo levantar" así que nunca he ido a ver el desfile y mucho menos estos últimos años en que las medidas de seguridad prácticamente no permiten acercarse al centro. En su lugar, quedé con mi querida María, que ha sufrido un pequeño accidente doméstico, con Eli y con Juan para ver el Tyranosaurus Rex expuesto en el Jardin de Plantes. Os hablaré de él próximamente pero ya os adelanto que es el esqueleto de una hembra recuperado en Montana, Estados Unidos, que está recorriendo varias ciudades de Europa. De verdad, que es impactante ver ese esqueleto tan completo (falta una pata trasera y la mandíbula, reemplazadas por otras piezas) presentado además en posición amenazadora. 

Realmente impresiona

Pero ni el Día de la Patria ni la verbena de los bomberos ni ningún otro evento pudo hacer sombra a la gran final del Mundial de Fútbol. Francia había llevado muy bien su participación en este torneo tanto en la fase de grupos como en las eliminatorias. Sus jóvenes jugadores tienen un gran talento y  mucha experiencia a pesar de su corta edad y han podido desquitarse de la amarga derrota sufrida hace dos años en su propia casa en la final de la Copa de Europa.

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Por supuesto, la locura se desató y la noche del domingo hubo celebraciones por todo el país. Como siempre, también hubo altercados, incluso muertos. Tengo la suerte de vivir en un barrio muy tranquilo y pude dormir pero tengo amigos que no pudieron pegar ojo en toda la noche. El lunes se celebró la gran fiesta de bienvenida de los jugadores que hicieron un recorrido por el centro de París, una rúa subidos a un autobús descapotable. A mediodía los Campos Elíseos ya estaban llenos de gente que quería ver este otro desfile. También visitaron a Macron en su palacio: Manu no tuvo suficiente con hacer el ganso en el palco presidencial del estadio durante la final y se convirtió en la estrella de la fiesta demostrando que él también puede ser chachi piruli y super mega enrollado, aparte de robar el protagonismo a los futbolistas, como ya intentó en el funeral de Johnny Hallyday y en otros momentos populares.

Logotipo del mundial

Yo me alegro mucho de que Francia haya ganado el Mundial, no sólo porque sea mi país de adopción sino también porque hace dos años les animé en la Eurocopa y perdieron como idiotas frente a un equipo tan mediocre como Portugal, el cual sólo ganó un partido en todo el campeonato: la final. Los bleus me debían una. A mí y a toda su gente. ¡¡¡Felicidades!!!

Eliminatorias llenas de errores




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