Portada de la revista Paris Match
El movimiento de Macron ha sido rebautizado como La République en Marche (LREM) para estas nuevas elecciones y ya han presentado 428 candidatos de las 577 circunscripciones totales. Por el momento, se ha cumplido la paridad prometida ya que hay el mismo número de hombres y mujeres, más de la mitad de los cuales no tienen experiencia previa en política, y los que la tienen son bastante heterogéneos (ecologistas, socialistas, otras opciones de izquierdas y alguno de la derecha) y nunca han sido condenados por la justicia, uno de los requisitos imprescindibles para ser elegido candidato. Más información aquí.
El exjefe de los cuerpos especiales de la Policía se ha unido al proyecto de LREM
Mientras se compone LREM, Macron continúa su tendencia a fragmentar los partidos. Y es que se está cargando él solito la estructura tradicional de la política francesa. De la rosa socialista, ya sólo quedan las espinas: a la amplia deserción de cargos y ex cargos socialistas desde el principio de su trayectoria, se han seguido sumando otros. Uno de los que está sufriendo un auténtico calvario es el exprimer ministro Manuel Valls, expedientado por su partido y rechazado por el de Macron. Casi se le puede cantar el aria de Mitrídates de la ópera de Mozart Mitridate, re di Ponto en la que el titular de la ópera canta "aunque vencido y oprimido, sigo siendo el mismo". Nadie le quiere y, con su carácter tan dífícil y su defección al candidato de su partido, parece haberse convertido en un político tóxico. De momento,ni LREM ni su propio partido han presentado candidatos propios en su circunscripción de Évry pero sí lo han hecho otras 21 opciones políticas de lo más variopintas que se han multiplicado como setas en las últimas semanas, incluida la candidatura del polémico humorista Dieudonné.
Mitrídates dando un discurso a las masas
Por su lado, el antiguo candidato socialista a la presidencia y candidato a diputado por la 11ª circunscripción de Yvelines, Benoît Hamon va a lanzar su propio movimiento político para la reconstrucción de la izquierda en el que aglutinar a socialistas ecologistas e intelectuales, incluso comunistas decepcionados con Mélenchon. Estas plataformas impulsadas por candidatos perdedores no suelen acabar muy bien: después de perder las presidenciales de 2007 contra Sarkozy, Ségolène Royal creó Désirs d'Avenir y Arnaud Montebourg, tras su dimisión como Ministro de Economía en 2012, formó La Rose et la Réséda. Ambos proyectos quedaron en nada. También estrenan corriente reformadora Anne Hidalgo, Martine Aubry y Christiane Taubira, alcaldesa de París, alcaldesa de Lille y exministra de Justicia, respectivamente. Las tres proponen un movimiento humanista para fomentar la participación política y que, seguramente, sea un instrumento para protegerse del tsunami macronista de las próximas elecciones municipales. Aunque también hay quienes ven en esta jugada una estrategia de la potente federación parisina del Partido Socialista y de los aubrystas para hacerse con el control del partido en el próximo congreso. Lo que puedan conseguir con eso es un misterio, quizá sea renovarlo o hundirlo del todo.
Una candidata del Partido Socialista en el lado oeste de Île-de-France
También se ha unido a la moda de los movimientos metapolíticos el expresidente François Hollande que presidirá una fundación llamada La France s'engage, es decir, Francia se compromete. Su objeto social es potenciar la innovación social en diferentes ámbitos como educación, ecología, salud, empleo, cultura, solidaridad, etc... mediante la financiación de proyectos concretos así como la asesoría y formación de los participantes. Todo se ve muy bonito e interesante pero, por debajo, subyace la idea de que, en los próximos meses, Hollande sea llamado por su partido para poner orden y recomponerlo de su posible desintegración, como una refundación al estilo de la que Sarkozy hizo con la UMP.
Si Macron ya se hizo con los votos de los socialistas para las presidenciales, ahora ha lanzado otra OPA hostil hacia el lado derecho del tablero, contra Los Republicanos. En su intento de desmembración, ha nombrado como primer ministro a Édouard Philippe, alcalde de Le Havre y escritor, miembro del partido republicano pero del ala defensora de Alain Juppé en las primarias. Ha habido varios casos de competición de algunos conservadores a ver quién mostraba más apoyo al nuevo presidente y algunos han acabado ocupando alguna cartera ministerial en este nuevo gobierno, en el que también hay independientes, socialistas y macronistas. De hecho, los ministros provenientes del partido republicano, Bruno Le Maire y Gérald Darmanin, han sido excluidos de las listas electorales del mismo. Además Los Republicanos han iniciado un debate interno para ver cómo reintegran a su partido a los votantes que les han abandonado por el Frente Nacional. LREM tampoco presenta candidatos en algunas circunscripciones donde se presentan republicanos más afines al proyecto de Macron. Por este y por otros motivos, proliferan los carteles de candidatos que se autodenominan de mayoría presidencial aunque no pertenecen a LREM. Con razón andan diciendo que Macron no es de derechas ni de izquierdas, sino que acapara lo mejor de las dos.
A pesar de los ataques que le llegan por la derecha y por la izquierda, la republicana Nathalie Kosciusko-Morizet no pierde la sonrisa
Francia Insumisa, por su parte, quiere capitalizar sus buenos resultados ella sola fuera del movimiento Frente de Izquierdas que conformaba junto con otros partidos. De hecho, Mélenchon se presentará como candidato a las legislativas por Bouches-du-Rhône, lugar con el que no tiene ninguna relación ni personal ni política pero donde su candidatura a las presidenciales obtuvo muchos votos. En las legislativas, la participación suele ser más baja, algo que podría perjudicar a esta plataforma ya que los votantes jóvenes tienden a un mayor nivel de abstención y ellos son el grupo en que Mélenchon ha tenido más alto porcentaje de apoyo.
La Francia es Insumisa pero muy educada. No se ven en política muchas muestras de agradecimiento.
En el otro extremo, ya se adelantó en la prensa y se sigue debatiendo que, el hecho de que Marine Le Pen llegara a la segunda vuelta de las presidenciales podría ser negativo para ella: eso que llaman morir de éxito. Al abandonar la presidencia de su partido para presentarse en la segunda ronda como independiente, muchos dirigentes le dieron la espalda, tanto es así que ninguno de ellos se pasó por la fiesta postelectoral del domingo 7 de mayo. A eso se suma que su sobrina, Marion Maréchal-Le Pen, líder del partido en la Asamblea Nacional y representante del ala más dura del mismo, ha decidido dejar la política durante un tiempo para centrarse en otros proyectos, lo cual cambia el equilibrio de poder en el partido y ha creado una situación inédita: ningún miembro de la familia Le Pen al mando. Pero no, eso no podía durar mucho. Marine Le Pen ya ha recuperado la jefatura de su partido lo que ha hecho que su fugaz sustituto, Florian Philippot, esté dispuesto a lanzar su propia asociación.
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