Después de haber hablado del barrio japonés, tenía una deuda pendiente con el barrio chino, uno de los más populares de todo París. Está situado en el distrito XIII, en el triángulo formado por la Place d'Italie y las paradas de metro Porte de Choisy y Porte d'Ivry, siendo la zona más cercana a estas estaciones la que está más llena de gente siempre. De hecho, en la avenida de Choisy, saliendo de la parada de metro Porte de Choisy a la izquierda, hay dos restaurantes que se llaman Tricotin y Hao Hao que están siempre llenos hasta la bandera, incluso entre semana. La posibilidad de encontrar restaurantes con auténtica comida asiática a buen precio lo ha convertido en el sitio de moda entre la gente joven para salir a cenar. No tiene el encanto hipster del Marais, ni el estilo bohemio de la rue Mouffetard y alrededores pero sus restaurantes están siempre llenos. Aunque a este barrio se le llame "chino", en realidad, muchos de los negocios pertenecen a personas originarias de Vietnam, Laos, Tailandia, Birmania, Camboya... y otros territorios que, en su momento, fueron protectorados franceses en Indochina. Los chinos de verdad han llegado más tarde.
Además de ser un plan excelente para cenar y comer platos ricos y sabrosos, auténticos y baratos, en el barrio chino también se puede ir de compras, empezando por la comida preparada que se puede adquirir en los numerosos traiteurs, objetos de regalo en sus bazares y joyas, gemas y bisutería en sus joyerías.
Y para finalizar, unas cuantas recomendaciones basadas en experiencias propias y ajenas. Como consejo general, debo decir que los platos, especialmente las sopas, son enormes así que si vais a cenar en algún restaurante de esta zona, tened cuidado de no pedir demasiado. Es mejor pedir poco al principio y después volver a solicitar la carta, si aún os habéis quedado con hambre, que pasarse con la comanda y salir llenísimo de la cena. A nivel más concreto, en estos resturantes no vais a encontrar falsa comida china como en la mayoría de los restaurantes chinos que hay en España en los que todo sabe a glutamato, fritanga y preparados industriales en polvo. Aquí la comida es más cercana a la original de los países de Asia oriental y os recuerdo que la cocina asiática lleva muchas hierbas y especias (el jengibre y el cilantro los vais a encontrar hasta en la sopa, literalmente) de manera que quizá os sorprendan los sabores y sus mezclas. Resulta muy interesante educar el paladar en nuevas experiencias gastronómicas pero hay que ser consciente de ello porque no a todo el mundo le gustan según qué combinaciones. Atención también con los picantes, que uno se emociona mientras come y luego acaba transformado en dragón por un día: de la boca sale fuego. Accidentalmente, me tragué un trozo de guindilla mientras comía una sopa de pescado y el picor de la boca y la garganta eran tan desagradables que luego me tuve que comer dos mangos enteros para refrescar, o cicatrizar, las partes afectadas. Por no hablar del denominado «efecto campana» de la comida picante, esto es, pica cuando entra y repica cuando sale, ya me entendéis. Cuidado también con la citronela, no pidáis varios platos que la lleven: si tomáis un plato con esta hierba, os dará un gusto ácido muy rico pero si tomáis más de uno, tendréis la sensación de haber lamido un ambientador de coche. Parecido ocurre con el omnipresente jengibre, cuya acumulación en el paladar anula el resto de sabores y parecerá que os habéis bebido un frasco de colonia. Espero haberos orientado bien.
Enorme supermercado asiático recién abierto en Avenue d'Ivry
Tienda de congelados
Agencia inmobiliaria
Despacho parroquial de Nôtre-Dame de Chine
En los bazares chinos se encuentran un montón de horteradas y horripilancias pero más auténticas que las de los bazares chinos de España
Uno de los muchísimos restaurantes en cuya carta se ofrecen platos de diferentes países de Extremo Oriente
Hasta McDonald's tiene letreros en kanjis. Aunque este restaurante hace años era mucho más divertido
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