Si os comentaba aquí mis impresiones sobre el Centro Pompidou y su colección permanente, hoy toca el turno a las exposiciones temporales. Como el Pompidou es un museo multidisciplinar, no sólo expone artes plásticas sino que también dedica sus salas y sus recursos al desarrollo de otras artes como la literatura, la música o la arquitectura. Incluso, a la propia teoría del arte. Empecemos por la exposición sobre Marcel Duchamp, el dadaísta más famoso e iconoclasta, que se atrevió a dibujar un bigotillo a la Gioconda. Independientemente de la revolución que supuso en su época, creo que resulta sano reírse, de vez en cuando, del arte y de las grandes obras y más ahora con el locurón de la Gioconda en el Louvre. Hasta el 5 de enero de 2.015 se puede visitar esta exposición en la que también hay piezas de otros artistas como Brancusi, Picasso y Man Ray.
Libros de la exposición
Otra de las exposiciones está dedicada a Robert Delaunay y se llama Ritmos sin fin. El Pompidou posee la mayor parte de las obras de este artista gracias a la donación que realizaron su esposa Sonia y su hijo Charles.
Cuadro de la exposición de Delaunay
Precisamente, el MAM (Musée d'Art Moderne de la Ville de París) dedica estos días una exposición a la obra de su viuda Sonia Delaunay. Así que podemos disfrutar de las obras de este matrimonio por partida doble.
Cartel anunciador de Los Colores de la Abstracción de Sonia Delaunay
Una exposición algo diferente es la que podemos visitar en la biblioteca hasta el 12 de febrero próximo y que está dedicada a la escritora, periodista y guionista Marguerite Duras, autora de El Amante, El Dolor o Hiroshima, mon amour. En ella, podemos contemplar documentos, fotos, objetos personales y la correspondencia que mantuvo con grandes personalidades entre las que destacan el Presidente François Mitterrand, del que era muy amiga. Durante la Segunda Guerra Mundial, Duras fue miembro de la resistencia francesa y estuvo a punto de ser apresada por los nazis; Mitterrand, también en la resistencia como ella, logró rescatarla aunque no pudo hacer lo mismo con su marido que fue conducido al campo de Dachau del que sobrevivió. Además de la muestra de estos objetos, también se realizarán otros actos como conferencias, lecturas públicas y proyecciones de películas inspiradas en sus obras.
Borradores de las novelas de Duras
En la parte baja del edificio y hasta el 26 de enero, se celebra también una exposición sobre la obra del arquitecto Frank Gehry, uno de los arquitectos más reconocidos y reconocibles de los últimos tiempos. Además de estudios y reportajes sobre su obra, se exponen maquetas de sus edificios y proyectos más representativos. Es ésta la exposición que levanta más expectación de todas las que he comentado aquí o, al menos, ésa fue mi impresión.
Maqueta del Museo Guggenheim de Bilbao
Para finalizar, he querido dejar una imagen que me impactó mucho. En una sala había una muestra dedicada a la Exposición Internacional de 1.937. Junto a unos planos de lo que fue el recinto ferial y unas fotografías de algunos de los eventos de la misma, se encontraba este cartel anunciador. En mitad, la silueta de la Marianne, la imagen de la República Francesa, y a su alrededor, las banderas de los países participantes. En el angulo inferior izquierdo, justo encima de la bandera de Estados Unidos, se encuentra la bandera de la Segunda República Española. Se me fueron los ojos directamente hacia allí ya que llama la atención la franja morada, un color que no es heráldico y, por tanto, no es utilizado en banderas y escudos. Para dotar de contenido el pabellón español, Pablo Picasso recibió el encargo de pintar un cuadro que mostrase la crueldad de la guerra y que intentara generar simpatía hacia la causa republicana durante la guerra civil. La ayuda internacional no fue suficiente pero para la historia ha quedado la magna obra que Picasso pintó, el Guernica, una de las obras cumbre de la pintura contemporánea. Siguiendo con la mirada la parte baja del cartel, me encontré con otra vieja conocida: en la esquina inferior derecha, la bandera de la Italia de Mussolini. Y siguiendo por la derecha (no podía ser de otra manera) pero en la parte media, la bandera del III Reich alemán, con su esvástica. ¡Qué impresión más grande me llevé! Todos esos países que figuran en el cartel y que sólo dos años después comenzarían la mayor guerra que ha conocido la humanidad, estaban ahí celebrando una exposición juntos. Este cartel no es una pieza de arte moderno pero es una gran lección de historia.
Cartel de 1.937
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