Un punto de inflexión importante fue el debate televisado en el que Marine Le Pen se mostró agresiva y poco dialogante. Marine, con esa voz de orco ventrílocuo que tiene desde hace años, dejó una burda impresión de sí misma y, si pretendía conseguir votos más moderados, la estrategia no fue la adecuada. Hubo momentos en que parecía que se le había ido la pinza o, como dicen en Francia, que se le habían fundido los plomos. Creo que fue un truco para desconcentrar a Macron y que perdiera su hilo argumental, al estilo de los porteros de fútbol que hacen gestos raros en los lanzamientos de penaltis para que el contrario falle el tiro. Teniendo en cuenta que Macron es muy refinado y algo pijillo además de un novato en estas lides, Le Pen pensó que funcionaría. No fue así: Macron siguió con su intervención y, si Le Pen quería captar el voto cabreado, hacer bromitas no le iba a ayudar. De hecho, su final de campaña fue de lo más tumultuoso, recibida entre huevazos en un acto y saliendo por la puerta de atrás de la catedral de Reims, donde eran coronados los antiguos reyes de Francia, ante las protestas.
Y hablando de Macron, durante todo el debate acusó a su rival de mentir repetidamente durante la campaña. Asimismo, su equipo ha denunciado el pirateo de las cuentas de ¡En Marcha! y de sus colaboradores. No es la primera vez que les ocurre algo similar como se puede ver en esta información y en esta otra.
Escenario desde el que estaba hablando Macron
Seguidores de Macron con las caras pintadas con los colores de Francia y de otros países de la Unión Europea
François Bayrou, alcalde de Pau y uno de los principales apoyos de Macron
Por cierto, que Le Pen lo tenía todo pensado de cara a las legislativas de junio y para evitar encontrarse con un parlamento hostil ya tenía previsto el secuestro de las instituciones en beneficio propio, hacerse una ley electoral a su medida y someterla a referendo popular justo antes de las elecciones. Según dice aquí, la estrategia de Marine Le Pen para asegurarse el control de la Asamblea iba a consistir en crear un sistema electoral más proporcional de partida, reducir el número de diputados a 300 y otorgar un 30% extra de escaños a la lista más votada (previsiblemente la suya) de manera que dicha lista conseguiría 90 diputados de más con independencia de los resultados del resto de fuerzas. ¡Qué demócrata!
Un montón de carteles contra Marine Le Pen
Ante la rapidez con que el movimiento ¡En Marcha! se ha alzado con una mayoría social importante, muchos creen que puede también ser la opción más votada dentro de un mes. Otros, en cambio, creen que Macron ha ganado por su fuerte personalidad y su carisma, así como por demérito de los rivales, pero que carece de un equipo combativo y preparado para afrontar unas elecciones que van más allá de personalismos. No estoy de acuerdo en ninguno de estos puntos: ni Macron tiene una personalidad arrolladora ni demasiado carisma pero sí es muy inteligente y ha sabido encarar muy bien las dificultades del camino y ha dado en la tecla con muchas de sus propuestas de regeneración democrática y social y, por otro lado, sí creo que ¡En Marcha! tiene personas capaces y competentes para ocupar los cargos públicos. Se trata de un grupo nuevo pero no vacío de contenido; yo me fío más de gente trabajadora y normal que de políticos profesionales que llevan veinte años en la función pública sin aportar nada. Ya veremos cómo queda la Asamblea Nacional este verano porque las elecciones estarán más abiertas que nunca aunque como dijo François Mitterrand: "Los franceses no son tan estúpidos de darme la presidencia y después no darme la mayoría para gobernar". Veremos si pasa lo mismo con Macron pero, desde luego, la cercanía de las legislativas le viene muy bien para seguir cosechando éxitos.
De todas maneras, estas elecciones han dejado un gusto agridulce: Le Pen ha conseguido el 35% de los votos y eso es demasiado. Si en primera ronda obtuvo el 23% más el 5% de Débout la République falta un 6% hasta su resultado definitivo. ¿De dónde ha salido? Pues, por lo visto, de conservadores votantes de Los Repúblicanos que consideran a Macron un rojo peligroso y de algunos desencantados de la izquierda que prefieren votar a la ultraderecha antes que a un reformista. Es un poco loco pero, según los sondeos, así es.
Macron ha sido elegido presidente y la misma noche acudió al patio del Louvre a celebrarlo con sus fieles. Allí me fui para ver lo que pasaba y vi mucha gente joven, familias con hijos y personas de todas las etnias y orígenes, incluso extranjeros como yo. Después de cantantes, bailarinas y pinchadiscos, llegó Macron entrando solo y andando (es decir, En Marche! como su partido) hacia el escenario mientras sonaba el Himno a la Alegría, maravillosa pieza de Beethoven e himno de la Unión Europea. La puesta en escena fue solemne, elegante y con clase, aunque no del todo original ya que copia la que usara Mitterrand en 1981 en el Panteón y con la misma música de fondo. Mitterrand eligió el sepulcro de los hombres ilustres de Francia para su primer acto como presidente. Macron ha acudido esta misma mañana a la ofrenda de flores en el Arco del Triunfo por la conmemoración del Día de la Victoria, no la suya, sino la de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Pero en lo relativo a celebraciones, Chirac y Sarkozy escogieron la Plaza de la Concordia (el lugar donde estuvo la guillotina en que se cortaron tantas cabezas, incluida la de la reina María Antonieta) y Hollande, la Plaza de la Bastilla (lugar de la prisión que fue asaltada en 1789). En cambio, Macron prefirió un sitio menos revolucionario pero cargado de simbolismo político, histórico y cultural. Y con una gran explanada para acoger a sus simpatizantes.
Vídeo de Macron llegando al Louvre: la verdad es que la puesta en escena con la música es muy bonita y elegante y está cargada de mensajes.
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