Por supuesto, también se han inundado garajes, bodegas y almacenes y muchos edificios se están preparando para recibir el agua y combatirla en la medida de lo posible. La Biblioteca Nacional de Francia y el Grand Palais cerraron el viernes y no se espera que reabran hasta, al menos, el lunes 6. El Museo de Orsay canceló su horario nocturno del jueves y seguramente no reabra hasta el martes. Además, este museo ha decidido vaciar algunas de sus salas para prevenir que algunas obras se vean dañadas por filtraciones o goteras. Otro tanto ocurre con el Louvre, el museo más visitado del mundo, que estará cerrado hasta el martes y cuyos responsables han iniciado el embalaje y almacenamiento de algunas obras situadas en salas de la zona sur, la mas cercana al río, donde corren el riesgo de sufrir goteras freáticas. Estas salas son las dedicadas a obras del Egipto copto, antigüedades griegas y arte islámico. El problema principal del Louvre es que, además de estar junto al río, sus depósitos y almacenes están en los sótanos, el lugar más peligroso en estos momentos. Y no sólo los fondos del Louvre pueden dañarse, también la propia estructura del castillo medieval sobre el que se construyó el edificio actual. Se calcula que en los fondos del Louvre hay unas 220.000 obras y, en las salas evacuadas, en torno a 8.000. Todas ellas deberían trasladarse a los pisos superiores en caso de aumento del nivel del río. Por desgracia, todas estas magníficas piezas no se pueden llevar a la sucursal que el Louvre ha abierto en Lens y que debería albergar los fondos en caso de peligro por inundación ya que el edificio no estará concluido hasta 2018. Los expertos habían previsto que la crecida del siglo se produciría pasada esta fecha, pues bien, la crecida ya ha llegado y parece que va a superar la que tuvo lugar en 1910. No obstante, no sé si un lugar a 200 kilómetros de París es lo más indicado en caso de urgencia.
De momento, no deja de llover: ya llevamos tres semanas sin ver el sol y casi tres meses de días grises y lluvia intensa. De hecho, se esperaba que el nivel más alto de la crecida tuviera lugar ayer viernes a mediodía pero, hoy sábado, el agua sigue creciendo. Paradójicamente el año pasado por estas fechas hacía mucho calor y no tardó en llegar la canícula, con 40 grados y saliendo fuego del asfalto. En lugar de primavera parece que estamos en otoño y que, en lugar del verano, esperamos un largo y negro invierno. ¿Será esto lo que presagiaban los de Juego de Tronos cuando decían que el invierno está llegando? Bromas aparte, la intensa lluvia ya ha deslucido el torneo Roland Garros y puede que haga lo mismo con la Eurocopa que está al caer: entre el estado de emergencia, la situación política tensísima y las constantes huelgas y manifestaciones, este campeonato será largamente recordado y no para bien. Otro punto negativo para el turismo en París y Francia en general.
Imágenes del río durante la crecida
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