La historia de cómo llegué allí también tiene su miga: un tranquilo día de trabajo, conozco a una chica española llamada Laura que resulta ser amiga de una excompañera de trabajo, María. Al finalizar la jornada, Laura y yo nos tomamos unas cervezas y me invita a la fiesta del tamal al día siguiente con María. Me apunto enseguida porque me encanta el plan y la idea de reencontrarme con María. Sol, amistad, buena comida y un barco en el Sena, ¿qué más se puede pedir?
El Barco
Mireya y sus tamales venezolanos
Tamal mexicano de cerdo y guajillos
Empanadas venezolanas de carne y dos platos colombianos: patata rellena de carne picada y arroz y arepa de cerdo con guacamole
Tamales, empanadas y tequeños de queso
Tarta de tres leches con cajeta y nueces pecanas
Tarta de tres leches con nata montada
Bizcocho de piña, coco y cajeta
Sí, mis amigas y yo nos comimos todo lo que aparece en las fotos, de hecho, de las tartas no quedaron ni las migas. ¡Qué rico estaba todo! Sólo habíamos pensado comer unos tamales y empanadas pero nos animamos al pedir comida y, al final, hasta probamos los postres y no pedimos más porque queríamos pasear por la ribera del Sena yendo a pie, no rodando. Fue un domingo maravilloso. a ver si repetimos.
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