En una visión histórica global presentada de forma cronológica, el Palais de Tokyo comienza la muestra con varios ejemplares de dioramas del Barroco italiano, una práctica que nació durante la Contrarreforma católica como modo de adoctrinar al pueblo. Hay representaciones de vidas de santos, escenas bíblicas y de los Evangelios pero echo de menos algún belén navideño tradicional español. A continuación, hay unos dioramas de tipo científico con representaciones de la vida salvaje en miniatura y otros con plantas liofilizadas y animales disecados. Más adelante, hay varios dioramas que muestran diferentes aspectos de la vida cotidiana del pasado y, para finalizar, algunos ejemplos de dioramas artísticos, la mayoría de ellos expresamente creados para esta exposición, por artistas contemporáneos. Para ilustrar aún mejor su popularidad se proyectan imagenes de dioramas que aparecen en las películas Noche en el Museo, El Planeta de los Simios (la original de 1968) o El Show de Truman, cuya acción transcurre en un inmenso diorama en el que vive el protagonista.
Magdalena penitente de Caterina de Julianis
Zaraga, la primera girafa de autor desconocido
Oro. La selva tropical de GM Salgé
Como se puede ver, los dioramas son una representación de todo tipo de
escenarios y, a lo largo de la historia, han sido empleados como método
educativo tanto en las iglesias como en los museos antropológicos y
naturales o, incluso, a nivel estratégico y de seguridad como en la
recreación de escenarios militares.
La parte más importante de la exposición es, sin duda, la dedicada a la creación artística vinculada a esta forma de expresión. Así, hay una colección de fotografías de Richard Barnes, unos siniestros dioramas de Anselm Kiefer en los que hay unos interesantes juegos de luces y sombras y varios dioramas deconstruidos y sacados de contexto que causan impacto en el espectador. Una interesantísima y sorprendente exposición que no deja a nadie indiferente.
Dioramas de Anselm Kiefer
Truman a punto de salir de la realidad virtual en la que vive
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