Folleto de la exposición
Comienza el recorrido hablando de Rammellzee, el creador del rap y el primer graffitero que realizó una exposición en un museo. Rammellzee no sólo abrió el mercado del arte sino que traspasó la frontera de la pintura sobre muros creando obras sobre diferentes materiales, como lona alquitranada, cartón o metal, y sumando otros elementos al estilo de un collage. De este artista multidisciplinar encontramos, entre otras obras, una puerta que por un lado representa los años 80 y por el otro, la Edad Media.
Seguimos con obras de otros artistas como las piezas de Crash, inspiradas en la cultura pop, o el autorretrato de Lady Pink que es, además, el cartel de la exposición y cuyos colores coinciden, casualmente, con los del logotipo de la Pinacoteca. También hay varios graffiti de la colección Gallizia, la primera del mundo dedicada al arte urbano y que ha llegado a exponer en el mismísimo Palacio Matignon, sede de la presidencia del Gobierno y residencia del Primer Ministro francés, o en el Grand Palais de París. Finaliza la muestra con más graffiti de Koor, Toxic y, de nuevo, Rammellzee.
Como decía al principio, es una muestra interesante, impactante y bastante bien organizada por temas. Por desgracia, no ha despertado mucha expectación: el día que yo la visité era viernes por la tarde y las salas estaban vacías. Sinceramente no lo entiendo. Creo que el tema es uno de los más sencillos de entender por el gran público y bastante atractivo, desde luego, más que la decepcionante exposición de la época de Klimt. Parece que la Pinacoteca no anda muy fina últimamente con su estrategia de marketing. En cualquier caso, creo que puede jugar en contra de esta exposición el tópico de que los graffiti sean un arte menor y una expresión nacida, para muchos, como un mero acto vandálico.