Otro año más en que vivo la Fiesta Nacional francesa en París y este año ha sido de lo más completito. La víspera acudí con una amiga al Baile de Bomberos celebrado en las Arenas de Lutecia: fue un gran éxito ya que, a diferencia de otras fiestas, la música fue variada (un poco de rock, un poco de funky, un poco de techno...), el ambiente muy sano y la bebida, barata. Salvo la pelea de las chicas para ir al baño y que nadie se nos cuele en los urinarios portátiles, la noche estuvo genial. Por desgracia, los bomberos no se prodigaron demasiado: estaban detrás de las barras de bar y controlando la entrada. Muchas se quedaron con ganas de cumplir algún sueño húmedo.
Imágenes del baile
El 14 se celebró en los Campos Elíseos el solemne desfile militar que contó con la presencia del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y de su esposa Melania. Si el despliegue de policía es importante en esta fecha, este año se batieron todas las marcas en cuanto a presencia policial, calles cortadas, transporte público alterado y otras medidas de seguridad. Por lo visto, el ilustre invitado quedó encantado con el espectáculo y con las actividades realizadas en esta breve pero intensa visita. Y para ser quien es, hay que decir que Trump ha tenido muy pocas salidas de tiesto en este viaje. Desde luego, la cara de satisfacción y los gestos de agradecimiento al marcharse de vuelta a casa eran bastante elocuentes. Si queréis saber cómo se ha desarrollado el desfile al detalle, podéis verlo aquí.
Y no podía faltar el gran fin de fiesta: el concierto lírico celebrado a los pies de la Torre Eiffel y el castillo de fuegos artificiales. Este año, el encargado del espectáculo fue Valery Gergiev, el director del Teatro Mariinsky de San Petersburgo. Aunque es uno de los mejores directores del mundo, la decisión de contar con él para este acontecimiento fue muy polémica ya que es amigo íntimo de Vladimir Putin y uno de sus comprometidos apoyos. La verdad es que la orquesta sonó de maravilla y la selección musical fue excelente con importante presencia de música francesa y rusa bien enlazada con piezas alemanas e italianas. Algo menos lucieron los solistas que, como suele ser habitual, aprovechan estas ocasiones para atacar repertorios que no pueden cantar en teatros y probar sus medios vocales con arias de papeles que les están vedados. No por el arrojo vocal gana calidad el espectáculo ya que se desequilibra con una absoluta falta de originalidad. Ya van varios años consecutivos en que se interpretan Deh, vieni alla finestra de Don Giovanni o Viens, Malika de Lakmé y, este año, mucho peor cantadas que en otras ocasiones. Este tipo de galas líricas al aire libre, mientras la gente se come el bocadillo y hace botellón, no son muy agradecidas a nivel musical pero los cantantes se prestan porque se emiten por televisión en varios países y les da una popularidad que de otro modo no tendrían. No voy a hablar mucho de ellos porque prefiero no alargar demasiado el artículo pero si tengo claro a quiénes no voy a ir a ver cantar en directo. Si queréis conocer el programa fue éste. Sin duda, lo mejor fue la orquesta dirigida por el discutido Gergiev.
La torre una noche cualquiera
Los fuegos artificiales estuvieron bien, sin más. El año pasado no pude verlos pero, hace dos, sí que los vi y me encantaron. Hubo mucho más colorido, espectacularidad y creatividad que en esta ocasión. Y hasta mejor música.
Y, para acabar, un pequeño apunte histórico. Recordemos que el 14 de julio se celebra la Toma de la Bastilla de 1789. Sólo a los franceses se les ocurre elegir como Fiesta Nacional la conmemoración del día del asalto a una prisión. La leyenda se ha magnificado pero, en realidad, la Bastilla era una cárcel que estaba medio vacía y en la que sólo había delincuentes comunes. Habría sido mucho más importante si el pueblo enfurecido hubiera asaltado Vincennes donde se encerraba a los que podían poner en peligro el sistema institucional, lo que hoy llamaríamos presos políticos. En Bastilla, había ladronzuelos, gente que no tenía dinero para pagar sus deudas, estafadores y demás. Aún así, la masa entró en la prisión y le cortaron la cabeza al alcaide y luego la pasearon por París pinchada en una pica. Cuando empezó la revolución fue con la Marcha sobre Versalles que tuvo lugar la noche del 5 de octubre de ese mismo año y que conllevó, a la larga, el final del Antiguo Régimen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario