domingo, 30 de abril de 2017

Alexandra David-Néel

Junto con la exposición Kimonos y también hasta el 22 de mayo, el Guimet dedica un pequeño espacio expositivo a una de las más importantes aventureras de todos los tiempos: Alexandra David-Néel. La vida de esta señora daría para escribir varios libros no sólo por su labor de exploradoras y viajera sino por todas las circunstancias increíbles que rodearon su existencia.

Nació en un matrimonio interreligioso, hija de una belga tradicionalista católica y un francés hugonote y republicano, aunque no debió de influirle la educación cristiana ya que, con sólo 21 años, se convirtió al budismo en 1892. Durante su juventud, su padre la inició en la francmasonería a la que se uniría de adulta y le presentó al geógrafo anarquista Elisée Reclus quien le ayudaría en sus deseos de emancipación y le enseñó los conceptos políticos más revolucionarios. También entró a trabajar como periodista en la revista feminista La Fronde, creada por Marguerite Durand. Además estudió canto y piano en el Conservatorio de Bruselas. Se matriculó también en el Collège de France donde estudió sánscrito y tibetano. En 1889, realiza su primera visita al Museo Guimet, el mismo que ahora le dedica esta exposición, lo que para ella fue una revelación, el descubrimiento de aquello que intuía pero no conocía y una manera de profundizar en el orientalismo que tanto la atraía.

Vestido de cantante de Alexandra David-Néel

Como resultado de sus estudios de música, Alexandra comenzó una importante carrera como cantante de ópera que la llevó a recorrer algunos importantes teatros europeos y de las colonias europeas en el norte de África y Asia. Entre su repertorio se encontraban importantes obras como La Traviata de Verdi, Lakmé de Délibes, Faust de Gounod o Carmen de Bizet. Precisamente, en el desempeño de su carrera como cantante, nuestra heroína viajó por primera vez a la India y a Indochina. Posteriormente, se casó con su primo Philippe Néel del que adoptaría el apellido. El matrimonio fracasó y se separaron muy pronto pero siguieron siendo amigos durante toda su vida e intercambiando correspondencia y ayudándose en lo que podían. 

La luz de la sabiduría: manuscrito del siglo XIII

El primer viaje de David-Néel a Asia tuvo lugar entre 1911 y 1925. Partió de Túnez a Ceylan (Sri Lanka) y recorrió La india, Sikkim (en ese momento, Estado independiente), Nepal, Tíbet , Mongolia, China hasta llegar a Corea y Japón, después de pasar por Birmania y Malasia. La meta principal de su periplo era Lhassa, la capital del Tíbet, ciudad que estaba vetada a los extranjeros y en la que consiguió entrar en 1924, siendo la primera mujer europea que lo logró. A su regreso, dio conferencias en Francia y otros países europeos, escribió en varios medios de comunicación y recibió numerosos premios.

El Tesoro de los muy preciados Sutra y Tantra: xilografía del siglo XIX

Su segundo viaje tuvo lugar entre 1937 y 1946. El trayecto fue muy diferente: David-Néel llegó hasta Pekín vía Moscú y de allí pasó al Tíbet donde pasó cinco años (1938-1943) y Sichuán, una de las provincias más inaccesibles y misteriosas de China (1943-1945). Pasó otro año en la India y regresó a Francia en 1946. Durante esos años, pasó ciertas dificultades debido a los problemas derivados de la II Guerra Mundial. Una vez en su país natal, se instaló en una modesta casita en la Provenza con vistas a las montañas donde continuó en el perfeccionamiento de la budismo, el yoga y la meditación. Volvió a su actividad de escritora y publicó artículos en prensa y varios libros con las aventuras de sus viajes y de cultura y literatura asiática.

En esta exposición, pequeña pero muy interesante, hay fotos, manuscritos y otros objetos de la colección del propio museo que pertenecieron a esta impresionante mujer. 

Bonete y bolsito tibetanos

jueves, 27 de abril de 2017

Kimonos: la felicidad de las damas

El Museo Guimet nos propone hasta el 22 de mayo una bonita exposición cuyo tema son los kimonos femeninos japoneses: desde algunos antiguos del siglo XVI hasta unas reinterpretaciones de los diseñadores contemporáneos. A pesar de ser un Museo menos conocido, la muestra ha despertado gran expectación y está teniendo un gran éxito de público: depende de los días, hay que hacer cola para entrar, algo que yo nunca había visto en el Guimet.

Kosodes del siglo XVIII

Empieza el recorrido de la exposición con una antesala en la que hay un resumen de la historia del kimono y unos biombos que muestran kimonos y figuras femeninas así como cuadernos con muestras de dibujos y algunos accesorios.

 Biombo que representa un juego de muñecas en el Hinamatsuri, el festival de las niñas

Biombo que representa kimonos colgados


A continuación, vemos diferentes tipos de kimonos cuya forma y materiales cambia a lo largo del tiempo. Así destacan los kosodes, que son aquellos que tienen manga pequeña, o los katabira que eran los realizados en algodón, cáñamo o ramio y no en la tradicional seda. En el siglo XIX, por influencia europea, se adopta como tejido la crêpe de seda lo que hace los kimonos más ligeros. También hay importantes diferencias en la decoración: paisajes imaginarios, flores, ramas de árboles, pájaros y otros animales, dragones... A partir del siglo XVII, comienzan a representarse escenas de obras literarias japonesas tales como el Genji Monagatari y otras obras de la época Heian, poemas y obras del teatro . Y a los tradicionales bordados y tramas del tejido para la elaboración de los motivos, se une la técnica yuzen que consiste en pintar la tela a mano.


 Kosode del siglo XIX que representa la fiesta de hojas amarillas y rojas del otoño, tema tratado en el Genji Monogatari

También se nos explican las diferentes prendas que componen el kimono, entre las cuales destaca el obi, una pieza alargada que se fajaba a la cintura y que llegaba a apretarse tanto como un corsé europeo, de manera que mantenía la espalda firme y dificultaba la libertad de movimientos. El obi de las mujeres era más largo y grande y, dentro de la complejidad de la sociedad nipona, existían varios centenares de formas de anudarlo que determinaban la clase social y otras circunstancias de la portadora. En esta sección, hay varios artículos de adorno como complementos para el cabello.

Diferentes clases de obi

Y además de todas estas piezas antiguas, la exposición finaliza con ropa de diseñadores japoneses en los que se renueva el kimono tradicional así como diseños de grandes modistos franceses en los que se parte de la base del kimono para convertirlo en una obra de alta costura parisina, tan elaborada y compleja como los kimonos tradicionales.

Kimono Haori-Kakitsubata diseñado por Junko Koshino

Vestido de Jean Paul Gaultier

Vestido de John Galliano

martes, 25 de abril de 2017

Valentin de Boulogne: más allá de Caravaggio

Junto con la maravillosa exposición de Vermeer y los pintores costumbristas, el Louvre nos da una propina que no todo el mundo aprovecha, otra muestra mucho menos popular dedicada al pintor tenebrista Valentin de Bologne, la primera retrospectiva que se le dedica en Francia, su país natal.

Tras las enormes colas y la incomodidad de ver cuadritos muy pequeños rodeada de gente de la exposición holandesa, muchos visitantes salen del recinto sin haber entrado en esta otra exhibición temporal, menos mediática e interesante que la anterior. No por ello los organizadores han sido menos ambiciosos, comenzando por el título: Reinventando Caravaggio. ¿Se puede ir más allá de Caravaggio, uno de los mejores pintores de la historia? ¿Se puede reinventar un estilo tan personal, tan sórdido y tan polémico?

Sí, Valentin se vio influido por el maestro milanés en el estilo tenebrista, los temas elegidos, la fuerza expresiva de sus personajes y la crudeza de sus imágenes pero no creo que sus aportaciones fueran más reseñables o innovadoras en la pintura barroca italiana que las de otros contemporáneos. Aunque sí se le puede considerar un digno heredero, casi émulo, y el mejor de los caravaggistas franceses. Su dominio del claroscuro, sus escenas de la vida callejera, los gestos de sus personajes y la dureza de las escenas representadas, sin duda, son muy caravaggiescas pero hay diferencias entre el arte de Valentin y el de Michelangelo Marisi. Las imágenes del francés son algo menos descarnadas y están encuadradas de una forma más clásica y menos rupturista. Así que más que reinventar, lo que hace es domesticar el estilo salvaje del momento.

Cartel de la exposición

Esta exposición nos ofrece un recorrido cronológico alrededor de tres temas. El primero de ellos son los bajos fondos: jugadores de cartas y de dados, quiromantes, zíngaros... De ahí pasamos a la pintura bíblica con bastantes escenas de la vida de Jesús como La Pasión de Cristo, La Última Cena, Jesús con la Adúltera, Jesús expulsando a los mercaderes del templo y otros. Aunque también hay retratos de los Evangelistas y otras obras de escenas del Antiguo Testamento. En estas últimas, vemos que la nobleza viene en rasgos infantiles ya que los personajes de Salomón, Daniel y David son representados como adolescentes. No es el único caso de elevación moral de la niñez ya que el Barroco era también la época de los castrati, adultos que tenían voz infantil debido a la mutilación que sufrían antes de su desarrollo y que solían ser los protagonistas de óperas en que representaban papeles de dioses, héroes o reyes mitológicos.

La carrera de Valentin vivió un importante avance en 1627, momento en que empezó a recibir los encargos de la familia del Papa Urbano VIII, a través del sobrino de éste, el cardenal Francesco Barberini, que se materializarían en cuadros de temática bíblica, alegorías patrióticas y vidas y martirios de santos. Así vemos dos obras del tema de Judith, una Alegoría de Italia, La Coronación de espinas y El Martirio de san Proceso y san Martiniano

Para el visitante, resulta difícil saber qué busca la exposición puesto que no hay folletos explicativos (tampoco en la del Siglo de Oro holandés) pero, a diferencia de ésta, tampoco hay mucha información en la página web del Museo. Hay que acceder a los comunicados de prensa para conocer de primera mano la intención de esta exposición. En cualquier caso, hay que aprovechar para visitarla y el contraste con la muestra de los maestros neerlandeses resulta muy interesante.

lunes, 24 de abril de 2017

Primera vuelta

Ya se ha celebrado la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas y, como sabéis, los dos candidatos más votados y que pasan a la segunda ronda han sido Emmanuel Macron y Marine Le Pen, Atrás han quedado el resto de partidos políticos con mención especial a la debacle del Partido Socialista que se ha quedado en un 7% de los votos. Todo lo contrario que el movimiento Francia Insumisa de Mélenchon que sobrepasó el 18% de los sufragios, un resultado muy meritorio para una formación nueva. Además será la primera vez en la historia de la V República que el partido de la derecha conservadora no pasa a la segunda ronda. Parece que los dos partidos tradicionales están empezando a analizar los motivos de su fracaso en estas elecciones. Un representante de Los Republicanos comentó lo difícil que había resultado la campaña para su candidato François Fillon pero también nombró de pasada las primarias como causa primera del fracaso electoral. En efecto, como bien dijo este político, las primarias son un proceso completamente ajeno a su partido y, no insistió en el tema, pero quizá no haya sido el mejor instrumento para escoger el candidato: las elecciones se ganan en el centro y los dos partidos tradicionales parecen haberse escorado a los extremos. Respecto a la inconveniencia de Hamon como candidato y a los resultados inadecuados de las primarias, me reafirmo en lo que dije aquí.

Destaca que el candidato más votado es Macron, el antiguo Ministro de Economía. Aunque las encuestas le daban como segundo en porcentaje de votos, ha conseguido sobrepasar al FN en número de sufragios. Teniendo en cuenta el hundimiento de los partidos clásicos, ¡En Marcha! era la opción más inteligente de entre los nuevos. En el periódico gratuito 20 Minutos, aparece una frase de un chaval de 19 años que, a pesar de su juventud, da en el clavo con el diagnóstico: "Lo que nos distingue de los frentistas y de los melenchonistas es nuestro optimismo. Ellos están resignados y quieren trastornar todo. En cambio, nosotros creemos en el cambio". No se puede hacer un análisis más certero.

Portada del periódico

Por supuesto, la mayor parte de los candidatos eliminados han pedido el voto para Macron en lo que se llama frente republicano, el conjunto de partidos en contra del Frente Nacional. Marine Le Pen, muy satisfecha con el resultado, declaró que en esta segunda vuelta sí va a haber verdadero debate sobre la identidad y el proyecto político para Francia. Según ella, no ha existido en esta primera ronda. De momento, he observado que en estas elecciones se está produciendo la misma disyuntiva que ha ocurrido en otras: el campo contra la ciudad. En efecto, se ha visto en EE.UU., en España, en Italia, en el referéndum del Brexit... el voto rural ultraconservador se opone al voto progresista de las ciudades. Aquí en París, el FN apenas ha sacado un 5% de los votos, muy por debajo de la media nacional.


Datos de los votos obtenidos por el Frente Nacional

Por otro lado, la participación fue bastante elevada. El buen tiempo ayudó, sin duda. Así que después de varios días sin poder pasar por los Campos Elíseos por motivos de seguridad, me fui al lugar donde fue abatido un policía y varios resultaron heridos. No muy lejos de la parada de metro Georges V, los ciudadanos depositan flores, velas, pancartas y banderas de Francia en solidaridad con el agente fallecido y con las fuerzas de seguridad. Por desgracia, estos ataques no hacen más dar más fuerza a los ultraderechistas. Comprendo que en estos momentos es normal tener miedo pero la intolerancia, la destrucción de la convivencia pacífica y la pérdida de libertades no es la solución.

Flores depositadas en el sitio en que falleció el policía

domingo, 23 de abril de 2017

Cinco tipos en París

(Tenía pensado publicar esta entrada el pasado 21 de abril pero decidí esperar porque no me parecía oportuno hablar como si tal cosa de un restaurante que se encuentra justo en la zona donde se ha producido el último ataque terrorista. Por suerte, hubo tranquilidad absoluta el día que yo estuve allí)

Mucho se habló el año pasado de la apertura del restaurante Five Guys en París. Por lo visto, unos franceses decidieron hacer el más difícil todavía: abrir una cadena de hamburgueserías en Estados Unidos. No se puede negar el éxito de crítica y público que tuvieron ya que se convirtieron en una de las cadenas más populares del país, incluso, se anuncian como la hamburguesa favorita de Barack Obama. El 1 de agosto de 2016 abrieron su restaurante estrella en plenos Campos Elíseos y eran tales las colas para entrar o pedir para llevar que yo iba dejando pasar los días hasta que, al final, entré.

El restaurante es como una enorme cadena de montaje llena de gente que no para ni un segundo. Los cajeros son muy simpáticos y había una chica que hablaba un poco de español. Con semejante ritmo de trabajo, los pedidos no se hacen esperar: enseguida llega la comida. Envuelta en una bolsa de plástico, aparecen las hamburguesas y las patatas, en cambio, las bebidas se las sirve uno mismo. La cerveza se recoge en la misma caja y los refrescos se pueden recargar tantas veces uno quiera. También hay cajas de cacahuetes para entretenerse durante la espera.




No es un sitio para ir todos los días porque pagar 20€ por una hamburguesa con patatas y una bebida me parece excesivo aunque hay que reconocer que no pude terminar lo que había pedido. La hamburguesa es doble así que no se queda uno con hambre y los ingredientes se pueden elegir a voluntad entre una lista muy larga y sin recargo. Las patatas estaban muy ricas pero hay dos opciones: las naturales y las cajun. Éstas son las que pidió mi amigo y la verdad es que están demasiado picantes. No probamos ni postres ni batidos pero no me habría importado. Quizá la próxima vez, pida la hamburguesa más simple o un perrito y luego un postre.

Las hamburguesas están muy ricas y son muy abundantes pero tampoco me parecen para tanto. Las he probado mejores y más baratas. Supongo que han tenido tanto éxito en Estados Unidos porque están muy hechas. Por supuesto, no se pueden dar indicaciones de a qué punto se quiere la hamburguesa porque eso es un restaurante de comida rápida y todo está estandarizado. Five Guys ha abierto otro restaurante en la zona de Bercy y esperan abrir más. no les faltará público ya que en las grandes ciudades se come mucha comida preparada y su propuesta no está mal. Con sinceridad, mi amigo y yo estábamos en la zona y nos fuimos allí por la cercanía y la curiosidad de probarlo pero no iría a este sitio de propio si estuviera lejos.

miércoles, 19 de abril de 2017

Vermeer y los pintores de género

La exposición temporal que se celebra estos días en el Museo del Louvre está siendo todo un éxito de asistencia. No es para menos: se exponen en ella obras que en pocas ocasiones salen de sus colecciones habituales en diferentes lugares de Estados Unidos, Gran Bretaña o Países Bajos. Dado el gran interés despertado, el Louvre sólo permite la entrada a los visitantes que han reservado previamente a través de internet, algo que yo nunca había visto en este Museo. Pero la organización no parece haber previsto tanto público y la página web funciona de pena. Parece mentira en el museo más visitado del mundo. Por otro lado, la visita tampoco resulta cómoda: hay tanta gente que es difícil ver los cuadros que además son muy pequeños. Todo lo anterior ha causado tantos problemas, que el Museo se ha puesto manos a la obra para arreglar los problemas y que la exposición se pueda visitar, hasta su clausura el 22 de mayo, sin tantas incidencias. Además, recomiendan realizar la visita en los horarios nocturnos, es decir, miércoles y viernes, que es lo que hice yo.

Cartel que reproduce La Lechera. No se permiten hacer fotos de la exposición.

¿Y cuál es esta exposición temporal que despierta tanto interés en un Museo tan lleno de obras de arte que resulta inabarcable? Se trata de Vermeer y los pintores de género, una breve pero interesante confrontación de obras del maestro Vermeer con algunos pintores contemporáneos como Gerard Dou, Gerard Ter Borch, Jan Steen, Pieter de Hoch, Gabriel Metsu, Caspar Netscher, Frans Van Mieris y otros. Aquí un pequeño recorrido. Conocido como la Esfinge de Delft por el supuesto aislamiento en que vivía, de Vermeer se sabe que sólo pintaba por encargo, que era protestante pero se casó con una mujer católica con la que tuvo más de 10 hijos y que falleció joven y endeudado. La muestra que nos ocupa viene a romper esa presunta reclusión del artista al oponer sus obras con las de los otros pintores coetáneos para generar un debate tan antiguo como el arte: no sabemos si es influencia, copia, imitación, homenaje, creación de escuela o estilo, petición de los clientes de tener obras à la Vermeer...

Para entender las obras aquí expuestas, hay que conocer un poco la época y el lugar en que se pintaron. Las ciudades holandesas vivieron un gran momento de esplendor en el siglo XVII llamado el Siglo de Oro neerlandés: la relativa paz social y el desarrollo del comercio internacional generó una pujante sociedad burguesa y una clase social de comerciantes acomodada y culta pero sobria. Estos burgueses deseaban reflejar su vida y sus costumbres en cuadros que luego podían mostrar a sus invitados como ejemplo de buen gusto y refinamiento. En ellos, aparecen uno o varios personajes en escenas cotidianas, en actitudes cercanas pero dignas con discreto mobiliario en segundo plano. Desconocemos las identidades de los protagonistas pero pueden ser sus mismos clientes o modelos profesionales y, en algunos casos, se repiten: la chica del collar de perlas y la chica de la carta son la misma persona y además vestida con la misma ropa.

Delicada porcelana de Delft, muy apreciada por las clases acomodadas neerlandesas. Los pigmentos azules son los mismos que empleaba Vermeer en sus cuadros.

Las obras que podemos observar a lo largo del recorrido son escenas costumbristas o de género de lo más variadas: en ellas vemos personajes en todo tipo de actividades desde actos intelectuales, como leer o escribir cartas o tocar instrumentos musicales, a otros más manuales como los trabajos domésticos de La Bordadora (un cuadro pequeñísimo) o La Lechera o Joven cosiendo de Nicolaes Maes, cuadro que está pintado directamente sobre madera, sin lienzo. También momentos de interacción social como chicas que reciben la visita de chicos interesados en ellas tal que Visita inoportuna o Visita del pretendiente. Aparecen algunos temas más frívolos, por ejemplo, los afrodisíacos y otros muy serios como la ciencia: la apertura de Holanda al mundo queda reflejada en los cuadros El Astrónomo y El Geógrafo, en los que el científico que está estudiando luce una bata de casa que se asemeja a un kimono. Lo oriental empezaba a estar de moda. Sólo hay un cuadro en todo el recorrido en el que no hay presencia humana: Interior Holandés de Samuel van Hoogstraten donde vemos la entrada a un edificio y unas pantuflas en primer plano. Y, para finalizar, nos encontramos con la etapa manierista de este estilo y un cuadro de Vermeer que nada tiene que ver con lo visto anteriormente: se trata de Alegoría de la Fe católica, lo que nos lleva a pensar si Vermeer no se volvió católico en algún momento de su vida. Salvo por la incomodidad de intentar observar cuadros de muy pequeño tamaño en unas salas tan concurridas, la exposición es maravillosa y uno de los eventos imperdibles de la temporada.

La muchacha se dispone a preparar unas torrijas, muy propias de estas fiestas que acabamos de terminar

Las obras son de pequeño tamaño, algunas minúsculas, con colores cálidos y mucha luz. Nos muestran personas jóvenes y alegres en su vida cotidiana en un estilo de preciosismo miniaturista, como si los autores fueran herederos de la escuela gótica flamenca, y la calidez de los colores y la veladura gruesa, precursores del Barroco holandés. Estos pintores serían pues el enlace entre estas dos etapas del arte neerlandés. Ciertamente, la influencia o importancia de Vermeer en los demás pintores de su generación fue notable: desde la colocación de los personajes hasta los temas pasando por el dibujo y los contrastes de claroscuros. Pero ninguno de ellos puede igualar al maestro en el tratamiento de la luz, el uso sutil del color y las veladuras. Y es que Vermeer sólo hubo uno. Por lo visto, para obtener esos colores, el pintor molía muy poco los pigmentos con los que fabricaba su pintura (sí, antiguamente los pintores o sus discípulos creaban sus propias pinturas, no las compraban en la sección de manualidades de los grandes almacenes), de manera que, ésta tenía mayor proporción de aceite por lo que quedaba más pastosa y su índice de refracción de la luz era más alto. Después, aplicaba otra capa más fina y menos colorida, la veladura, lo que le daba más luminosidad al cuadro. A veces, Vermeer también empleaba polvos de algún mineral que añadía a la veladura para darle un reflejo aún más cristalino. Todo esto, unido a la pincelada pequeña y pulcra casi sin volumen, crea unos cuadros difuminados pero llenos de luz muy personales y perfectamente reconocibles.

La Lechera en su versión Playmobil

A la salida de la exposición seguimos sin hallar respuesta a la duda que he planteado antes. Si bien es innegable la influencia de Vermeer en la creación de un estilo, yo no sé hasta qué punto podemos hablar de intercambio entre los demás artistas y de estos con Vermeer. De haber habido verdadera cooperación e intercambio de ideas, no serían tan claras las diferencias técnicas entre Vermeer y los otros, perfectamente apreciables a simple vista. Lo de reproducir las mismas escenas así como la misma disposición de personajes y objetos, parece más una copia, una emulación o un estilo manierista (pintar a la manera de...) que una verdadera escuela. Y más en esta exposición donde los cuadros de misma temática se exponen juntos para ver las diferencias o similitudes entre ellos. Aunque los organizadores de la exposición la han planteado desde esta perspectiva de la cooperación, yo no la veo nada clara. Me parece más literatura para vender la muestra que una base sólida de estudio. Si queréis la versión oficial de la exposición, la encontraréis aquí. Mi opinión, os la acabo de dar.

domingo, 16 de abril de 2017

Fiesta de los tulipanes

Estas primeras semanas de la primavera han sido casi veraniegas: ha hecho un tiempo estupendo, no hay ni una nube en el cielo y las temperaturas son altas. Esto implica dos consecuencias: la polución está otra vez a niveles máximos y la naturaleza está en su máximo esplendor de color y belleza.

Ahora que las plantas florecen, el servicio de parques y jardines de la ciudad ha decidido plantar la flor estrella de la temporada: el tulipán. Aunque es uno de los símbolos de los Países Bajos, los tulipanes provienen de Asia central y su nombre (tulbend) significa turbante, recibido por la forma de su corola. Los tulipanes son este año la estrella de la decoración floral de parques y jardines y el centro de uno de los actos más importantes de la ciudad de Saint-Denis, la fiesta de los Tulipanes. Os dejo con las hermosas fotos de estas flores.









Y durante el fin de semana, se fue el sol y llegó la lluvia pero los tulipanes del Parque de la Legión de Honor en Saint-Denis, por cierto, precioso parque del que espero hablar otro día.













viernes, 14 de abril de 2017

Conmemoración de la II República Española

Hoy 14 de abril es el aniversario de la proclamación de la II República Española. Una pequeña reunión de republicanos y simpatizantes ha tenido lugar en la plaza de la República, un lugar de concentración social y política sin paragón. Ya he hablado anteriormente en mi blog de la importancia de los republicanos españoles en la liberación de París, concretamente aquí y aquí por eso no resulta nada raro ver estas banderas republicanas. De hecho, fue el exalcalde de París Bertrand Delanoë el primero en reivindicar el papel de estos combatientes en la liberación de la ciudad y en incluir la bandera republicana española en las conmemoraciones junto con las de otros países aliados. Aunque mi blog tiene una entrada pendiente sobre la presencia de españoles en París en la que se debe hacer especial hincapié en la comunidad de exiliados de la dictadura franquista.


Algunos de los reunidos

Y no sé si es la espectacular luna rosa de este fin de semana, la lluvia de meteoros que se avecina o la conjunción planetaria de la semana pasada, pero hasta en la cantina de mi trabajo han aparecido los colores republicanos, rojo, amarillo y morado, de la manera más apetitosa posible. 

Smoothie político

Y volviendo a casa, otra broma del destino: un ciclo de teatro en Ivry-sur-Seine que anuncia una obra del Marqués de Sade llamada Franceses, un esfuerzo más si queréis ser republicanos. Muy oportuno haber visto esta publicidad hoy y en vísperas de las elecciones presidenciales francesas. El texto lo podéis encontrar aquí




sábado, 8 de abril de 2017

Happa Teï

Hay un truco casi infalible para no equivocarse con la elección del restaurante: entrar en aquél que tiene una larga fila de gente esperando en la puerta. Éste es el caso de Happa Teï, un restaurante de tapas y comida rápida japonesa de la rue Sainte Anne, en el barrio japonés de París. Es un sitio pequeñísimo: una cocina que no para ni un segundo en la planta calle y un pequeño salón en el primer piso. Pero es suficiente para pasar una noche genial. Una colorida carta nos enseña la variedad de tapas, entradas, takoyaki y okonomiyaki, así como las bebidas entre las que destacan varios tipos de sake, incluido uno espumoso, calpis y otros refrescos así como vinos y cervezas. En la ventana que da a la calle se ve a uno de los cocineros que no para de dar vueltas a los takoyaki, unas bolitas de masa rellenas de pulpo y acompañadas de salsa y especias. Viendo el espectáculo, una no puede resistirse.

Mi amigo y yo pedimos cerveza Kirin, una tapa de pulpo, otra de cerdo marinado, una ración de takoyaki y una okonomiyaki de estilo Hiroshima con gambas y calamar. De postre, una bola de helado de té matcha para bajar la comida y recuperarnos del calor porque, entre lo angosto del lugar, la cantidad de gente y que la cocina estaba a pleno rendimiento, estábamos asados como pollos. La cena fue un acierto absoluto y es que tengo un don para escoger lo mejor de los sitios a donde voy y, por supuesto, buen paladar para apreciarlo. Quizá suene arrogante pero es que es así: no todo el mundo acierta. Todo estaba delicioso, los camareros fueron muy amables y el ambiente fue genial. Una cena perfecta.

Tapa de pulpo y tapa de cerdo marinado, al fondo. Todo muy bueno y en su punto.

Cerveza Kirin Ichiban 

Takoyaki ardientes acompañados de salsa barbacoa japonesa (a base de salsa inglesa, ketchup, azúcar y mentsuyu), especias y atún deshidratado. La foto no es muy buena pero los takoyakis estaban riquísimos. 

Okonomiyaki con fideos, col, calamares, gambas y mucho más. 

Helado de té matcha y crema de judía roja.