Hace mucho tiempo que quería hablar de este museo tan especial. Sé que el arte contemporáneo es difícil de digerir. Algunas personas dicen que no lo entienden pero mi respuesta siempre es la misma: «y el arte clásico, ¿sí lo entiendes?». Generalmente, la respuesta es negativa; el arte cásico también hay que conocerlo para valorarlo pero nadie deja de visitar El Prado si tiene la oportunidad, aunque no entienda El Jardín de las Delicias de El Bosco. Del mismo modo, no creo que haya que dejar de visitar este museo u otros de arte moderno por no comprender bien las obras. Si algo caracteriza el arte contemporáneo es la libertad, tanto en formas como en colores como en mensajes. Tanto es así que se han roto las expresiones del arte tradicional: ahora no hay encasillamientos en pintura o escultura sino que cada artista busca sus formas de expresión. Otra característica es la temporalidad: antes se buscaba que una obra durase para siempre o, durante mucho tiempo, ahora también se pueden hacer obras efímeras. La fugacidad ha entrado en el arte como respuesta a esta vida tan rápida y tan cambiante en que vivimos. Todo lo anterior implica que puede haber montajes en este museo y en otros durante un tiempo y que, luego, son sustituidos por otros. De hecho, éste es uno de los atractivos del Pompidou: lo visité hace dos años y me impactaron algunas obras que ahora ya no están pero, felizmente, hay nuevos montajes tan llamativos como los que vi entonces.
El arte contemporáneo tiene muchos admiradores, no hay más que ver las colas que se forman en los museos, pero también detractores. En los últimos tiempos se ha producido una burbuja en el mercado del arte moderno como la que se vivió con el mercado inmobiliario y el financiero. Evidentemente, es más pequeña y afecta a menos personas pero ha hecho que haya artistas y obras sobrevalorados a nivel económico y artístico. Además, el arte actual tiene un problema que no encontramos en el arte de épocas pasadas y es que no ha pasado suficiente tiempo para valorarlo. Me explicaré: en todas las épocas ha habido artistas buenos, malos, regulares, sobrevalorados, infravalorados... Los que hemos visitado muchos museos en nuestra vida hemos visto muchas obras mediocres y es que no todo el arte es bueno. Con el paso del tiempo, el gusto se va puliendo y se ven las obras con más perspectiva de manera que ya se sabe cuáles son las grandes obras maestras y cuáles, no. Por desgracia, este paso del tiempo que hace valorar las obras de manera diferente aún no ha ocurrido en el arte moderno por lo que se mezclan obras mejores y peores, artistas excelentes y mediocres. Dentro de unas décadas es posible que algunas de estas obras que hoy despiertan tanta expectación caigan en el olvido o que pasen a engrosar los fondos no expuestos de los museos. Por contra, puede ocurrir que artistas poco valorados sean en el futuro considerados grandes maestros, como le ocurrió a Van Gogh.
Después de este largo preámbulo, vamos al museo. Primero, hay que verlo por fuera. Obra de los arquitectos Renzo Piano, Richard Rogers y Gianfranco Franchini fue inaugurado en 1.977. Su creación fue impulsada por el Presidente Georges Pompidou, gran amante del arte contemporáneo, pero falleció antes de verlo acabado. Para mí es un ejemplo perfecto de armonía entre interior y exterior ya que su estilo High-Tech casa perfectamente con las obras de arte allí expuestas. Además supuso una revolución en París puesto que el objetivo de Pompidou era revitalizar el distrito IV y vaya si lo consiguió: pasó de ser una de las zonas más deprimidas de París a ser el barrio más bohemio, chic y vanguardista. Aparte de ser la sede del Museo de Arte Moderno, el edificio contiene una enorme biblioteca con más de 2.000 plazas, otra biblioteca mas pequeña, una mediateca, un centro de investigación musical, una zona de actividades para niños, un restaurante, varias cafeterías, tiendas... y diversos espacios para las exposiciones y actividades temporales.
Parte trasera del Centro, donde se encuentra la entrada de la biblioteca
Parte delantera del edificio. En esta plaza, el Museo realiza actividades al aire libre.
En un lateral del edificio se encuentra la plaza Stravinsky con su famosísima fuente adornada con esculturas que representan algunas de las obras del músico ruso.
Imágenes de la Fuente Stravinsky
La colección permanente es fantástica. El Pompidou está considerado uno de los museos de arte moderno más importantes del mundo con unos fondos de más de 100.000 obras de arte. Recientemente, abrió una sede en Metz y está prevista la inauguración de un Centro Pompidou en Málaga.
Podemos encontrar obras de los mejores artistas del siglo XX. Aquí va una pequeña muestra.
Giacometti
Picasso
Pollock
Y mi admirado Kandinsky, cuyas obras ocupan una sala completa en la que se expone también su paleta
También hay obras más recientes como éstas:
El montaje Café Little Boy
La obra Pantone -500 +2.007 de la española Cristina Lucas en el que se proyecta un mapa en el que se van dibujando los diferentes países, imperios, etc... que han existido desde el 500 A.C. hasta el 2.007. Muy práctica para los amantes de la historia.
Pero el Pompidou tiene mucho más que ofrecer. En la próxima entrada, os enseñaré imágenes de las exposiciones temporales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario