Estuve leyendo los diarios on-line y me encontré con esta noticia. En un período tan convulso y con una gran crisis económica que ya está durando demasiado, cada vez más personas deciden mudarse a las grandes ciudades y sus alrededores en busca de oportunidades de trabajo. Si ya impresionan las grandes concentraciones urbanas desde dentro, mucho más lo hacen las imágenes a vista de pájaro. Estas informaciones me han recordado unas fotos de la región de Île-de-France vista desde el cielo que el propio consejo francilien ha colocado en su sede central, cerca del Hôtel des Invalides. Espero que os gusten.
lunes, 29 de junio de 2015
viernes, 26 de junio de 2015
Hay que seguir adelante
Otra vez Francia se ha visto golpeada por un atentado terrorista y, ésta vez, ha coincidido en el tiempo con otros atentados, uno en Túnez y otro en Kuwait. Como viene siendo habitual, cada vez que aumentan las expectativas de sufrir un atentado o éste se produce, el ejército y la policía toman las calles. Además, la vigilancia en centros comerciales y lugares de grandes aglomeraciones es mucho más exhaustiva de manera que todo se complica y ralentiza. Por si no fuera suficiente, la gente tiene miedo. Creo que la peor de las consecuencias que tiene el terrorismo es ésa: causar miedo, alterar el estado de ánimo para dejar de hacer la vida normal y trastocar la rutina con el consiguiente estrés para todos. Un amigo estaba estudiando en la Biblioteca François Mitterrand y se ha marchado a casa, una compañera de trabajo quería aprovechar las rebajas para hacer unas compras y lo ha pospuesto, otra amiga pensaba visitar Vincennes este fin de semana pero se ha buscado un plan alternativo porque el recinto donde está el castillo pertenece al Ministerio de Defensa y, en él, se ubican instalaciones militares.
Hay que continuar con el trabajo, con el ocio, con los estudios, con los planes que tengamos aunque resulte difícil. Esas serán nuestras pequeñas victorias contra el terrorismo.
Hay que continuar con el trabajo, con el ocio, con los estudios, con los planes que tengamos aunque resulte difícil. Esas serán nuestras pequeñas victorias contra el terrorismo.
Furgones policiales desplegándose por la plaza de la Bastilla
miércoles, 24 de junio de 2015
Empiezan las rebajas
Ha llegado el gran día que muchas, y muchos también, estábamos esperando. Hoy, 24 de junio, empiezan las rebajas, dos meses de reducción en los precios que hay que aprovechar como sea. Y, como todos los años, hay gente esperando desde antes de que los almacenes abran sus puertas. Que disfrutéis las rebajas como pienso hacerlo yo.
lunes, 22 de junio de 2015
El día de la música y de los padres
Este fin de semana han ocurrido muchas cosas importantes y hay dos que destacan sobre las demás. La primera es la fiesta de la Música: un evento en el que los barrios y ciudades se llenan de actuaciones musicales de todos los estilos. Un paseo por cualquier barrio de París es como estar en un festival pero sin tantas aglomeraciones y mucho más accesible.
Este 21 de junio también se celebraba el día del Padre que siempre es el tercer domingo de junio. Aunque la invasión publicitaria ha sido mucho menor que la que hubo para el día de la Madre, que se celebró el último domingo de mayo, ha habido una campaña que me ha encantado y no he podido resistirme a subir las fotos.
Cualquier lugar es bueno para tocar
Algunos disponen de un escenario para ellos solos
Pero una esquina también está bien
Incluso dentro de los bares y restaurantes había actuaciones
Este 21 de junio también se celebraba el día del Padre que siempre es el tercer domingo de junio. Aunque la invasión publicitaria ha sido mucho menor que la que hubo para el día de la Madre, que se celebró el último domingo de mayo, ha habido una campaña que me ha encantado y no he podido resistirme a subir las fotos.
Hasta el padre más oscuro del cine exige un regalo por su día
sábado, 20 de junio de 2015
Iconos americanos en el Grand Palais
Ya os conté hace unos días que ando muy liada y no tengo tiempo de casi nada pero tenía una cuenta pendiente con esta exposición maravillosa que visité hace unos días en el Grand Palais. Se trata de una muestra de algunas de las obras del Museo de Arte Moderno de San Francisco (SFMOMA) y de la colección Fisher. Los más grandes artistas de la segunda mitad del siglo XX están representados aquí. Esta muestra no es demasiado grande pero reúne en torno a cuarenta obras de magníficos artistas dando especial importancia a la singularidad de cada uno y mostrando que lo importante ya no es tanto el objeto de la obra sino la visión del autor. El pop art, el minimalismo, la abstracción, el expresionismo, el geometrismo... todas las tendencias de los años 50 y 60 están representadas aquí. Si os interesa, tenéis que daros prisa porque finaliza el 22 de este mes. Os dejo con algunas imágenes.
Cartel anunciador
Obra de Andy Warhol sobre la imagen de Jackie Kennedy
Obra de Brice Marden
Obra de Agnes Martin
Obra de Richard Diebenkorn
viernes, 19 de junio de 2015
Las exposiciones de la Biblioteca
Como aquí en París todo lo hacen a lo grande, la Biblioteca Nacional también es enorme: cuatro torres en forma de libros abiertos de más de veinte plantas de las cuales sólo una pequeña parte se pueden visitar ya que la mayoría son archivos históricos a los que sólo los investigadores tienen acceso. Entre estos enormes edificios, hay una gran explanada y un bosque subterráneo. ¿Os suena raro? Pues es así y he añadido una foto para que lo veáis. Si deseáis conocer más datos sobre el edificio podéis ir aquí.
Exteriores de la Biblioteca desde ambos lados del Sena
Bosquecillo interior. No, no es un jardín.
Dos globos terráqueos en las zonas de espera
La entrada a la Biblioteca no es gratis, salvo algunos días específicos y
a partir de las 17:00 horas, y el carnet de usuario también es de pago
salvo discapacitados, desempleados, funcionarios y otros colectivos de manera que, más que un carnet de usuario, es un abono.
Lo bueno de tener el abono anual es que permite entrar libremente en
todas las zonas abiertas al gran público y a las exposiciones
temporales. Sin él, hay que pagar la entrada para un día o las entradas a las exposiciones que alberga. Tantas veces que he ido a
la Biblioteca que pensaba que podía visitarlas en otro
momento y, al final, tanto he ido aplazando dicho momento que una de ellas, la
dedicada al rey Francisco I de Francia, está a punto de terminar.
Por fin he entrado en las exposiciones y puedo decir que
son altamente recomendables. Por desgracia, se pueden hacer fotos pero no se pueden publicar. Como soy muy legal, las pocas fotos que he hecho no las voy a subir al blog. La dedicada a Francisco I contiene algunos
elementos muy importantes de su vida como su espada, que perdió cuando
fue capturado por su archienemigo, y posteriormente cuñado, Carlos I de España, una armadura que le regaló el rey español una vez firmada la Paz de las Damas, y varios libros de su enorme biblioteca. También hay varios grabados, monedas, cuadros, cartas y otros objetos con su efigie.
Cartel de la exposición de Francisco I
También es muy interesante la exposición dedicada a Edith Piaf. Ocupa un espacio enorme lleno de objetos que pertenecieron a la cantante y, sobre todo, que hablan de ella y de su exitosa carrera como entradas de sus conciertos, críticas de periódicos, carteles de sus películas y cartas y fotos de ella y sus amigos. También como platos fuertes hay una zona de karaoke para cantar sus canciones (pobres vigilantes que tienen que aguantar los berridos de las visitas) y varios vídeos con sus actuaciones y fragmentos de sus películas. Me llamaron la atención dos vitrinas muy especiales: una contenía los guantes de boxeo de su amante Marcel Cerdan y otra el César y el Oscar que la actriz Marion Cotillard ganó por su interpretación de la Môme. Es la primera vez que veo un Oscar al natural y debo decir que brilla una barabaridad.
Cartel de la muestra de Edith Piaf
jueves, 18 de junio de 2015
Meiji Wata-Pachi
Gracias a Fabien por su regalo y su simpatía
Como no soy la única enamorada de Japón que hay en París, un amigo llamado Fabien me ha regalado unas chuches japonesas llamadas Meiji Wata-Pachi, o eso creo, porque todas las instrucciones están en japonés, salvo estas palabras y la lista de ingredientes. El caso es que se trata de una especie de algodón de azúcar con sabor a uva relleno de escamas de caramelo carbónico, lo que en España llamamos petazetas, y sidral. El sabor es extremadamente dulce pero con el regusto ácido que dejan las gominolas y la textura es liviana como el algodón dulce pero contrasta con los copos crujientes y el picor del sidral. Además los japoneses se las pintan solos para hacer los diseños de envases y lo que en un principio me parecían instrucciones, resulta que son las viñetas de una historieta de cómic.
Como no soy la única enamorada de Japón que hay en París, un amigo llamado Fabien me ha regalado unas chuches japonesas llamadas Meiji Wata-Pachi, o eso creo, porque todas las instrucciones están en japonés, salvo estas palabras y la lista de ingredientes. El caso es que se trata de una especie de algodón de azúcar con sabor a uva relleno de escamas de caramelo carbónico, lo que en España llamamos petazetas, y sidral. El sabor es extremadamente dulce pero con el regusto ácido que dejan las gominolas y la textura es liviana como el algodón dulce pero contrasta con los copos crujientes y el picor del sidral. Además los japoneses se las pintan solos para hacer los diseños de envases y lo que en un principio me parecían instrucciones, resulta que son las viñetas de una historieta de cómic.
El envoltorio
El aspecto
El interior
martes, 16 de junio de 2015
Klimt y su época
Con tanto trabajo y unos horarios de locos, no tengo tanto tiempo para visitar exposiciones y cuando lo tengo, debo visitarlas de tres en tres de modo que se me acumulan las entradas pendientes. Hace tiempo estuve en la Pinacoteca para ver la muestra dedicada a La Secesión de Viena, un movimiento artístico surgido dentro del modernismo austríaco. El título de la exposición y su cartel es engañoso ya que, aunque aparece el nombre y una obra de Klimt, la exposición no gira en torno a la obra de este pintor sino que está dedicada a la Secesión y sus artistas.
Empieza la muestra con unas salas dedicadas a la época y el lugar, es decir, los últimos años del Imperio Austrohúngaro con retratos de los emperadores, los famosos e idealizados Francisco José y Sissi, mapas del Imperio y otras piezas. En esta zona, es destacable una sala dedicada a obras que representan escenas de la vida cotidiana, todas ellas de pintores como Tina Blan-Lang, Theodor von Hörmann o Josef Engelhart, que tenían algo en común: habían vivido en París y habían recibido la influencia de los pintores de vanguardia parisinos.
Después de ver muebles y objetos decorativos de la época, llegamos a la parte donde se expone el Friso de Beethoven, un fresco alegórico de la obra del músico. Klimt pintó esta obra para la Exposición que en 1.902 los artistas de la Secesión dedicaron al compositor alemán. Fue ésta la primera obra en la que Klimt utilizó los colores dorados, las formas suaves, la sensualidad y la languidez de los personajes, los temos mitológicos y alegóricos y las incrustaciones de piedras y espejos que luego se convirtieron en su sello personal, claramente insirados por las obras de arte bizantinas que el artista había conocido en sus viajes por Venecia y Rávena. El friso tuvo tan gran éxito y fue tan impactante que Klimt recibió muchos encargos para decorar palacios y pintar cuadros en este estilo tan personal. No importan las modas ni los estilos, la llamada época dorada de Klimt está por encima del paso del tiempo, es claramente reconocible y una marca personalísima del pintor.
En esta exposición, sin embargo, las obras de Klimt son escasas. No se trata de una retrospectiva ni mucho menos. Es más, la mayor parte de las obras de Klimt que podemos contemplar no pertenecen a su etapa dorada sino a sus primeros años de pintura realista. De sus obras más conocidas sólo hay tres: Judith, Salomé y el Friso. Casi son más destacables y representativas del momento las obras de otros artistas como Kokoschka, las esculturas cerámicas de Michael Powolny, los paisajes de Heinrich Kühn y Carl Moll o los retratos de Max Kurzweil o Koloman Moser. Todas esas obras muestran ya un adelanto al expresionismo que surgirá posteriormente.
En conclusión, muchas personas me comentaban que querían ver esta exposición de Klimt pero, como decía al principio, ésta no es una exposición sobre Klimt aunque, por la expectación despertada, lo parece. El que sólo quiera ver Klimt se sentirá muy decepcionado El que desee conocer la época previa a la Primera Guerra Mundial y la evolución de los estilos artísticos que luego supusieron un impulso a las vanguardias existentes. Además, los carteles informativos son demasiado largos y farragosos de manera que no ayudan a la comprensión de la exposición y, como siempre, las visitas guiadas entorpecen la fluidez de la muestra ya que las salas son de pequeño tamaño y se forman tapones en las mismas. Como ya he comentado en alguna ocasión, no se permiten fotos en la Pinacoteca. La exposición finaliza el 21 de junio.
Empieza la muestra con unas salas dedicadas a la época y el lugar, es decir, los últimos años del Imperio Austrohúngaro con retratos de los emperadores, los famosos e idealizados Francisco José y Sissi, mapas del Imperio y otras piezas. En esta zona, es destacable una sala dedicada a obras que representan escenas de la vida cotidiana, todas ellas de pintores como Tina Blan-Lang, Theodor von Hörmann o Josef Engelhart, que tenían algo en común: habían vivido en París y habían recibido la influencia de los pintores de vanguardia parisinos.
Después de ver muebles y objetos decorativos de la época, llegamos a la parte donde se expone el Friso de Beethoven, un fresco alegórico de la obra del músico. Klimt pintó esta obra para la Exposición que en 1.902 los artistas de la Secesión dedicaron al compositor alemán. Fue ésta la primera obra en la que Klimt utilizó los colores dorados, las formas suaves, la sensualidad y la languidez de los personajes, los temos mitológicos y alegóricos y las incrustaciones de piedras y espejos que luego se convirtieron en su sello personal, claramente insirados por las obras de arte bizantinas que el artista había conocido en sus viajes por Venecia y Rávena. El friso tuvo tan gran éxito y fue tan impactante que Klimt recibió muchos encargos para decorar palacios y pintar cuadros en este estilo tan personal. No importan las modas ni los estilos, la llamada época dorada de Klimt está por encima del paso del tiempo, es claramente reconocible y una marca personalísima del pintor.
La palabra Klimt aparece bien grande. Será por eso que mucha gente sale decepcionada de la visita.
En esta exposición, sin embargo, las obras de Klimt son escasas. No se trata de una retrospectiva ni mucho menos. Es más, la mayor parte de las obras de Klimt que podemos contemplar no pertenecen a su etapa dorada sino a sus primeros años de pintura realista. De sus obras más conocidas sólo hay tres: Judith, Salomé y el Friso. Casi son más destacables y representativas del momento las obras de otros artistas como Kokoschka, las esculturas cerámicas de Michael Powolny, los paisajes de Heinrich Kühn y Carl Moll o los retratos de Max Kurzweil o Koloman Moser. Todas esas obras muestran ya un adelanto al expresionismo que surgirá posteriormente.
En conclusión, muchas personas me comentaban que querían ver esta exposición de Klimt pero, como decía al principio, ésta no es una exposición sobre Klimt aunque, por la expectación despertada, lo parece. El que sólo quiera ver Klimt se sentirá muy decepcionado El que desee conocer la época previa a la Primera Guerra Mundial y la evolución de los estilos artísticos que luego supusieron un impulso a las vanguardias existentes. Además, los carteles informativos son demasiado largos y farragosos de manera que no ayudan a la comprensión de la exposición y, como siempre, las visitas guiadas entorpecen la fluidez de la muestra ya que las salas son de pequeño tamaño y se forman tapones en las mismas. Como ya he comentado en alguna ocasión, no se permiten fotos en la Pinacoteca. La exposición finaliza el 21 de junio.
Croquis de la exposición
lunes, 15 de junio de 2015
El deporte invade el centro
Ayer 14 de junio, se celebraron dos eventos deportivos importantes y situados muy cerca el uno del otro: las 24 horas del vélib' y el Quai 54 de baloncesto. La primera es una carrera ciclista amistosa en la que cualquier particular puede participar con la única condición de utilizar una bici de alquiler público, las llamadas vélib'. Las 24 horas sólo han sido 12, en realidad, y han venido acompañadas por un montón de actividades alternativas como campeonatos de petanca, carrera ciclista infantil y espacios de participación ciudadana. También había una zona con food-trucks que son la gran moda gastronómica del momento.
El Quai 54, por su parte, es mucho más profesional. Es un espectáculo de baloncesto en el que se mezclan todos los elementos más llamativos de este deporte como concursos de mates, partidillos tres contra tres y actuaciones en los descansos, especialmente de música hip-hop. Durante todo el fin de semana, algunos jugadores de la NBA han participado en este acontecimiento y varios raperos han amenizado las pausas. Máxima expectación, 20.000 espectadores y una pantalla gigante en la plaza Concorde que estaba tomada por la policía.
No es la última etapa del Tour, pero está muy bien
Esta zona también tenía mucho éxito
Los dependientes de esta pizzería llevaban camisetas de rayas a tono con la exposición de Gaultier que se encuentra justo al lado, en el Grand Palais, y de la que os hablaré pronto.
La pizza Margarita estaba buenísima
La Concorde cortada y llena de policías
Pantalla gigante
jueves, 11 de junio de 2015
La nueva cara del Pont des Arts
Parece que por fin se ha completado la retirada definitiva de los candados en el Pont des Arts. Aunque ha sido un proceso que ha llevado meses y que todavía no ha terminado (faltan las barandillas de acceso al puente), el gobierno municipal ha decidido dar un nuevo aire a los laterales del puente. Todo el que pasee por los alrededores verá que éste ha cambiado completamente su decoración clásica por unos modernos graffitti. No es que me encante la idea pero, al menos, valoro el sentido del humor con que se han diseñado, haciendo bromas sobre la estúpida costumbre de poner candados y sobre algunos detalles pintorescos, incluso sombríos, que tiene la ciudad de París hacia sus visitantes. Os dejo con las imágenes.
Exterior del lado oeste
El amor es la llave: no hace falta poner candados en los lugares públicos
En este graffitti, los candados se han derretido
Más gracietas sobre los candados y las llaves
Varios vehículos a cuál más lento
¿Será ése el pobre Rafa Nadal que este año no ha podido revalidar el título de Roland Garros?
Los franceses no hablan inglés y aquí se cachondean de eso
Algunos hoteles dejan bastante que desear
París no se libra de la contaminación
Mil puntos conseguidos, ¿o serán mil pesetas?
Exterior del lado este
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