Hay una cadena de restaurantes llamados Les Pâtes Vivantes donde uno nunca sabe lo que puede ocurrir: son unos lugares de comida oriental en el que se prepara la pasta de manera artesanal y los platos son tradicionales pero un poco actualizados. También hay platos de arroz y de carne pero la gran estrella es, sin duda, la pasta ya sea mezclada con diversos ingredientes o en riquísimas sopas. Los entrantes como las empanadillas son hechos caseros. Además, los menús permiten comer a buen precio una variedad de platos a cual más sabroso y bastante copiosos.
Pero no todo podía ser perfecto. El trabajo de amasado y preparación de las pastas lleva consigo un montón de ruido. Como los operarios están trabajando sin parar y lo hacen en espacios abiertos, a la vista del público, hay momentos de mucha demanda en que los latigazos de la pasta contra la encimera de la cocina son ensordecedores. Además, por desgracia, los camareros son bastante antipáticos y poco eficientes. La verdad es que por el precio y la calidad de la comida se compensa el mal servicio pero, digamos, que no es el sitio al que uno va con la mayor alegría del mundo: igual la comida transcurre tranquila como te hacen cambiar de mesa varias veces o te contestan mal o tardan media hora en tomar la comanda o mil problemas más.
Aún con estos inconvenientes, es un sitio al que merece la pena ir. Mi amiga y yo nos pedimos el menú con un entrante de empanadillas o verduras en tempura y, de plato principal, una sopa de fideos con ternera, ella, y fideos con cerdo, verduras y salsa de soja picante, en mi caso. Según la carta ambos platos son especialidades de Lanzhou. No puedo opinar de la sopa porque, como Mafalda que soy, no me gusta mucho pero mi amiga dice que estaba muy buena. Mis fideos con cerdo también estaban muy ricos: la mezcla de especias con la salsa de soja era deliciosa, las verduras no estaban demasiado cocidas y la pasta tenía una textura y un gusto exquisitos y se nota que estaba recién preparada.
Aunque ya visité esta exposición hace unas semanas, me ha impresionado tanto que me resultaba difícil expresar una opinión al respecto. Este artículo es uno de los más difíciles que he escrito nunca. Si normalmente incluyo bastantes datos de las exposiciones que visito, en este caso particular me gustaría enseñaros toda la exposición completa, con todos los cuadros y carteles de información. Es perfecta, nada sobra y nada falta en ella. Además, es muy útil para todos aquellos que no conocen la Historia del Arte contemporáneo ya que refleja la evolución de las primeras vanguardias hasta la llegada del arte abstracto, sin duda, el estilo más polémico y más incomprendido del arte.
Almiar, sol poniente de Claude Monet
Organizada entre el Musée d'Orsay y la Art Gallery de Ontario, Canadá, se trata de un recorrido por el paisaje místico, las conexiones entre la naturaleza y el alma humana y el reflejo de la misma en el exterior. El paisaje es uno de los elementos fundamentales en la corriente simbolista que lo convierte en algo más que el marco en que desarrollar la pintura. Mucho más allá va el impresionismo en que el pasaje es estudiado a conciencia, casi diseccionado, a medida que cambian la luz, las estaciones, el paso de las horas.... así se ve en las series de los Almiares y de la catedral de Rouen con que se inicia esta exposición. Nos recibe un cuadro de un almiar de Monet que es pintura con mayúsculas, tanto el color como la pincelada son sublimes. La pincelada evoluciona y va desde el puntillismo y su pincelada minúscula hasta los grandes y violentos trazos de Van Gogh.
Las Islas de Oro de Henri-Edmond Cross
Frente al positivismo científico y tecnológico, los artistas ven en la Naturaleza el idealismo, la perfección mística, el origen del mundo y el lugar de la existencia humana en ese orden natural. El paisaje como tema pictórico se convierte en el alfa y omega de las inquietudes personales y, de ahí, deriva a las cuestiones religiosas, místicas y metafísicas. Con todo lo anterior, la exposición nos muestra el camino abierto por el simbolismo que conducirá hasta la abstracción: el misticismo del artista toma el paisaje, lo modela en función de su estado de ánimo y su cuestionamiento de la realidad y, finalmente, se evade de él y lo trasciende para reflejar sólo la parte personal y psicológica del artista. Por eso, en este inicio de la visita, nos encontramos también con un par de obras de Mondrian y Kandinsky, que son la antesala de la abstracción, en las que vemos la depuración radical de las formas hasta la eliminación de lo físico para subrayar un orden superior. En el arte abstracto, hay más espiritualidad de lo que parece.
Manzano, versión puntillista de Piet Mondrian
Si, en el impresionismo, el paisaje era fuente de contemplación, a partir de los nabis, se convierte en lugar de meditación, sobre todo, con el tema del bosque sagrado con una mezcla importante de conceptos de la tradición cristiana, la mitología clásica, el ocultismo y otros elementos paganos. Es en este período en que el paisaje pasa a ser la representación del alma humana, un momento de unión profunda con la Naturaleza hasta llegar al olvido del propio ser.
Magdalena en el Bosque del Amor de Émile Bernard
Baile sobre la orilla de Edvard Munch
A continuación pasamos a la parte dedicada a los artistas canadienses entre 1910-1930 y a la pintura escandinava. En ambos casos, la imponente naturaleza salvaje es absoluta protagonista de las obras: la utilización del color en ocasiones oscurísimo y en otras muy luminoso, las texturas, los juegos de luces y sombras y la importancia de la visión del pintor y cómo el paisaje le hace sentir nos muestran unos cuadros que no dejan indiferente a nadie. La pincelada es brutal, llena de fuerza y dinamismo y se emplea una paleta de colores que va desde el negro más mate al dorado más brillante.
Paisaje decorativo de Lawren Stewart Harris
Ola VI de August Strinberg
La siguiente sección está dedicada a la noche en sus diferentes momentos. El crepúsculo, la noche negra y el alba: todos están aquí representados con gran profusión de azules y negros. La noche puede ser melancólica y dramática o bucólica y romántica. En pocas secciones se ve la representación del estado de ánimo del pintor tan bien reflejada como en estas obras.
El Alba sobre el fiordo Riddar de Eugene Jansson
Vemos también una pequeña sala dedicada al pintor Dulac y otra sala dedicada a la pintura de la Primera Guerra Mundial. El conflicto bélico y sus consecuencias tuvieron una influencia dramática en los artistas de la época. La realidad era tan espantosa que se buscaba huir de ella hacia una construcción mental superior, lo que supone el aldabonazo definitivo para abandonar la figuración y llegar a la abstracción.
El Sol de Edvard Munch
Como broche final, la última sala aborda la naturaleza entendida como aquello que sobrepasa al ser humano y lo lleva más allá de las estrellas: el Cosmos. Hay aquí una importante selección de pintura americana y de centro Europa de tipo simbolista y abstracta. Nuevamente, es primordial entender la visión del pintor sino que también nos acompaña una música de ambiente. Sin duda, los descubrimientos científicos y el comienzo de la carrera espacial tuvieron una influencia determinante en la búsqueda de estilo, temática y representación en los artistas. La propia exposición recoge una expresión de Kandinsky «los buscadores de lo interior en el exterior» que define muy bien esta etapa. Aunque hay que señalar que el exterior se va haciendo cada vez más grande y universal: de representar campos y bosques, se pasa a la inmensidad del espacio .
Colinas rojas, lago George de Georgia O'Keeffe
Se puede visitar esta exposición en el Museo de Orsay hasta el 25 de junio y es absolutamente recomendable no sólo por la belleza de las obras expuestas y su mensaje místico e idealista sino, también, porque viene muy bien para comprender la evolución de la pintura contemporánea en sus diferentes estilos, formas y artistas y la llegada de la abstracción como un arte válido y cargado de mensaje, lo que no siempre es fácil de hacer ver al gran público. Aparte, la escenografía, la iluminación, la selección y disposición de las obras y el diseño del recorrido son magníficos y están muy bien puestos al servicio de las obras y del argumento de la exposición. A pesar de ser larga, no se hace pesada, al revés, el visitante está deseando ver más, conocer más y entender mejor la narración de la muestra.
Hasta el 24 de julio también podemos visitar en el Grand Palais, además de la exposición del centenario de Rodin, otra dedicada a los jardines. Francamente, me ha sorprendido: no me esperaba una exposición tan completa que toca todo lo imaginable relativo a los jardines. Creía que encontraría algo más centrado en el concepto artístico. Y tampoco podía imaginar que el tema diera para tanto, sobre todo, porque yo soy tan rústica como un trozo de asfalto.
Jardín en flores en otoño de Emil Nolde
La primera sorpresa tiene lugar nada más entrar: los organizadores nos muestran el lado más físico de los jardines comenzando por la tierra. Hay una instalación firmada por Koîchi Kurita en la que se ve una colección de 400 tipos de tierra del río Loira desde su fuente hasta su desembocadura recogidas y presentadas sobre papel japonés. Es fascinante que un montón de tierra bien ordenada cause tanta impresión en el espectador. Seguimos con el resto del jardín que se aposenta sobre dicha tierra: las plantas representadas de todas las maneras posibles, es decir, estudios de botánica en acuarelas, dibujos, fotos, papel cortado, croquis y maquetas de flores... incluso una increíble colección de joyas de la firma Van Cleef & Arpels con motivos vegetales. Aparte de la instalación de tierras del Loira, me gustó especialmente una colección de maderas que además estaban muy bien presentadas y catalogadas. No faltan tampoco los útiles de jardinería de diversas épocas y hasta polen, bien aislado en una vitrina.
La virgen de los animales de Durero, dibujo a tinta y acuarela
Colección de tierras del Loira de Koîchi Kurita
Xiloteca con maderas procedentes de Asia, África y América
Aunque la primera parte de la exposición resulta chocante, divertida y muy diferente a lo que he visto nunca en una exposición, mi parte favorita es la segunda mitad dedicada a las obras de arte. Destacan aquí la obra Acanthes de Matisse, realizada con papel recortado, el Klimt más puntillista, un óleo borroso hiperrealista de Richter (que, por desgracia, no puedo mostrar porque la foto no salió bien) y varias obras de los tres ex-nabis Bonnard, Vuillard y Redon, así como, varias obras paisajísticas de diferentes estilos y épocas. Una exposición muy recomendable que gustará a los amantes del arte, de la naturaleza y de las sorpresas.
Acanthes de Henri Matisse
Las caléndulas de Koloman Moser
El Jardín de Pierre Bonnard
El jardinero Vallier de Cézanne
Jardín al borde del lago de Thoune de Auguste Macke
Hoy se celebraba el concurso de la mejor baguette de tradición francesa justo enfrente de la catedral de Notre-Dame. Lo he pillado casi terminando a la salida del trabajo y, además, de casualidad porque estaba paseando para aprovechar los más de 30º y el sol maravilloso que tenemos por aquí estos días. Además de un par de mostradores en que se vendían bocadillos, pan y bollería, había unos obradores que ya no estaban funcionando y una muestra de las baguettes a concurso pero no se podían probar. ¡Qué lástima! Os dejo con las fotos.
El Grand Palais nos brinda esta primavera, y hasta el 31 de julio, una retrospectiva dedicada a Auguste Rodin, el mejor escultor de la Historia junto con Praxíteles y Miguel Ángel. Es una de las exposiciones más importantes de la temporada y una de las más recomendables. Pero, como siempre, en el Grand Palais, es necesario comprar los billetes con antelación por internet. Dado que se celebra el centenario de su muerte, la exposición realiza un recorrido sobre la trayectoria de Rodin y lo pone en relación con otros artistas contemporáneos y posteriores que han seguido su estela y la han complementado y desarrollado. Esto es uno de los elementos más interesantes de la exposición ya que no se puede comprender la grandeza de un artista sin conocer el camino que otros han seguido gracias a él. Para ver únicamente obras del artista, ya tenemos el Museo Rodin de modo que esta exposición del centenario nos tenía que aportar algo más y la idea de la comparación y la influencia de la representación del cuerpo humano sobre otros escultores es muy acertada.
La primera sorpresa nada más entrar es que los carteles explicativos están en francés. inglés y español así que viene muy bien para los hispanohablantes. Queda claro que, como todo artista, Rodin es hijo de su tiempo. A raíz de las corrientes realistas y naturalistas que se desarrollaron tanto en las Bellas artes como en la literatura, Rodin quiso mostrar el cuerpo humano tal y como era pero no en un sentido sólo fisiológico sino también en cuanto a demostración física de unas emociones. De hecho, sus obras son tan naturalistas que los críticos le acusaban de modelar directamente sobre cuerpos humanos. Este naturalismo llevado al extremo de la expresividad conduce al expresionismo y, a partir de ahí, a la búsqueda de nuevas formas de experimentación. Podríamos decir que Rodin fue a la escultura lo que Goya a la pintura: el iniciador de nuevas corrientes artísticas que sobrepasarían su propio arte y la fuente de inspiración de artistas de estilos contrapuestos.
El Beso
La exposición está dividida en tres secciones de las cuales la primera trata del expresionismo. El deseo de Rodin de mostrar los sentimientos y emociones de los personajes le lleva a realizar sus esculturas de una forma muy poco academicista: nada de figuras estáticas ya sean rectas o ligeramente curvadas sino, todo lo contrario, personas en posiciones incómodas bien en contorsión o con los brazos y piernas abiertos. Lo importante no es mostrar el cuerpo humano con una perfección clásica sino como soporte a la psicología y las vivencias del personaje. Todo ello queda encuadrado en una dimensión universalista que va más allá de tiempo y lugar. Esta senda llevará a lo contrario del naturalismo, es decir, romper las proporciones naturales del cuerpo en pos de una exageración, deformación o amplificación de los rasgos para dotar las obras de mayor expresividad.
Esta motivación artística no nos debe hacer olvidar el lado práctico y comercial del Arte. Rodin accedió a exponer sus obras en galerías de marchantes para dar a conocer su obra y una de la más famosas fue la que realizó junto a Claude Monet en la Galería George Petit en 1889. El centro de la misma lo ocupaba su obra Los burgueses de Calais, que llamó la atención del público y de la crítica. También expuso otras obras de tamaño pequeño y mediano y por tanto más vendibles para el público, algunas de ellas partes de La Puerta del Infierno, obra encargada por el Estado francés.
Encontramos algunas obras de sus discípulos (Bourdelle, Turcan...) pero entre los que destaca Camille Claudel, su alumna y amante. La relación entre ambos fue tormentosa y Rodin se portó con ella muy mal: la abandonó, la obligó a abortar un hijo que esperaba de él y además le robó algunas de sus obras, haciéndolas pasar como propias, tal era la maestría de su seguidora sobre todo en el trabajo con mármol. En otra ocasión volveremos sobre esta importante mujer.
El hijo pródigo
A continuación pasamos a la segunda sección que nos muestra otra faceta de Rodin como es la de experimentador. El afán descriptivo lo llevó al deseo de mostrar sentimientos y emociones y de ahí pasó a dejar que dichas emociones se apoderaran del cuerpo representado y de la escultura misma que, a veces, quedaba reducida a una parte sola del cuerpo. Fue una gran renovación de la escultura en todos los sentidos, también el técnico puesto que Rodin dio gran importancia al yeso por lo fácil y maleable que resultaba para la realización de esculturas. En un espacio importante de la exposición está la escultura homenaje a Balzac del que Rodin era gran admirador. En esta parte, hay también un espacio dedicado a la dimensión internacional del escultor como la exposición que realizó en Praga en 1902 y la gran acogida de su obra en Estados Unidos.
Balzac
La Catedral
El sueño
Desnudo femenino con cabeza de mujer eslava en un jarrón de época merovingia
Para finalizar, la tercera sección trata sobre los efectos de su arte después de 1945. La sombra de Rodin es tan alargada que su influencia se extiende durante décadas más allá de su muerte. Aquí encontraremos muchas menos obras del propio Rodin y un mayor número de esculturas de artistas posteriores, muy diferentes entre sí. También es muy interesante esta parte de la muestra sobre todo para aquellos a los que nos gusta el arte contemporáneo. Los artistas de la segunda mitad del siglo XX hacen relecturas muy personales de la escultura, su objetivo y su representación formal. Las obras de Kolbe, César o Giacometti, entre otros, nos enseñan un paso más allá de la expresividad de los personajes que no es otra que la del propio escultor.
No volvía al Museo Cognacq-Jay desde septiembre de 2015 en que vi esta maravillosa exposición y en ese momento contraje una deuda que aún no he saldado: hablar de este pequeño pero bonito museo. Estos días he vuelto para ver su nueva exposición temporal dedicada a la Venecia del Settecento y que está disponible hasta el 25 de junio. El motivo es muy sencillo: el matrimonio Cognacq-Jay, antiguos propietarios del palacete, tenían una colección importante de obras de este período y el Museo ha decidido poner estas obras en situación mostrando cómo era el lugar y el momento. Se remarca especialmente la parte más festiva de la República de Venecia: las celebraciones por la elección del Dogo, el Carnaval, las visitas de mandatarios extranjeros, la ópera, el teatro...
La República de Venecia fue, desde su fundación en el siglo V, una sociedad muy acomodada y rica por el incesante comercio marítimo que gestionaba, gracias a su posición intermedia entre el Imperio Bizantino y el Sacro Imperio Romano-Germánico. Durante siglos, Venecia fue una sociedad muy avanzada no sólo por los beneficios de su situación estratégica en el mar Adriático sino también por la organización política y social, mucho más abierta que las sociedades feudales del resto de Europa. Organizada como una ciudad-estado, al estilo de las polis griegas, los venecianos se sentían herederos de la República de Roma.
Entrada del conde de Gergy al palacio del Dogo de Luca Carlevarijs
Su poderío fue declinando por las guerras contra Génova, el otro gran centro comercial y financiero italiano, el avance territorial del Imperio Otomano, que le hizo perder sus colonias de la costa dálmata y el mar Egeo, y el ascenso de nuevos imperios que se hacían con el control de las nuevas rutas comerciales. De esta manera, Venecia perdió su posición casi monopolística en el comercio de especias en favor del Imperio Portugués y también su hegemonía en el comercio de esclavos, que ellos traían del Este de Europa, en favor del Imperio Británico y el Holandés, que los enviaban desde África a América, sin pasar por Europa. Aún así la posición económica de Venecia siguió siendo importante ya que mantuvo la industria artesanal y las manufacturas de productos de lujo, que se exportaban a toda Europa y parte de Asia.
Esta situación de declive no impidió que Venecia siguiera siendo una ciudad próspera y su población, acomodada, culta y refinada. Su final como estado independiente tuvo lugar el 12 de mayo de 1797, cuando el dogo Ludovico Manin abdicó frente a la llegada de las tropas francesas del general Napoleón Bonaparte a la ciudad. Es precisamente este último siglo de gloria económica y artística, conocido como Settecento Veneciano, el que recoge la exposición temporal.
Maniquíes vestidos al estilo del Settecento
En ella, se exponen obras de Francesco Guardi, Giambattista Tiépolo y sus hijos Giandomenico y Lorenzo, Antonio Canal conocido como Canaletto, Pietro Falca, Giocomo Amigoni y otros grandes pintores. Además hay una pareja de maniquíes con ropa de la época y varios dibujos y grabados de la ciudad y de las múltiples festividades que en ella se celebraban.
Al tratarse de una sociedad rica y basada en el comercio, es decir, en constante contacto con otras culturas y sociedades, se crearon bancos y empresas y se desarrollaron ciertos instrumentos financieros e industrias artesanas, como la del cristal, la cerámica, la pintura y la textil, en especial, la de la seda. También el intercambio cultural hizo evolucionar las artes y la cultura y el elevado nivel de vida, las popularizó. Así, por ejemplo, las óperas nacieron como obras de teatro cantado exclusivas para las fiestas privadas de la nobleza y la incipiente burguesía, que se representaban con motivo de alguna fiesta especial, como una boda o la entronización de un noble, pero en Venecia un grupo de músicos y cantantes decidieron crear su propia compañía, alquilar un teatro y representar las óperas de forma asidua cobrando una entrada o un abono de temporada. El primer teatro donde se representó ópera abierta a todos los públicos fue el Teatro San Casiano en 1637. Ese mismo año, se inauguró también el Ridotto, la primera sala de juego legal de la República, un lugar en el que se podía jugar a las cartas, a los dados y otros juegos de azar apostando dinero. Como este tipo de prácticas eran muy habituales, la Serenísima República permitió la apertura del lugar para tener controlada la actividad y, de paso, cobrar impuestos a los beneficios.
Carlo Broschi conocido como Farinelli, famoso castrato retratado por Giacomo Amigoni
Se trata de una exposición muy pequeñita pero muy interesante y bien organizada, interesante y bonita y que permite, también, visitar la colección permanente del Museo.
Entre la primera vuelta de las elecciones y esta segunda que se celebró ayer 7 de mayo, hemos vivido un final de campaña muy rudo, sucio y bronco al más puro estilo del fútbol leñero que a algunos les gusta. Los dos candidatos han tenido dos semanas de confrontación en que han recibido apoyos de unos o de otros. Si el llamado frente republicano hizo que socialistas y republicanos se unieran a Macron, Le Pen obtuvo el apoyo del partido de corte nacionalista Débout la République que había sumado el 5% de sufragios en primera ronda.
Un punto de inflexión importante fue el debate televisado en el que Marine Le Pen se mostró agresiva y poco dialogante. Marine, con esa voz de orco ventrílocuo que tiene desde hace años, dejó una burda impresión de sí misma y, si pretendía conseguir votos más moderados, la estrategia no fue la adecuada. Hubo momentos en que parecía que se le había ido la pinza o, como dicen en Francia, que se le habían fundido los plomos. Creo que fue un truco para desconcentrar a Macron y que perdiera su hilo argumental, al estilo de los porteros de fútbol que hacen gestos raros en los lanzamientos de penaltis para que el contrario falle el tiro. Teniendo en cuenta que Macron es muy refinado y algo pijillo además de un novato en estas lides, Le Pen pensó que funcionaría. No fue así: Macron siguió con su intervención y, si Le Pen quería captar el voto cabreado, hacer bromitas no le iba a ayudar. De hecho, su final de campaña fue de lo más tumultuoso, recibida entre huevazos en un acto y saliendo por la puerta de atrás de la catedral de Reims, donde eran coronados los antiguos reyes de Francia, ante las protestas.
Y hablando de Macron, durante todo el debate acusó a su rival de mentir repetidamente durante la campaña. Asimismo, su equipo ha denunciado el pirateo de las cuentas de ¡En Marcha! y de sus colaboradores. No es la primera vez que les ocurre algo similar como se puede ver en esta información y en esta otra.
Escenario desde el que estaba hablando Macron
Seguidores de Macron con las caras pintadas con los colores de Francia y de otros países de la Unión Europea
François Bayrou, alcalde de Pau y uno de los principales apoyos de Macron
Una sorpresa desagradable es que el movimiento Francia Insumisa liderado por Mélenchon decidió en votación abierta no apoyar oficialmente a Macron en la segunda vuelta sino pedir el voto nulo o en blanco. Desde hace años, los partidos demócratas se unían en segunda ronda para frenar al Frente Nacional si alguno de sus candidatos pasaba a la segunda ronda. Esta situación se llama frente republicano y sólo en una ocasión se vio rota por culpa de Nicolas Sarkozy. Ahora esta unidad de los demócratas se vuelve a fisurar: si se abren grietas por la derecha y por la izquierda, el barco va a naufragar y en cinco años Marine será presidenta. Y más, ahora que ha renunciado a la jefatura del Frente Nacional y amenaza con crear una plataforma de patriotas de cara a las legislativas del próximo mes de junio. No se cómo se lo tomarán en su partido porque para estas aventuras hace falta tener la mente abierta y saber aceptar los puntos de vista de otros, justo lo contrario de su sectarismo habitual.
Por cierto, que Le Pen lo tenía todo pensado de cara a las legislativas de junio y para evitar encontrarse con un parlamento hostil ya tenía previsto el secuestro de las instituciones en beneficio propio, hacerse una ley electoral a su medida y someterla a referendo popular justo antes de las elecciones. Según dice aquí, la estrategia de Marine Le Pen para asegurarse el control de la Asamblea iba a consistir en crear un sistema electoral más proporcional de partida, reducir el número de diputados a 300 y otorgar un 30% extra de escaños a la lista más votada (previsiblemente la suya) de manera que dicha lista conseguiría 90 diputados de más con independencia de los resultados del resto de fuerzas. ¡Qué demócrata!
Un montón de carteles contra Marine Le Pen
Ante la rapidez con que el movimiento ¡En Marcha! se ha alzado con una mayoría social importante, muchos creen que puede también ser la opción más votada dentro de un mes. Otros, en cambio, creen que Macron ha ganado por su fuerte personalidad y su carisma, así como por demérito de los rivales, pero que carece de un equipo combativo y preparado para afrontar unas elecciones que van más allá de personalismos. No estoy de acuerdo en ninguno de estos puntos: ni Macron tiene una personalidad arrolladora ni demasiado carisma pero sí es muy inteligente y ha sabido encarar muy bien las dificultades del camino y ha dado en la tecla con muchas de sus propuestas de regeneración democrática y social y, por otro lado, sí creo que ¡En Marcha! tiene personas capaces y competentes para ocupar los cargos públicos. Se trata de un grupo nuevo pero no vacío de contenido; yo me fío más de gente trabajadora y normal que de políticos profesionales que llevan veinte años en la función pública sin aportar nada. Ya veremos cómo queda la Asamblea Nacional este verano porque las elecciones estarán más abiertas que nunca aunque como dijo François Mitterrand: "Los franceses no son tan estúpidos de darme la presidencia y después no darme la mayoría para gobernar". Veremos si pasa lo mismo con Macron pero, desde luego, la cercanía de las legislativas le viene muy bien para seguir cosechando éxitos.
De todas maneras, estas elecciones han dejado un gusto agridulce: Le Pen ha conseguido el 35% de los votos y eso es demasiado. Si en primera ronda obtuvo el 23% más el 5% de Débout la République falta un 6% hasta su resultado definitivo. ¿De dónde ha salido? Pues, por lo visto, de conservadores votantes de Los Repúblicanos que consideran a Macron un rojo peligroso y de algunos desencantados de la izquierda que prefieren votar a la ultraderecha antes que a un reformista. Es un poco loco pero, según los sondeos, así es.
Macron ha sido elegido presidente y la misma noche acudió al patio del Louvre a celebrarlo con sus fieles. Allí me fui para ver lo que pasaba y vi mucha gente joven, familias con hijos y personas de todas las etnias y orígenes, incluso extranjeros como yo. Después de cantantes, bailarinas y pinchadiscos, llegó Macron entrando solo y andando (es decir, En Marche! como su partido) hacia el escenario mientras sonaba el Himno a la Alegría, maravillosa pieza de Beethoven e himno de la Unión Europea. La puesta en escena fue solemne, elegante y con clase, aunque no del todo original ya que copia la que usara Mitterrand en 1981 en el Panteón y con la misma música de fondo. Mitterrand eligió el sepulcro de los hombres ilustres de Francia para su primer acto como presidente. Macron ha acudido esta misma mañana a la ofrenda de flores en el Arco del Triunfo por la conmemoración del Día de la Victoria, no la suya, sino la de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Pero en lo relativo a celebraciones, Chirac y Sarkozy escogieron la Plaza de la Concordia (el lugar donde estuvo la guillotina en que se cortaron tantas cabezas, incluida la de la reina María Antonieta) y Hollande, la Plaza de la Bastilla (lugar de la prisión que fue asaltada en 1789). En cambio, Macron prefirió un sitio menos revolucionario pero cargado de simbolismo político, histórico y cultural. Y con una gran explanada para acoger a sus simpatizantes.
Vídeo de Macron llegando al Louvre: la verdad es que la puesta en escena con la música es muy bonita y elegante y está cargada de mensajes.
Escribir un artículo sobre Picasso es una tarea ardua y, a veces, disparatada. Picasso es un artista tan genial como inabarcable con lo que, por mucho que se escriba, nunca llega una a realizar más que una semblanza superficial y caótica de un genio de ese tamaño, sobre todo, al enfrentarse a una complejísima exposición como esta del Museo Quai Branly llamada Picasso Primitivo y que da una explicación a la influencia de obras africanas y oceánicas en el arte del pintor malagueño. Era un gran deglutidor de imágenes y su mente funcionaba como un ordenador: acaparaba datos, los almacenaba, los procesaba y llegaba a una conclusión. Cualquier cosa que viera, fuera artística o no, podía servirle de inspiración para sus obras y cualquier cosa que cayera en sus manos podía servirle para la realización de las mismas. Además, era un hombre que sentía curiosidad e interés por todo y un trabajador incansable que no paraba nunca de crear, de innovar, de informarse, de buscar nuevas formas de expresión ajenas y propias.
Entrada al Museo
Cualquier intento de resumen y síntesis es bastante inútil con Picasso, intentaré ceñirme lo máximo que pueda a la exposición lo cual tampoco resultará sencillo. Hasta el 23 de julio, el Quai Branly nos propone esta muestra que hace un recorrido vital e intelectual de la obra de Picasso con especial énfasis a la transformación de su pintura y escultura por el conocimiento de artes provenientes de otros continentes. Aunque, no sólo de estos: también le causó una gran impresión el descubrimiento de restos arqueológicos.
La primera parte de la exposición es un recorrido explicativo de la vida de Picasso desde 1900: la introducción es larga y hay mucho que leer. Lleva bastante tiempo leer todos los carteles y la mayoría es necesario leerlos para conocer la información y comprender el sentido de la muestra. Hay mucho material que ver, desde documentos gráficos y objetos personales de todo tipo, aunque prima lo relativo al arte africano y oceánico que es, además, lo más interesante de esta sección. Picasso mantuvo una gran correspondencia con Gertrude Stern y también con Braque y con Breton. Algunas de las cartas que se intercambiaron o reproducciones de las mismas aparecen aquí.
El inicio de su acercamiento a estas culturas fue la visita que realizó en 1907 al Museo Etnográfico de Trocadero, que ya vimos en esta otra exposición. A partir de ese momento, comenzó una colección de objetos africanos y oceánicos que nunca dejó de crecer. También vemos que el interés por el arte foráneo no era exclusivo del español ya que muchos contemporáneos como Braque, Gauguin, Dérain, Maurice de Vlaminck, Matisse y otros adquieren obras africanas como máscaras, figuritas, bastones...
Se nos cuenta además la importancia de los yacimientos arqueológicos descubiertos cuando Picasso aún era joven como los de Osuna y Cerro de los Santos y las influencias recibidas por elementos tan dispares como el arte sacro medieval o la pintura del francés Douanier.
Cabezas del Cerro de los Santos
Figura de madera de Papúa- Nueva Guinea
Estatuillas nigerianas
La segunda parte es mucho más interesante ya que vemos el contraste entre las obras de Picasso y aquéllas que le habían inspirado. Se nota la evolución del dibujo hacia formas más abruptas y geométricas que tanto su amigo Braque como él experimentaron gracias a su interés hacia las culturas no europeas y que dio lugar al cubismo. El esquematismo y la simplicidad de las figuras nace de la búsqueda de las esencias, la eliminación de decoración superflua y la estilización hacia líneas depuradas. La representación de la figura humana, sobre todo el desnudo, puede ser longilíneo o compacto pero debe carecer de toda referencia social o psicológica. Nace el cuerpo como un conjunto de sus partes prestas para ser construidas o deconstruidas en función del pensamiento y el deseo. Por eso, Picasso hablaba de que él no buscaba hacer desnudos sino que los desnudos se hicieran a sí mismos. Este tipo de explicaciones y muchas otras nos acompañan durante el recorrido así que hay dos opciones: o bien detenerse a leerlas y observar en las obras lo que nos indican o bien pasar de ellas y centrarse en las piezas expuestas y disfrutarlas sin prejuicios. Las dos opciones son válidas dependiendo de vuestros conocimientos de historia del Arte y del tiempo que tengáis para visitar la exposición. Las muchas explicaciones hacen de ésta una exhibición muy intelectual pero es tan interesante y aporta una perspectiva tan diferente y que no había sido antes explorada que merece la pena verse. Una de las citas irrenunciables de esta temporada.