sábado, 14 de enero de 2017

Homenaje a Blaise Pascal

Entré de casualidad en la exposición de la Biblioteca Nacional sobre el filósofo y matématico Blaise Pascal porque, en realidad, yo quería ver la de Richard Avedon pero, aunque no me lo esperaba, me ha encantado. Es una exposición muy sencilla pero ahí reside su atractivo: pocos datos, poca información pero clara y concisa para conocer un personaje tan importante e influyente en la filosofía y las ciencias exactas.

Mi primer contacto con Pascal fue a través de las Cartas Filosóficas de Voltaire en que éste dedica todo un capítulo a criticar cruelmente las ideas filosofícas del primero. Quizá por este motivo ni Voltaire ni su obra aparecen en la exposición pero sí la de otros genios contemporáneos tanto filósofos como científicos. En aquella época, todavía no estaba clara la diferencia entre la filosofía como pensamiento y la llamada filosofía natural, es decir, la ciencia, ya que todo formaba parte del conocimiento pendiente de descubrir. Muchos pensadores de la época se dedicaban, como el propio Pascal, al estudio de ambas facetas de la sabiduría. Así vemos varias obras del propio Pascal y de diversos autores coetáneos como Christian Huygens, Gottfried Leibniz y Pierre de Fermat, libros que le influyeron y a los que él influyó, su correspondencia y otros manuscritos. Se habla poco de sus logros matemáticos y sus ideas filosóficas aunque lo veo lógico ya que se trata de una exposisción breve y presentar estos trabajos exige tiempo y espacio.

Un aspecto en el que la muestra sí se detiene bastante es la familia Pascal y en la importancia de la religión y el misticismo en todos ellos. Me ha resultado interesante saber que su obra se ha conservado gracias a las mujeres de su familia. Sus dos hermanas Jacqueline y Gilberte (Périer de casada) apoyaron siempre su actividad filosófica y científica y, después de su muerte, se encargaron de las sucesivas ediciones de sus obras. También tuvo una relación muy estrecha con su sobrina Marguerite, que era monja al igual que su tía Jacqueline. Toda la familia compartía unos profundos sentimientos religiosos influidos por la doctrina jansenista que se vieron incrementados tras la curación, milagrosa según ellos, de Marguerite quien padecía una fístula lacrimal.


Carteles de las exposiciones

Pero este misticismo no le impidió tener una vida práctica ni buscar el beneficio económico ya que también fue lo que ahora llaman un emprendedor y en proyectos muy innovadores y arriesgados. Mientras vivía en Poitou, el duque de Roannez le invitó a participar en la empresa que realizaba el drenaje de la marisma para ganar tierras urbanas y en la que Pascal también aportó sus conocimientos sobre fluidos.

Más importante y, totalmente desconocida para mí, fue su inversión en la primera empresa de transporte urbano de la ciudad de París. A iniciativa nuevamente del duque de Roannez y siendo Pascal uno de los socios de la empresa junto con el propio Roannez, el marqués de Crenan y Arnauld de Pomponne, se fundó la sociedad Carrosses à cinq sols (Carrozas de 5 sólidos o centavos), por el que por dicho precio, bastante asequible para la época, los usuarios podían transportarse a lo largo de que cada una de las cinco líneas salvo la línea circular, más larga, en que había postas y los cinco sólidos sólo cubrían el trayecto de posta a posta. El novedoso proyecto contó con el apoyo del rey Luis XIV y funcionó bastante bien hasta que en 1967 el Parlamento, contrariamente a la decisión del rey, impuso unas restricciones al uso del servicio: no podían emplear el transporte "ni soldados ni pajes ni lacayos ni otros empleados domésticos ni tampoco obreros, jornaleros y otros trabajadores manuales para permitir mayor comodidad a burgueses y otra gente de mérito (sic)", lo que provocó el final del servicio, no sin virulentas protestas, ya que los principales usuarios de la red eran precisamente las clases más bajas de la sociedad. Los nobles y burgueses importantes no necesitaban el transporte de forma asidua puesto que disponían de sus propios coches y se podían permitir el mantenimiento de caballos. Parece que la idea fue demasiado progresista para la época.

Líneas de las carrozas a cinco sólidos

No dice nada la exposición de la Torre de Santiago, que se salvó de ser arrasada como el resto de la iglesia puesto que la leyenda popular decía que Pascal había realizado sus estudios sobre el peso del aire en ella. Probablemente no es cierto pero, a consecuencia de ello, se ha conservado la torre y se le ha añadido a la base una estatua de Pascal. Pero no importa, esta visita ha sido una interesante sorpresa y es muy recomendable para conocer la figura del personaje que, por desgracia, muchos franceses sólo conocen porque aparecía en los antiguos billetes de quinientos francos.
 
Estatua de Pascal en la base de la Torre de Saint Jacques. La hermosa placita suele estar cerrada últimamente por trabajos de desratización, desinfectación, etc... Una pena.


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