Son varias las exposiciones que finalizan el 16 de mayo y una de ellas es la que organiza el Quai Branly, uno de mis museos favoritos. Esta vez el tema es el Ecuador precolombino y su expresión religiosa tanto en lo relativo a sus dioses como a los hombres que median entre éstos y el pueblo: los chamanes. En estas sociedades, el mundo se dividía en tres partes de las que el chamán era el nexo de unión: la bóveda celeste, el inframundo de los espíritus y difuntos y la Madre Tierra llamada Pachamama. Después de alguna explicación sobre los pueblos que habitaban la costa, empieza la muestra con una introducción sobre los animales, que serían encarnaciones de seres del inframundo y los seres híbridos que combinan partes de diferentes animales.
Los conos que adornan la cabeza de este jaguar representan la clarividencia
Silbato en forma de búho
Pensadora en contemplación
Personajes provocándose el vómito
Parto
Los chamanes eran hombres y mujeres formados desde la infancia para
el desempeño de estas labores y en su caso sí podemos decir que el
hábito hacía al monje. Su vestuario se componía de varios elementos
llamativos: capas, penachos, brazaletes, máscaras de invocación de los
espíritus, tiras de perlas, conchas marinas, fíbulas de oro... que
completaban la propia decoración corporal de tatuajes, escarificaciones,
pendientes, etc... Además, empleaban en su actividad un montón de
accesorios de todo tipo: instrumentos musicales, estatuillas votivas,
arquetas para guardar las sustancias alucinógenas, copas para
libaciones... Todos estos objetos se exhiben en la muestra así como
figuras que representan a los chamanes en plena actividad.
Templetes de cerámica
Máscaras rituales
Sacerdotisas tatuadas
Pero hay mucho más. Al final, se nos da información sobre nuevos hallazgos arqueológicos, hay una colección de fotos, una sala donde se emite un corto de dibujos animados y, para acabar, un pequeño informe sobre el uso social del cacao en aquel lugar 1000 años antes que en Mesoamérica. Como punto negativo, diría que hay demasiadas explicaciones que cansan y saturan al visitante pero, por todo lo demás, una exposición muy recomendable.
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