Performance en la que participan los visitantes
Los sótanos son un lugar muy especial de este centro ya que se encuentran obras por todas partes: en las escaleras, en las vigas, en las paredes... Cualquier lugar es bueno para lanzar una propuesta. Aquí, más que en ningún otro rincón del palais, se ve que el edificio está en permanente revisión. Digamos que los espacios son como un lienzo en blanco para los artistas que pueden mostrar su creatividad sin apenas limitaciones.
Obras de diferentes exposiciones y artistas
En el final del recorrido, me encontré con una obra del artista español Fernando Sánchez Castillo llamada Guernica Syndrome y que está compuesta por varias piezas creadas con restos del Azor, el barco del dictador Francisco Franco. Sánchez Castillo adquirió el yate en 2.011 y lo desguazó para crear este conjunto escultórico.
Guernica Syndrome
Y por si tantas obras os han dejado con ganas de más, podéis visitar la tienda y comprar libros de arte. Tiene tantos y tan variados (de arte de todas las épocas y estilos, de moda, de filosofía, de política...) que parece una librería más que una tiendecita de recuerdos. Y si entra hambre, nada mejor que comer algo ligero en su cafetería. Para aquellos que prefieran algo más contundente, se puede comer y cenar en el restaurante Tokyo Eat que también es un espectáculo en sí mismo y siempre está llenísimo. A pesar del nombre y de las constantes referencias a Tokyo, el plato estrella es el steak tartar. Y para los más elegantes, el Monsieur Bleu, en el ala oeste, con sus recetas de cocina-fusión que se pueden disfrutar durante todo el día.
Imagen del Tokyo Eat
No hay comentarios:
Publicar un comentario