Gilbert Peyre es un artista del reciclaje: recupera todo tipo de objetos y con mucha paciencia y su imaginación, los convierte en esculturas-máquinas. Cualquier cosa puede pasar a formar parte de este mundo eléctrico y mecánico: muebles viejos, ropa vieja, platos, muñecas, latas vacías, prendas de vestir... con una instalación eléctrica adecuada y buena organización.
Conforme avanza la visita, los empleados del museo van conectando las máquinas para que veamos su funcionamiento y apreciemos la complejidad de las obras. La mayor parte de ellas además tienen música. Todas y cada una de las piezas expuestas son complejísimas y la mayoría, muy divertidas. Desde muñecas-lámparas reconvertidas en meninas danzantes, latas de sardinas que unidas en red reproducen el sonido de los bancos de peces, prendas de ropa que bailan twist, armarios que abren y cierran sus puertas, acordeones que suenan insuflados de aire, tocadiscos flamencos o giocondas en tres dimensiones que abren los ojos y la boca al paso de los visitantes. Las caras de estos lo decían todo: sonrisa permanente y ojos abiertos como platos. Si buscáis algo divertido, ésta es la vuestra.
Cartel de la exposición
La Menina que baila
El artista encontró este lienzo en la basura
Esta obra se llama El arte bajo todas sus formas
Meganstalación compuesta por tres obras
Esta instalación se llama Tengo frío
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