Esta primavera ha sido un completo desastre: ataques terroristas, inundaciones, huelgas y manifestaciones, el caos debido a la Eurocopa, problemas en el transporte público... y con todo lo anterior, obras en mi edificio que me han tenido primero sin luz, luego sin agua y ahora, con goteras. A nivel personal, tampoco ha sido fácil: he tenido muchísimo trabajo, con unos horarios de locos (cuando trabajo por la tarde, salgo a las once de la noche y llego a mi casa a las doce), con muy poco tiempo para nada que no sea cocinar y limpiar y con una climatología horrible. Hemos estado tres meses sin casi ver el sol, lloviendo prácticamente cada día y pasando mucho frío, sin llegar ni a 20 grados a estas alturas cuando, por estas mismas fechas, el año pasado estábamos en plena canícula. Con tanta lluvia, el Sena sigue en niveles altísimos por lo que los barcos turísticos todavía no circulan. Para los que adoramos pasear por París y tenemos la costumbre de visitar exposiciones y museos en nuestros días libres, estos meses han sido muy incómodos: no se puede llevar paraguas porque, con el viento, se vuelan o se tronchan de manera que, si llueve, o se queda uno en casa o se moja por la calle. Y no resulta muy agradable llevar la ropa mojada en un museo donde el aire acondicionado siempre está a tope y ver las exposiciones cargada con bolso, paraguas, chubasquero, etc... aparte de la cámara de fotos, el folleto y mi libreta para apuntar. Si las salidas culturales resultan difíciles, no digamos ya ir de compras. No me gustan los centros comerciales puesto que trabajo en un lugar cerrado y cuando tengo un rato libre prefiero callejear. Pero no se puede ir cargada de bolsas bajo la lluvia. En fin, que el verano ha llegado pero por el frío y las nubes, no lo parece. Estas imágenes que publico aquí son del 20 de junio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario