El Museo Picasso es la sede de la otra mitad de la retrospectiva de Miquel Barceló, Sol y Sombra. Aunque ha recibido mucha menos publicidad que su hermana en la Biblioteca, a mí me ha parecido más interesante, mucho más rica y variada, tanto en temática como en tipología de obras.
Miquel Barceló ha sido el primer artista contemporáneo invitado al Museo Picasso desde su reapertura en 2014. Concebida como una inmersión en el universo singular del mallorquín, esta exposición ocupa todo el sótano del Hôtel Salé y presenta un recorrido por pinturas, esculturas, cerámicas y obras de papel desde los años 90 hasta hoy.
Miquel Barceló ha sido el primer artista contemporáneo invitado al Museo Picasso desde su reapertura en 2014. Concebida como una inmersión en el universo singular del mallorquín, esta exposición ocupa todo el sótano del Hôtel Salé y presenta un recorrido por pinturas, esculturas, cerámicas y obras de papel desde los años 90 hasta hoy.
Copito de Nieve
Antes de empezar la visita, hay un cuadro de Copito de Nieve, el conocido gorila blanco que fue la estrella del zoo de Barcelona. A continuación, hay unos lienzos de gran tamaño de su serie llamada Taller. Después, unas salas con diferentes obras de alfarería y maquetas de sus obras en yeso. Al igual que en la Biblioteca Nacional, aquí también hay una obra magna realizada para la ocasión y que se retirará al final de la misma: el Muro de las Cabezas. Es bastante impresionante. Un gran muro que ocupa una buena parte del sótano está compuesto por diferentes cabezas de cerámica, algunas son simples ladrillos modelados por Barceló para dotarlos de rostro. Cuando finalice Sol y Sombra, el propio autor será el encargado de desmontarlo.
Familia
Gran muro de cabezas
Pase de pecho
Fragmento de la maqueta de la catedral de Palma
Tres Llull
El hilo argumental de la visita es la importancia del taller en la creación del artista y la influencia de la obra de Picasso en Barceló aunque, en los últimos tiempos, reconoce sentirse más inspirado por Goya, el padre de la pintura moderna y el pintor al que todos vuelven. Particularmente interesantes son las vasijas de barro ennegrecidas con hollín, los lienzos de la entrada que representan su taller y el gran muro. A nivel conceptual, me quedo con la importancia del paso del tiempo en la obra: el efecto de la luz, el aire, el público que asiste a la muestra... todo ello cambia las obras, las modifica y transforma haciéndolas madurar. Esta idea también la trata la exposición simultánea de la Biblioteca y su espectacular mural que va cambiando con la luz del sol. Las dos mitades de la exposición son fantásticas y una cita ineludible en el interesante calendario cultural de esta primavera. Aquí no hay mercantilismo ni burbuja económica ni tantos otros males que aquejan al arte contemporáneo, sólo creación y expresión de un mundo interior ya conocido pero siempre sorprendente.
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