lunes, 2 de abril de 2018

Perú antes de los Incas

Justo ayer finalizó otra maravillosa exposición del museo Quai Branly, en esta ocasión, centrada en las culturas preincaicas de Perú: Cupisnique, Mochica, Chimú, Nazca, Lambayeque… esta exposición nos muestra un enfoque sobre estas civilizaciones desaparecidas, con una reflexión de fondo sobre el poder. Al pie de la cordillera de los Andes, en la costa norte de Perú, se encuentra uno de los desiertos más áridos del mundo. Un territorio hostil en el cual se desarrollaron diversas culturas que hoy han caído en el olvido, eclipsadas en el imaginario por el Imperio Inca. En estas antiguas sociedades, los Mochicas (o Moche) sentaron, hace más de 1500 años, las bases de la civilización prehispánica y fueron una de las primeras civilizaciones en desarrollar una estructura estatal.

Botellas en forma de animales

Basándose en los recientes avances arqueológicos realizados en la región, la exposición se propone estudiar el origen y  la organización del poder en estas antiguas sociedades. Entre los dioses celestes, los reyes, las élites y los señores urbanos, los guerreros o sacerdotisas, vemos la manifestación de la ostentación del poder y los conflictos que surgen en torno a él. A través de 300 piezas, incluyendo cerámicas únicas, se muestran todo tipo de objetos de los diferentes pueblos del lugar.

Maqueta de la plaza del palacio Chan Chan
Escultura representando al dios de la montaña
Vasija huaco
Botella que representa un zorro

A pesar de que todas estas antiguas culturas de Perú han sido prácticamente olvidadas, tienen gran importancia ya que sentaron las bases de lo que llegó a ser el mayor imperio prehispánico: el Inca. Las tumbas reales, los templos y palacios, que se remontan al año 300 d.C., han dejado preciadas informaciones sobre el origen y la organización del poder en esas ciudades. Los jefes, sacerdotes o guerreros tenían la capacidad de gobernar, de dictar normas, de realizar grandes obras, de organizar y controlar el trabajo de importantes comunidades. Son precisamente las manifestaciones de este poder las que se muestran en esta exposición.

Vasijas que representan prisioneros (no sé por qué, me recordaron a los Beatles en su etapa hippie)

En primer lugar hay que entender el espacio geográfico: estas civilizaciones pusieron en marcha sistemas de irrigación que transformaron los valles para darles su forma actual. El agua formaba parte de los ritos y creencias en tanto que era fuente de fertilidad de la tierra y porque la fauna marina constituía, también, la base de la alimentación. El agua, además de un bien muy preciado en un ambiente desértico, tiene un valor sagrado y casi milagroso.

Jarras huaco representando guerreros

El agua y su conducción para beber y regar no fue el único elemento constructivo importante. Una de las manifestaciones de poder, en ausencia de escritura, es la arquitectura monumental que actúa como lugar de ceremonia o de residencia. Los palacios, templos y tumbas son reconocibles  por su talla, sus acabados y el reparto de dependencias especializadas.

Jarras mochicas que representan guerreros


También hay espacio en la exposición para la espiritualidad y el misticismo, pero nuevamente vinculada con el poder, en forma de expresión del poder celeste que se manifiesta en espacios como templos donde se materializa la presencia de los dioses.

El poder terrestre, en cambio, se organiza en torno a los individuos que controlan el armamento, el Estado y la administración y cuyo poder emana de los dioses ya que se les considera hijos de éstos. En origen, el poder terrestre estaba por tanto asociado a los dioses y a las ceremonias religiosas, en un periodo de Estados teocráticos. Más adelante, aparece la figura del rey como un gobernador.

Estandarte mochica con forma humana

Para finalizar, se muestra también la importancia durante estos mil años del poder femenino: las recientes investigaciones demuestran que, en el pasado precolombino, ciertas mujeres desempeñaron un importante poder político y religioso ya como reinas, ya como sacerdotisas. En sus monumentos funerarios se han descubierto emblemas que atestiguan su papel y sus funciones y representaciones iconográficas que han permitido identificarlas.

Ajuar funerario del Señor de Sipán

Es una lástima haber visitado esta exposición en los últimos días de manera que no he podido completar mi artículo antes pero ha sido una exposición muy importante y popular y que da una nueva visión de estas culturas que exisitieron durante varios milenios hasta el siglo XI de nuestra era, las últimas de ellas conquistadas y arrasadas por el Imperio Inca.

Ajuar funerario de una dama

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