Una de las exposiciones que más expectación han despertado en París es la que el museo Quai Branly dedica a la cultura maya. Se llama Mayas, un tiempo sin fin y muestra diferentes aspectos de la cultura maya desde la vida cotidiana hasta los ritos sagrados pasando por su organización social y, muy especialmente, su concepción del tiempo, de ahí el nombre de la exposición. Como muchos pueblos precolombinos, los mayas creían que el tiempo no era lineal sino en espiral, es decir, una serie de ciclos que se repetían. Para ellos, el tiempo era el movimiento del espacio. Como grandes astrónomos que eran, habían calculado las órbitas de Mercurio, Venus y Marte y también los ciclos lunares, los eclipses y otros fenómenos. Inspirados por los olmecas, crearon calendarios y tablas de cálculo de gran perfección, más avanzadas que las que usaban los europeos en aquel momento. Muchos recordaréis que, según estos calendarios mayas, el mundo se iba a acabar el 28 de diciembre de 2.012 pero... no fue así. No sé de dónde salió esta idea pero sabiendo que ellos concebían el tiempo ciclícamente, el tema del fin del mundo no tiene sentido, como mucho se podría producir un cambio de época.
Los mayas también fueron una civilización muy avanzada técnica y científicamente. Sus construcciones como los palacios y las grandes pirámides, sus esculturas y los objetos artesanos (de los que aquí se exponen algunos) alcanzaron un importante grado de perfección. También crearon una sociedad compleja y muy estructurada en la que los sacerdotes y los ritos religiosos eran importantísimos. Uno de los aspectos más curiosos de la exposición es la descripción física de los mayas: cuando un bebé nacía, se le colocaban dos tablillas en el cráneo, una delante y otra detrás, para modificarlo y darle forma cónica; además se le colocaba un guijarro en la frente para provocar estrabismo. Más adelante, en la adolescencia se limaban los dientes y se realizaban escarificaciones y tatuajes. Entre estas deformaciones físicas rituales y los adornos realizados con plumas, piedras y metales, debían de tener un aspecto muy llamativo. ¿Qué pensarían los españoles cuando los vieran por primera vez?
En la exposición también vemos una reproducción de dos tumbas en las que se guardaban objetos cotidianos para la vida en el más allá (lo que también hacían los egipcios, los otros grandes constructores de pirámides). Otra parte de la muestra, nos enseña sus ritos más sangrientos como sacrificios humanos y autolesiones como ofrenda a los dioses. Vemos también un aro que se usaba en el juego de pelota, que no era sólo un espectáculo sino que también tenía significado religioso, y esculturas de dioses y objetos chamánicos.
Como se puede ver, en esta exposición se da una idea muy general de los mayas profundizando en algunos aspectos concretos pero sin resultar pesada ni larga, aunque se compone de más de 400 objetos. Además las explicaciones que se encuentran al inicio de cada sección son claras y directas, sin demasiados rodeos y sin perderse en detalles nimios. Por todo ello, recomiendo absolutamente esta exposición. Podéis disfrutarla hasta el 8 de febrero.
Estela de Kukulkán
Objetos cotidianos, a la izquierda un bote en forma de tortuga, a la derecha silbatos en forma de búho y pájaro
Máscara hiperrealista
Altar bicéfalo
Ruedas calendáricas
Aro del juego de pelota
Representación de un ojo divino: las franjas verticales representan las pestañas y la espiral, la pupila
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