Este puente en que me ha tocado trabajar, se han celebrado dos fiestas, una pagana y otra religiosa, que no me gustan demasiado: Halloween y el día de Todos los Santos. No soy nada necrófila, no me interesa el culto a los muertos ni toda la parafernalia que rodea el tema de la muerte, tan misteriosa como inevitable, ni lo que pueda haber después de ella. Prefiero poner todo mi empeño en intentar ser feliz en esta vida. Además, lo de recordar a los seres queridos fallecidos puede estar bien pero no tiene por qué ser una fecha concreta del calendario y aún entiendo mucho menos por qué para acordarme de ellos tengo que asistir a un aquelarre. Pues bien, me tuve que tragar todas mis palabras puesto que el día 31 fui invitada a una fiesta de disfraces de Halloween y el día 1 visité un cementerio. Para la primera, busqué algo sencillo puesto que tampoco tenía mucho tiempo. La solución fue ponerme un traje negro y una blusa blanca y maquillarme con base blanca, ojos sombreados en negro y mucho rojo en los labios y por fuera de ellos: el resultado fue una vampiresa improvisada pero convincente. En Francia, el Halloween se celebra desde hace muchos años y tanto niños como adultos se disfrazan aunque en los últimos tiempos menos que antes.
La flor del día
Preciosos crisantemos pompón
Ayer, estuve en un cementerio porque un amigo quería llevar unas flores a un colega fallecido. Y precisamente, las flores es uno de los elementos que me llama la atención aquí en Francia: las flores para los difuntos son los crisantemos amarillos. También se pueden encontrar crisantemos de otros colores y otras flores de color amarillo. Esto es algo que conocí hace relativamente poco tiempo y que me chocó bastante. Para una amante de la cultura japonesa como yo, el crisantemo es la flor del emperador, de hecho, su trono es el Trono del Crisantemo y, en menor medida, la flor que representa el otoño (quizá sea ése el motivo por el que es la flor de difuntos aquí en Francia). Las tumbas estaban decoradas con esta preciosa y digna flor así que me parecieron muy bonitas pero, por otro lado, me dio un poco de pena que se emplee esta flor tan bella, sobre todo, su variedad pompón, para los muertos que no pueden apreciarla y no para los vivos. Conociendo esta tradición, no se pueden regalar crisantemos: la persona que los recibiera se lo tomaría mal.
Varios tipos y colores diferentes de crisantemos
El amarillo es el color predominante
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