Para comprender un poco la
historia de Montmartre, hay que conocer el lugar pero también a las gentes que lo habitan. Si Montmartre es ahora el barrio más bohemio y pintoresco de París no es sólo por estar en una colina preciosa, tener monumentos importantes y lugares con encanto, también lo es por su conocida vida cultural, sus teatros, espectáculos, galerías de arte, tiendas y restaurantes. Pero, sobre todo, por sus artistas. Aquí han vivido y trabajado los más importantes pintores impresionistas, los músicos más innovadores, los escritores más vanguardistas, las bailarinas más atrevidas y todo tipo de artistas que uno pueda imaginar. Montmartre era un imán para ellos pero también una oportunidad de conocer y ser conocidos. No hace falta retrotraerse al siglo XIX, durante el siglo XX y ahora mismo, Montmartre es el foco de atracción de manifestaciones artísticas de todo tipo. Los personajes de Montmartre se funden con el entorno, se inspiran en él, pero también lo modifican y engrandecen aún más.
Un ejemplo de lo anterior es el escritor Marcel Aymé. Vecino de la calle Norvins, varios de sus relatos se desarrollan en el barrio. Uno de los más conocidos,
El hombre que atravesaba las paredes, cuenta la historia de Léon Dutilleul, un gris funcionario que un día despierta con un extraño poder: el de traspasar los muros. Por supuesto, su vida cambia completamente ya que decide vengarse del jefe que le ha humillado y cometer todo tipo de tropelías. No importa que lo detengan porque puede escapar de la prisión. En honor al escritor, se le dedicó una estatua junto a su casa en la que aparece atrapado en una pared.
Escultura en honor de Marcel Aymé
Otra famosa vecina del barrio fue la cantante Dalida, primera mujer que recibió el disco de diamante por la cantidad de copias vendidas de sus discos. Intérprete de más de 1000 canciones, fue también actriz de cine y televisión y una gran defensora de los derechos civiles, en particular de los homosexuales, lo que la convirtió en icono gay. A pesar de haber pasado casi treinta años de su muerte, sigue siendo un personaje muy querido y una de las artistas que más discos continúa vendiendo en Francia por eso, su monumento y la plaza que tiene dedicados en Montmartre son uno de los espacios más populares. Sus restos, como los de Aymé, reposan en el cementerio del barrio.
El busto de Dalida
Además del recuerdo de estos inmortales artistas, también podemos disfrutar del arte en Montmartre en vivo y en directo. No sólo podemos comprar cuadros y dibujos a los pintores de la
Place du Tertre sino ver las actuaciones de músicos y cantantes de todo tipo. Una de las más extravagantes es una chica que toca el
hang pand, un instrumento en forma de caparazón de tortuga que produce un sonido diferente a todo lo que podáis imaginar. Oírla tocar es muy relajante y exótico.
Me encanta sentarme cerca de ella a escuchar su música. Es la banda sonora perfecta para el barrio
Pero el arte tiene muchas maneras de expresarse, algunas poco académicas. Ya hablé en
otra entrada que el arte callejero puede ser tan importante como cualquier otra manifestación estética. Como, por desgracia, hay muchos incívicos en Montmartre, hay también mucha basura y desperdicios por la calle. Un artista que firma como Shatters (que significa "hacerse añicos" en inglés) ha decidido emplear los restos de botellas de cristal en sus obras, embelleciendo el barrio y sacando una sonrisa a los viandantes. Al más puro estilo de los mosaicos romanos o el trencadís de Gaudí pero con un toque gamberro.
Obras de Shatters en las que reutiliza restos de cristal de las botellas
Shatters no es el único que pone una nota de color y poesía en las calles del barrio.
Colorido guardia de asalto imperial
El niño le regala un spray a la niña. Enternecedor...
Pero no todo el arte está en la calle. Montmartre cuenta con un montón de teatros y de todo tipo. Desde el
Moulin Rouge, el cabaret más famoso del mundo y un gran gancho para los turistas, hasta mini teatros de arte y ensayo. El
Moulin Rouge fue construido por el empresario catalán Josep Oller, quien también era propietario del teatro Olympia. En él, se empezaron a representar unos espectáculos llamados
revue (revista) en los que una insustancial trama era el eje argumental para introducir todo tipo de picantes números de baile, canto, música y
striptease. Es especialmente célebre el
French Can-Can, con música compuesta por Offenbach y cuyo baile es todo un símbolo de París. Con bailarinas medio desnudas (o desnudas enteras), el local fue ganando fama como lugar de vicio y perversión. Sus parroquianos salían de allí bien cargados de absenta, ajenjo y otros licores de altísima graduación. Inmortalizado por los pintores vanguardistas, hoy en día sus principales visitantes son turistas de mediana edad que cenan y toman champán mientras ven el espectáculo. Ahora este tipo de cabarets se han quedado un poco desfasados y han perdido mucho atractivo: quien desee ver un buen espectáculo de música y baile prefiere otras opciones; asimismo, quien sólo quiera ver culos y tetas, también buscará otro tipo de actuaciones y, además, las encontrará en la misma calle. No hay que olvidar que éste es el barrio rojo de París.
El mítico Moulin Rouge
Aunque el Moulin Rouge sea el más picante, no fue el primer cabaret de Montmartre. Este honor le corresponde a
Au Lapin Agile: una pequeña casita junto al Museo Montmartre que abrió sus puertas como teatro de variedades en 1875. En otro tipo de actuaciones se centra el cabaret
Michou, un famoso espectáculo de transformistas, uno de los primeros de París, que abrió sus puertas en Montmartre en 1949 (antes había estado en Clichy, que ahora es el límite del barrio). También hubo espectáculos de cabaret en
Le Trianon, teatro y sala de conciertos que cuenta con un restaurante. El edificio está considerado monumento histórico y reabrió sus puertas en 2010 después de varios años de reformas. Sus dueños han dejado de lado las variedades y los espectáculos eróticos y su programación para las próximos meses está llena de grupos indies y de música alternativa.
Au Lapin Agile
Le Trianon
En la temporada de verano, están abiertas las Arenas de Montmartre, un
teatro al aire libre al estilo de los teatros romanos que aprovecha el
desnivel del terreno y en el que se celebran espectáculos y festivales. Mucho más serio es el
Théâtre des Abbesses, gestionado por el ayuntamiento, en el que se representan obras de danza contemporánea, generalmente por parte de bailarines, coreógrafos y compañías jóvenes a los que este teatro sirve de trampolín. También hay representación de teatro contemporáneo por parte de compañías independientes y artistas jóvenes en la
Manufacture des Abbesses, un teatro privado que ejerce el mecenazgo y donde se pueden ver desde obras de Lorca hasta teatro de marionetas. Y en un lugar que siempre ha sido tan alternativo y pícaro como Montmartre, tampoco puede faltar la comedia ni la sátira política: el
Théâtre de Deux Ânes tiene un filón con este gobierno y con la situación política de Francia. Después de
Vallsterloo, en que ridiculazaban al primer ministro, y de
Marine est là!, cuyo eje era la presidenta del Frente Nacional Marine Le Pen, ahora llega
Liberté, Égalité, Hilarité, centrada en el Presidente de la República, François Hollande.
Théâtre de Deux Ânes
Por si todo lo anterior no fuera suficiente, en Montmartre también hay un montón de bares con actuaciones musicales en directo, teatros alternativos, cines de arte y ensayo y espectáculos para mayores de 18 años como el burlesque. Con todo lo anterior, seguro que encontráis algo de vuestro gusto, sólo hay que buscarlo.