El centro era comparado con una refinería de petróleo, un submarino, una nave espacial, un gasoducto... y se gastaban bromas diciendo que habían construido el edificio al revés, con las infraestructuras en el exterior y el interior diáfano. Con esta idea revolucionaria se consiguió liberar por completo el espacio interior que carece de tabiques, salvo los lavabos, de manera que se pueden organizar las diferentes plantas en función de las necesidades del momento. Todos los servicios básicos (agua corriente, electricidad, calefacción...) se sitúan en la fachada este del edificio y cada tipo de saneamiento tiene asignado un color diferente, uniendo el lado práctico y el estético. La estructura que mantiene en pie el edificio también está fuera y se trata de un sistema de ménsulas y cerchas formando una enorme malla de acero y cristal. Esta solución permite el mantenimiento y reemplazo de piezas sin necesidad de obras ni de interferencias en el funcionamiento del centro que no es sólo museo de arte contemporáneo sino también biblioteca, mediateca, centro de conferencias, centro de investigación musical, tiendas, cafeterías y mucho más. Si deseáis conocer más sobre la arquitectura del Centro podéis visitar esta página.
Cartel del aniversario
Tenía muchas ganas de visitar nuevamente el Pompidou ya que hasta finales del verano pasado, la cuarta planta estuvo cerrada al público para reacondicionarla a una nueva exposición. Lamentablemente, muchas de las magníficas obras y montajes que estaban expuestos allí, ya no están y, en su lugar, se han instalado unas exposiciones de mucha menor calidad e interés. Todo esto es una opinión personal pero, dentro de lo difícil que es valorar el arte contemporáneo, si uno de los efectos postivos del mismo es despertar emociones y sensaciones en los espectadores, las colecciones que se exponen ahora me han dejado fría como un témpano. Salvaría media docena de obras de Kollektsia! y de la colección Wagner albergadas en esta planta que antes era un jardín de las delicias de los amantes del arte moderno. Una sala dedicada al letrismo y algunas obras menores que ya estaban aquí antes de la reforma no elevan la categoría general. Todo el tiempo tuve la impresión de estar viendo trabajos que, por desgracia, no pasarán a la posteridad. No hay sorpresa, emoción, escándalo, impacto, provocación... todo eso que hace que el Pompidou sea el museo que mejor está sobrellevando la crisis del sector turístico parisino. Además. hace años que la gerencia del Pompidou ha decidido mandar sus obras de viaje por el mundo, creando museos filiales como si de una franquicia de restaurantes se tratara. Tras la apertura de una nueva sede en Metz, en 2015 se abrió la sede temporal de Málaga y se están estudiando nuevas sedes en China, Hispanoamérica y algunos países del Golfo Pérsico. De este modo, muchas de las obras importantes ya no están aquí.
Valla rosa de Mijail Roginsky
¡Hola Andy! (Tarro de borsch) de Mijail Fedorov-Roshal
Vía Negativa XIII de Marc Alexander
Las exposiciones temporales tampoco son lo más atractivo del mundo. Esta semana terminó la muestra dedicada al belga René Magritte, padre del surrealismo. Las obras fueron magníficas pero la exposición era pesadísima para el gran público. Un montón de referencias filosóficas y religiosas (el Éxodo, la caverna de Platón, Euclides, Plinio el Viejo...) abrían cada sección de manera que había más gente arremolinada en torno a los carteles explicativos que viendo los cuadros. Es sencillamente ridículo. Es una lástima que tanta literatura empañe una muestra retrospectiva donde se hallan las mejores obras del artista que además es sorprendente y hasta divertido.
Esto no es una pipa
Los amantes
Tampoco la exposición dedicada a Cy Towmbly despierta pasiones. El estilo del norteamericano es difícil de digerir: sus obras llenas de garabatos, manchas monocolor, escrituras y otras técnicas recurrentes, resultan un poco irregulares. Podría destacar su obra Los nueve discursos sobre Cómodo inspirada en la crueldad, locura y asesinato final de dicho emperador romano. También pueden ser interesantes las obras que toman como punto de partida la historia de Aquiles, tanto su venganza por la muerte de Patroclo como Los cincuenta días en Ilia (Troya). El resto de la exposición es sólo para seguidores del artista.
Dos de los Nueve discursos sobre Cómodo
Estoy deseando que llegue la primavera y finalicen estas exposiciones para que el Pompidou recupere una parte de sus obras habituales y de su capacidad de asombro.