La política anda revuelta en Francia. Las bajísimas tasas de popularidad del Presidente están haciendo que el Primer Ministro ocupe cada vez más espacio público. El pasado 25 de agosto, Manuel Valls presentó la dimisión en bloque de todo su gobierno para formar uno nuevo a continuación, más acorde a las políticas de tipo social-liberal que desea llevar a cabo y que son altamente impopulares. Barcelonés de nacimiento y con doble nacionalidad española y francesa, Manuel Valls está multiplicando sus apariciones públicas y sus viajes a otros países, fundamentamente dentro de la Unión Europea. También son cada vez más frecuentes sus intervenciones en los medios de comunicación para "explicar la acción de su gobierno". Hoy domingo por la noche se someterá a una entrevista en la cadena pública France 2 y, posteriormente, se emitirá un documental sobre su persona y su trayectoria política. El miércoles 10 pronunciará un discurso en la Fundación Jean Jaurès sobre la igualdad, tema central de los partidos de izquierda para contrarrestar las críticas a su derechización.
Palacio Matignon, residencia y lugar de trabajo del Primer Ministro
Todo esto responde a una estrategia para compensar la pésima imagen de François Hollande. La principal razón por la que fue elegido presidente, en lugar de su rival Nicolas Sarkozy, fue que éste se plegaba demasiado a las órdenes del gobierno alemán en materia económica. A los franceses no les gusta nada que su gobierno sea un pelele de otro país, sea Estados Unidos, Alemania o cualquier otro, por eso se han llevado una gran decepción al ver que Hollande también se ha doblado a las órdenes de la Unión Europea en materia económica como la política de recortes o la contención del defícit público. Por si no fuera suficiente, desde hace meses no para de airearse en público su vida privada: en primer lugar que tenía una amante, luego que su compañera sentimental tuvo una crisis nerviosa. Ésta, Valérie Trierweiler, publicó un libro contando con pelos y señales todas las vicisitudes de su relación y todos los defectos del Presidente, poniendo especial énfasis en su clasismo y falta absoluta de sensibilidad hacia los demás. Ahora se está dedicando a presentar el libro en Francia y en otros países y, por lo visto, está siendo todo un éxito de ventas. Además, un fotógrafo se coló en el Palacio del Elíseo burlando los sistemas de seguridad para conseguir imágenes de Hollande con su nueva pareja Julie Gayet. Por otro lado, en lo político, su rival Sarkozy vuelve a la primera plana de los periódicos al haber sido reelegido presidente de su partido, la UMP. Y el Frente Nacional cada vez cuenta con más apoyos recolectando principalmente voto decepcionado de izquierda.
En esta situación es lógico que se dé más cancha pública al Primer Ministro que al Presidente, ya que éste último se está conviertiendo en un lastre para la actuación del gobierno. Y también en el objeto de burla de los franceses, como en su última visita a Kazajistán donde se probó el traje típico del país que, por desgracia, no le sentaba muy bien. El señor Hollande no tiene lo que se llama tête à chapeau o es que alguien se confundió con la talla del chapka.
Valérie Trierweiler ocupando más portadas que el presidente
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