Para evitar un larguísimo debate parlamentario (se habían presentado más de 3.000 enmiendas al proyecto de ley) y la indisciplina del grupo, el Gobierno decidió aprobar la medida directamente aplicando el artículo 49.3 de la Constitución. En él, se dice que el Gobierno puede aprobar una norma con rango de ley sin someterla a la aprobación del Parlamento, salvo si se vota una moción de censura en las siguientes 24 horas. Pues bien, eso es lo que la oposición decidió hacer. En un tensísimo ambiente, varios portavoces de los grupos de oposición han ido criticando tanto el uso de este procedimiento legal como la división interna del partido del Gobierno. A pesar de las discrepancias dentro del grupo socialista, la moción no ha prosperado y ha sido rechazada por 289 votos contra 234 a favor de un total de 577 escaños. Hay que tener en cuenta que en caso de haberse aprobado la moción, se habría disuelto la Asamblea Nacional y convocado elecciones de modo que habría sido el fin del Gobierno de Valls y de su partido. Las encuestas no son nada halagüeñas para los socialistas bien por las medidas impopulares que están tomando, bien por la falta de carisma de sus dirigentes. Ahora mismo el partido con mayor intención de voto es el Frente Nacional. Si Valls estaba mejor considerado que el Presidente Hollande, esta última semana su imagen pública se ha visto muy deteriorada. Ya hace tiempo que se critica su autoritarismo y su actitud déspota incluidos sus gestos, como señalar constantemente con el dedo índice. Esta moción ha sido, sin duda, la puntilla a su imagen pública.
Ni la foto ni el titular son gratuitos. Dedo índice amenazante, mano izquierda que estrangula el micrófono, gesto enojado, traje negro y una frase en latín: con mano militar. Cuando los franceses usan el latín, es que algo va muy mal.
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