domingo, 27 de agosto de 2017

Derain, Balthus, Giacometti

Ya me tocaba hablar de una de las exposiciones más ambiciosas celebradas este verano y otoño en París: Una amistad artística, consagrada a tres de los artistas más importantes del siglo XX, André Derain, Balthus y Alberto Giacometti. El Museo de Arte Moderno pretende ahondar no sólo en la interacción artística entre ellos sino también en su relación personal. Veamos lo que nos propone la exposición.
Los tres artistas

Para empezar, se trata de una de las exposiciones más largas del Museo con más de 350 piezas y ocupando todo el espacio de la planta principal. En una especie de introducción a sus trayectorias, hay varias obras inspiradas en artistas clásicos como Piero della Francesca en la que se hace hincapié en la relación de los tres amigos con el arte del pasado. A continuación, se examina otro nexo de unión entre ellos como son los diferentes personajes a los que los tres frecuentaban, fruto de esa amistad de la que se habla, y que posaron en varios de los retratos aquí expuestos.

 Sotobosque y rocas en Sausset-les-Pins de André Derain
 La jugadora de diábolo de Balthus
El lago de Sils de Giacometti

Más adelante, hay otra sección sobre los trabajos de Derain, Balthus y Giacometti para la escenografía y vestuario de óperas, ballets y obras de teatro. Ésta es una de las secciones más populares de todo el recorrido y una de la más bonitas e interesantes ya que nos muestra un concepto global del arte y la creación. Otro tema que despierta interés es la sección Ensueño, en la cual, aparecen obras donde las mujeres duermen o sueñan despiertas. Salpicando todo el transcurso de la exposición, hay varias vitrinas con dibujos, bocetos, pinceles y pequeñas obras escultóricas de Giacometti.

 
 Joven dormida de Balthus
 
 Retrato de Isabel de Giacometti

La amistad entre los tres hombres es una de las más intensas y duraderas del arte moderno y así lo atestiguan numerosos testimonios y pruebas. Lo que ya no resulta tan evidente es la relación artística entre los tres. Es cierto que los jóvenes Balthus y Giacometti encontraron en él no sólo un amigo y mentor sino también una referencia artística. El propio Giacometti reconoció: "Derain es el pintor que más me apasiona, que me ha aportado más después de Cézanne, para mí es el más audaz". Imagino que se refería al deseo de Derain de mantenerse en la figuración más allá de las vanguardias abstractas coetáneas. En efecto, podríamos considerar el estilo del francés como un artista neoclásico que pretende dar savia nueva a la representación de la realidad pero desde otra perspectiva. Nuevamente dice Giacometti: "Me interesa mucho el arte, pero la verdad me interesa infinitamente más". Uno de los elementos más importantes en el estilo de Derain es la presencia constante del color negro en una nueva reinterpretación de la confrontación entre luces y sombras, así sean bodegones, retratos o escenas. Si se dice que una obra empieza con un lienzo en blanco, las suyas se inician con un lienzo en negro. Ciertamente, la piel dorada y brillante de algunos de sus personajes y los bodegones sencillos pero sensuales muestran una enorme calidez y morbidez sobre fondo negro. El mismo camino siguió Balthus en su pintura aunque atacando de plano la moral y la censura de la época con sus provocativas imágenes de niñas hipersexualizadas. Mucho más complejo es ver la influencia de Derain en Giacometti ya que el suizo es fundamentalmente conocido como escultor. Aunque sus pinturas expuestas sí recogen el aire sombrío y perturbador de sus dos colegas, éste podría deberse a la trayectoria de su padre, Giovanni Giacometti, pintor y grabador, ya que una buena parte de la pintura recuerda tanto a los dibujos como a los grabados y las placas para grabar.

 Naturaleza muerta con peras de Derain
 Naturaleza muerta con manzana de Giacometti
 Naturaleza muerta de Balthus. Más que muerta, parece asesinada.

Como siempre pasa con las exposiciones en que se ponen en relación artistas distintos, el resultado deja un sabor agridulce. Para la crítica está claro que quien sobresale respecto a los demás es Derain y que los otros dos creadores quedan opacados en la comparación. Por lo visto, a pesar de los numerosos y llamativos cuadros de Balthus y las esculturas y dibujos de Giacometti, el vencedor de la muestra ha sido él. Otro riesgo que se corre en estas exposiciones comparativas es la de no ver tal relación como ocurre aquí: se podría pensar que la oscuridad de la pintura de Giacometti proviene de la influencia de Derain pero se podía alegar que se debe al miedo a la muerte de Giacometti a raíz de una tétrica pesadilla que sufrió.

 Tres retratos femeninos: Desnudo con camisa blanca de Balthus, Joven desnuda de Derain y Retrato de Anette de Giacometti 

Resulta complicado analizar esta exposición porque estos artistas no se encuentran entre mis favoritos. Además, Derain fue un artista muy bien relacionado con otros contemporáneos a los que influyó y de los que recibió inspiración de manera que se puede oponer, por tanto, a los otros dos creadores elegidos o cualquier otro como Picasso: el problema es que al lado de Picasso, palidecería en la comparación.

Imagino que el interés principal reside en traer a París los cuadros de las colecciones norteamericanas y japonesas que no se ven con frecuencia en Europa y esto explica el desorbitado precio de las entradas (12€ la entrada de adulto). También es importante poder disfrutar de la Gran Bacanal negra de Derain, recién adquirida por el Museo, por primera vez. Aunque a nivel personal, lo más sorprendente para mí ha sido el descubrimiento de la pintura de Giacometti. Conocía la trayectoria del suizo como escultor pero las diferentes etapas de su obra pictórica me han dejado con ganas de aprender mucho más sobre ella tanto de la parte postimpresionista, más ligada a la de su padre, como de su etapa oscura.

La exposición finalizará el 29 de octubre y algunas de las obras no se pueden fotografiar.
 
Gran Bacanal negra de Derain

No hay comentarios:

Publicar un comentario